sábado, 25 de julio de 2009

CLARA BARTON, ENFERMERA AMERICANA

Henri Dunant se dedicaba a los negocios y cuando viajaba por el norte de Italia asistió impávido a la tétrica “batalla de Solferino” el 24 de junio de 1859, el mismo día en que allí se enfrentaban los ejércitos austriaco, francés y piamontés. El reino de Piamonte-Cerdeña fue el que lideró la reunificación de Italia, convirtiéndose su monarca Víctor Manuel II, en rey de Italia en 1861. Al anochecer, sobre el escenario de la “Batalla de Solferino”, yacían 40.000 hombres prácticamente abandonados a su suerte. Henri Dunant vio cómo morían los heridos sin asistencia y, ayudado por gente de los pueblos cercanos, se dedicó a socorrerlos.

Henri Dunant que era un filántropo, bien formado con buena cultura y emprendedor, había quedado tan impresionado, que ese fatal recuerdo le llevó tres años después a escribir y publicar un libro llamado “Recuerdo de Solferino”. Dunant plantea la idea germinal de lo que serán las futuras sociedades de la Cruz Roja. Escribió textualmente "...cuya finalidad será cuidar de los heridos en tiempo de guerra por medio de voluntarios entusiastas y dedicados, perfectamente calificados para su trabajo...". Desde un primer momento, Dunant concibió las sociedades como entes neutrales, dispuestos a prestar ayuda humanitaria a quien la necesitara, independientemente de su raza, nacionalidad o creencias.

Su idea la recogieron cuatro miembros de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública que, junto con él, impulsaron el proyecto hasta la constitución formal en 1863 del Comité Internacional de la Cruz Roja.
En muchos países se constituyeron Sociedades Nacionales de la Cruz Roja, y algunos grupos que habían llevado a cabo tareas humanitarias en guerras anteriores del siglo XIX se afiliaron a ella. La Convención de Ginebra fue firmada por el Reino Unido en 1870. Los Estados Unidos de América se abstuvieron de refrendarla hasta 1882, cuando Clara Barton, con firme determinación, sentó las bases para que el Congreso la ratificara.

Clarissa Harlowe Barton (25 de diciembre de 1821 – 12 de abril de 1912), más conocida como Clara Barton, fue una pionera, profesora, enfermera y humanista estadounidense. Ha sido descrita como un espíritu indomable y es especialmente recordada por organizar la Cruz Roja estadounidense.
Clara Barton nació en Oxford, Massachussets, sus padres eran abolicionistas. (El abolicionismo es una doctrina que propugna la anulación de leyes, preceptos o costumbres que se consideran atentatorios a principios humanos y morales. El término se aplicó principalmente a la corriente que propugnaba la abolición de la esclavitud). El padre de Clara fue un agricultor y criador de caballos, mientras que su madre Sarah era ama de casa. Los dos ayudaron a fundar la primera iglesia Universalista en Oxford.

De niña, Clara era tímida y retraída. Tenía dos hermanos Stephen y David y dos hermanas Dorothy/Dolly y Sally, que tenían por lo menos diez años más que ella. La joven Clara fue educada en casa y era extremamente lista. Se ha dicho que sus hermanos se mantenían ocupados contestando sus múltiples preguntas y que cada uno le enseñaba habilidades complementarias, sus hermanas mayores como profesoras. Sus hermanos le enseñaron a andar en caballo y otras actividades que en esa época se consideraban apropiadas para hombres.

Cuando Clara tenía once años, su hermano David se cayó de una viga en un granero en construcción. Clara permaneció a su lado por dos años y aprendió a administrarle todas sus medicinas, inclusive "las grandes y repugnantes sanguijuelas reptantes".

Como seguía desarrollando mucho interés por la enfermería, Clara podría haber sacado inspiración de los cuentos familiares de su tía abuela, Martha Ballard, que trabajó en el pueblo de Hallowell (más tarde Augusta). En Maine trabajó como comadrona por tres décadas. Ballard ayudó a dar a luz a casi mil bebés entre 1777 y 1812 y en muchos casos administró cuidados médicos como cualquier médico de su época.

Cuando el padre de Clara agonizaba, le dio un consejo que recordaría más tarde: "Como patriota, me aconsejó servir a mi país con todo lo que tenía, incluso con mi vida si fuera necesario; como hija de un masón aceptado, me aconsejó buscar y dar consuelo a los afligidos, y como cristiana me encargó honrar a Dios y amar a la humanidad".

En abril de 1861, después de la Primera batalla de Bull Run, Barton creó una agencia para obtener y distribuir provisiones a los soldados heridos. El general William Hammond le dio un pase para viajar en las ambulancias del ejército para dar consuelo a los soldados y curarlos. Presionó a la burocracia del ejército estadounidense, primero sin éxito, para traer sus propias provisiones médicas al campo de batalla. Finalmente, en julio de 1862, obtuvo permiso para viajar tras la línea de batalla, llegando a los más sombríos campos de batalla y sirviendo durante los asedios de Petersburg, Virginia y Richmond Virginia. En 1864 el general de la Unión Benjamín Butler la nombró "dama mandante" de los hospitales al frente del Ejército de James.
Se estima que entre 2.000 y 10.000 mujeres, o incluso más, participaron en tareas de enfermería y administración de los hospitales durante la Guerra de Secesión. Nombres famosos de enfermeras americanas son: Dorotea Dix; Clara Barton; Louisa May Alcott; Mary Ann “Madre” Bickerdyke y Walt Whitman.

Las enfermedades a las que se tuvieron que enfrentar las enfermeras con unas condiciones sanitarias inadecuadas y un cuerpo médico en general disperso y desorganizado fueron: la septicemia, la erisipela, la gangrena y el tétanos que eran complicaciones muy comunes entre los heridos. Casi cualquier tipo de edificio se convertía en hospital militar, los hospitales base se instalaban en hoteles, iglesias, almacenes, escuelas, granjas y demás edificios públicos. Al principio los heridos eran retirados del campo de batalla en camillas de mano, más tarde se organizó un transporte de servicio sanitario utilizando como ambulancias carretas cubiertas y tiradas por caballos, que carecían de muelles amortiguadores causando gran dolor a los heridos.
En 1865, el presidente Abrahan Lincoln le encargó la búsqueda de desaparecidos del ejército de la Unión. Mientras se dedicó a esta labor, averiguó sobre el paradero de 30.000 hombres. Cuando acabó guerra, fue mandada a Andersonville, Georgia para instalar, marcar y poner nombre a las tumbas de los soldados de la Unión que se enterraron allí. Esta experiencia la motivó a empezar una campaña nacional para identificar a los soldados desaparecidos durante la guerra civil estadounidense. Publicó listas de los nombres en los diarios y se carteaba con las familias de los soldados.

Barton daba charlas sobre sus experiencias de la guerra. Conoció a Susan B. Anthony comenzó una larga asociación con el movimiento sufragista. También conoció a Frederick Douglass y se hizo activista para los derechos civiles de los negros.
Primer contacto de Barton con el Comité Internacional de la Cruz Roja
Los años de trabajo fueron muy duros durante la guerra civil estadounidense y sus esfuerzos buscando soldados desaparecidos debilitaron a Barton. En 1869 sus médicos le recomendaron tomarse un descanso y hacer un viaje relajante a Europa. En 1870, mientras estaba en el extranjero, conoció y se involucró en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y su trabajo humanitario durante la guerra franco-prusiana. El CICR, creado en 1864, se fundó para proveer servicios humanos a todas las víctimas de la guerra bajo una bandera de neutralidad.

Organización de la Cruz Roja estadounidense
Cuando Clara Barton regresó a los Estados Unidos, inauguró un movimiento para que el gobierno estadounidense reconociera al Comité Internacional de la Cruz Roja. Cuando empezó este trabajo en 1873, la mayoría de los estadounidenses pensó que los Estados Unidos nunca volverían a enfrentarse a una calamidad tal como la guerra civil pero durante la administración del presidente James Garfield, Barton finalmente tuvo éxito, arguyendo que la nueva Cruz Roja estadounidense podría responder a otras crisis aparte de la guerra.

Naturalmente, Barton fue la presidenta de la sucursal estadounidense de la asociación, fundada el 21 de mayo de 1881. John D. Rockefeller donó los fondos para crear una oficina nacional central en Washington, DC. situada a una cuadra de la Casa Blanca.
A Clara Barton en la Guerra de Secesión, fue conocida como “la pequeña dama solitaria vestida de seda negra”. Casi todas las enfermeras de la guerra estaban bajo la supervisión de Miss Dix; cuantos trabajaban para socorrer a los heridos o enfermos estaban asociados a organismos caritativos o de ayuda, a la Comisión Sanitaria recién creada el 3 de junio de 1861 por orden expresa del presidente Abraham Lincoln, o a organizaciones religiosas. Sin embargo, Miss Barton no podía acatar órdenes o compartir autoridad, y confiaba únicamente en su propia iniciativa. Dirigió por si misma una operación de socorro a gran escala en la que entregó grandes cantidades de provisiones al ejército y a los hospitales. Además sirvió personalmente en los hospitales federales y en los campo de batalla y cuidó a los heridos de la Confederación. Su imparcialidad se reflejaba en los cuidados de enfermería, que dispensaba por igual a los blancos y a los negros, a los norteños y a los sureños. Con frecuencia usaba sus propios recursos para cubrir necesidades tales como equipamiento médico, ropas adecuadas, alimentos y camas.

En más de una ocasión las balas atravesaron su vestido y los hombres a los que cuidaba fueron alcanzados en sus brazos. Con el tiempo, Miss Barton se convirtió en una de las figuras más prominentes de la enfermería seglar en la Guerra de Secesión. Su labor, impregnada por los ideales que en la actualidad caracterizan a la Cruz Roja, constituyó la base para la posterior creación de la Cruz Roja Americana (1881).

Clara Barton, había trabajado como maestra de la escuela en Nueva Inglaterra, en 1854 accedió a un puesto de secretaria en la Oficina de Patentes de Washington DC. Es posible que ésta fuera la primera vez que una mujer ocupaba un puesto en la Administración. Sin embargo, Miss Barton fue despedida por sus opiniones declaradas sobre la esclavitud. Parecía tener una habilidad especial para ser la primera en llegar a la escena y la primera en abandonarla en cuanto aparecían otros. Ya se encontraba en Washington prestando ayuda al VI Regimiento de Massachussets cuando llegó Dorothea Dix.
Cuando finalmente se firmó la paz, Clara Barton llevó a cabo una larga investigación, financiada por ella misma, para buscar 80.000 desaparecidos del ejército. También dio 300 conferencias sobre los campos de batalla de la Guerra de Secesión y creó el primer cementerio nacional en tierras de Andersonville.

Miss Barton sufrió una depresión nerviosa, proceso que ya la había afectado anteriormente y los médicos le indicaron que fuese a Europa, donde permaneció durante 4 años. Un mes después de llegar a Europa conoció la existencia de la Cruz Roja Internacional.
Clara Barton sirvió como enfermera con la Cruz Roja en 1870 durante la Guerra Franco – Prusiana. En los campos de batalla y en las ciudades asoladas de Francia repitió su actuación de la Guerra de Secesión Americana. También pudo comprobar la organización sistemática y la notable eficacia de la Cruz Roja y prometió que Norteamérica se uniría a ella. Tiempo después el Kaiser la condecoró con la “Cruz de Hierro”. Tras una ausencia de cuatro años, Clara Barton regresó a los Estados Unidos y comenzó su cruzada para la creación de la Cruz Roja Americana. Finalmente, en 1881 se formó el Comité de la Cruz Roja, pero no fue hasta 1882 cuando el gobierno ratificó la Convención de Ginebra y otorgó al comité carácter oficial. Clara Barton fue su primera presidenta, cargo que mantuvo hasta 1904. Su casa de Glen Echo, Maryland, sirvió de cuartel general de la organización. Según el estatuto oficial, la Cruz Roja estaba dedicada a continuar y mantener un sistema de socorro nacional e internacional en tiempo de paz y a entregarse por igual para mitigar los sufrimientos causados por las plagas, el hambre, los incendios, las inundaciones y otras catástrofes nacionales, así como a desarrollar y llevar a cabo medidas para prevenirlos.
Las primeras actuaciones de la organización en los Estados Unidos fueron durante una epidemia de fiebre amarilla en Florida, en 1888, y durante la inundación de Johnstown, en 1889. En 1909 la Cruz Roja Americana se reorganizó bajo la dirección de Jane Delano, momento en que planificó un Servicio de Enfermería de la Cruz Roja compuesto por “un cuerpo de reseva de enfermeras graduadas con cualificación específica”. Esta formación complementaría a las enfermeras regulares del ejército y de la Marina cuando la ocasión lo exigiera.
En las ciudades de Estados Unidos, y hasta la aparición de las primeras Escuelas establecidas de formación para enfermeras, las personas que se dedicaban al cuidado de los enfermos y las parteras recibían únicamente conferencias esporádicas por parte de los médicos. Sin embargo, esto no constituía en absoluto un curso organizado de formación. La mayor parte de la información se obtenía simplemente ejerciendo la enfermería tal y como era. Muchas enfermeras se formaron en las continuas guerras que acuciaron al continente americano, realizando sus primeras curas en los propios heridos. La única preparación organizada la ofrecían las comunidades católicas, pero quedaba limitada a los miembros de la orden.
El Museo de Clara Barton
Se ha creado un museo en el lugar de nacimiento de Clara Barton en North Oxford, Massachussets, funciona como parte del Centro Barton para la Educación sobre la Diabetes, un proyecto humanitariano creado en su honor para educar y apoyar a niños con diabetes y a sus familias.

Fotos: Las fotos están escaneadas de los libros de Historia de la Enfermería y de Internet.

*Manuel Solórzano Sánchez; **Jesús Rubio Pilarte y ***Raúl Expósito González
* Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS
** Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
*** Enfermero Servicio de Medicina Interna del Hospital General de Ciudad Real
masolorzano@telefonica.net
jrubiop20@enfermundi.com
raexgon@hotmail.com

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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