sábado, 5 de febrero de 2011

(2) HISTORIA DE ENFERMERÍA CONGRESO BARCELONA

XI CONGRESO NACIONAL VI INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LA ENFERMERÍA Barcelona 25, 26 y 27 de Noviembre de 2010

La Influencia de la Historia en la construcción del pensamiento enfermero

Hablaremos primero del trabajo de Alberto González García titulado “La Representación de la Enfermería a través de la labor sanitaria de la Sección Femenina en las Campañas de vacunación obligatoria en la postguerra”, en su resumen nos contaba que: El objetivo de este artículo es analizar la Historia de la Enfermería en España durante el periodo de postguerra (1940-1955) a través del estudio de los cuidados de enfermería divulgados en el diario La Vanguardia. Para ello, proponemos relacionar la representación iconográfica de las profesiones sanitarias con el discurso científico de la época en materia de cuidados divulgados en la prensa general. Las conclusiones son que la política sanitaria de la postguerra se caracterizó por la lucha contra la mortalidad infantil y aumento de la natalidad reproduciendo los argumentos políticos del régimen franquista. Además, la actividad sanitaria en materia de vacunación de la Sección Femenina reflejada en la prensa se centró de forma exclusiva en las campañas de vacunación antidiftérica porque conformaba el ejemplo ideal de profesión sanitaria femenina, con tareas de cuidado materno-infantil basadas en su carácter intuitivo, no productivo y filantrópico. Finalmente, las imágenes transmitidas reforzaban la autoridad del colectivo médico y mostraban al resto de profesiones sanitarias como auxiliares y subordinadas a éste.

Alberto Hernández Marrero, presentó en póster “La historia de los Cuidados”, en el congreso solamente se presentó el resultado del grupo de discusión. Este es uno de los resultados de su Tesis. Si hay alguien que esté estudiando su mismo tema, estaría encantado de compartir su trabajo. En la introducción nos decía: “¿Qué hace que el colectivo de enfermería se vea permanentemente imbuido en una invisibilidad consentida por él mismo, por otros profesionales de la salud, por las instituciones y por la propia sociedad a la que da servicio?” (Revista ROL de enfermería, año 2008, página 12.). Su objetivo es conocer la opinión de los expertos respecto a los problemas que más preocupan a los profesionales de enfermería, y como conclusiones exponía que la escasa epistemología conceptual del campo provocada por la falta de promoción de una investigación reflexiva y la presión de factores institucionales de poder, identidad y género, junto a una formación incipiente “de marcada orientación biomédica”, hacen que la invisibilidad de la enfermería siga siendo hoy un reto y una barrera a superar.

Alejandrina Arratia Figueroa nos presenta “Obra de San Juan de Dios. Hito en la Historia de la Enfermería Chilena”. La dedicación de San Juan de Dios al cuidado de las personas enfermas, pobres y desamparadas, su gran capacidad de sensibilizar acerca del dolor ajeno, su amor e inteligencia lo convirtieron en un gran innovador y creador de la ciencia asistencial y hospitalaria de su tiempo. En Chile (1616), la Congregación se instala en lo que inicialmente fue el Hospital Nuestra Señora del Socorro (1552), el que pasa a llamarse San Juan de Dios. El primero, fue fundado por el gobernador Pedro de Valdivia en dónde la figura de Inés de Suarez, ocupa un rol relevante como enfermera informal. En 1617 los hermanos de la Congregación, se hacen cargo de los hospitales de Santiago y Concepción y logran en 20 años de administración mejorar la atención en salud. La curación y asistencia de los enfermos estaba a cargo de los religiosos. Entre los años 1734 y 1738 respectivamente, se reconoce la incorporación de dos mujeres que cumplieron funciones de enfermera; no existe constancia de que otras, ejercieran cuidados a los enfermos en el hospital hasta la llegada casi 100 años más tarde, de las Hermanas de la Caridad. El responsable de la atención de los enfermos era el padre enfermero mayor, que dentro de sus funciones explícitas incluía la de recibir con amor a los pacientes. El legado de la Congregación constituye, un hito en la historia tanto de la Enfermería Chilena como de otros países en Latinoamérica. Esto, motiva realizar una reflexión histórica la que se propone destacar: el espíritu de servicio de los hermanos de San Juan de Dios y los valores que sustentaron su tarea asistencial. Entre ellos, la tenacidad, paciencia, tolerancia, responsabilidad y una admirable compasión; junto a una importante capacidad gestionadora y entrega a los más necesitados; logrando demostrar en forma permanente, una labor de servicio centrada en la persona. Cabe señalar finalmente, que el pensamiento enfermero actual, requiere contar con ejemplos que refuercen y realcen los valores y virtudes fundamentales de la profesión; los que deben conducir a modelos profesionales sólidos y sustentables. El otro trabajo que presentó fue “Inés de Suárez: Su aporte a la Historia de la Enfermería Chilena”. Inés de Suárez (1507-1580), española nacida en Extremadura, llega al Nuevo Mundo (1537) y participa en la Conquista de Chile y Fundación de Santiago. Tuvo una gran influencia política y económica: “Su nombre y persona aparecen rodeados de admiración, respeto y afecto de sus contemporáneos, sin excepción ninguna”. Los cronistas de su época la definen como una mujer aguerrida, admirada por su firmeza, abnegación y caridad con el próximo. Realizó una importante tarea de servicio, compasiva y solidaria en el cuidado a los enfermos, lo que permite reconocerla como una enfermera innata. En tal sentido, su dedicación y preocupación la condujo a “organizar un verdadero pequeño hospital público”. Al respecto, el gobernador Pedro de Valdivia le solicitó gestionar la construcción del primer Hospital Público chileno, (1552) Nuestra Señora del Socorro. A diario visitaba a los enfermos, especialmente los más abandonados. “Peregrinaciones de piedad o caridad se repetían incesantemente, viéndola en los diferentes conventos, ermitas y Hospitales”; entregando cuidado espiritual, administrando medicinas, realizando procedimientos, educando en salud. Además, se le reconocen intervenciones médicas quirúrgicas y la utilización de yerbas medicinales. Cabe señalar que la motivación para estudiar este segmento de la historia chilena responde al deseo de realizar un tributo y reconocimiento al legado de Doña Inés en los albores de la Enfermería Chilena. Su aporte, dedicación y servicio hacia los enfermos resalta valores como la compasión, solidaridad, altruismo, abnegación y responsabilidad social. Por otra parte, su sensibilidad, preocupación por el cuidado espiritual y capacidad gestionadora, señalan un comportamiento virtuoso, y un cuidado humanizado centrado en los más necesitados. Sus contribuciones después de varios siglos -se ha escrito muy poco acerca de ella- sorprenden e invitan a reflexionar, repensar y contrastar comportamientos profesionales en pro de fortalecer el pensamiento enfermero actual.

Carlos Lousada Subtil y Margarida da Silva Vieira nos presentan su trabajo “Manuales para las prácticas de los enfermeros en el Antiguo Régimen”. La presente comunicación tiene por objeto contribuir a la construcción de una identidad de las ideas y cultura de la enfermería en Portugal a finales del Antiguo Régimen. Después de delinear un marco general para contextualizar el nuevo sentido que la salud de las personas y el tratamiento de los enfermos iba a ser adquirida, se hace la presentación y análisis de la “Luz da Medicina, Pratica Racional e Metódica, Guia de Enfermeiros” (1664), del médico Francisco Morato Roma y “Postilla Religiosa e arte de Enfermeiros” (1741), escrita por el Frey Diogo de Santiago. Destacando algunos aspectos contenidos en estos libros se destina a clarificar los objetivos y campos de prácticas de salud y enfermeras en función de la evolución social y política, de los conocimientos y del desarrollo técnico y científico en el momento.
FOTO 001 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

Los siguientes alumnos: Francisco Montalbán, Paula Montalbo, Sonia Morales, Ana Muñoz, Cristina Naqui, Marc Navarro, y su profesora Lola Bardillo de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), nos presentan su póster “El Cuidado de Enfermería en la Era Cristiana”. Desde tiempos ancestrales, ha habido un cuidado especial por el grupo para asegurar la supervivencia, teniendo en cuenta las necesidades básicas. Por el contrario, durante la Era cristiana (S. I – S. XVI), el valor social del cuidado se referenciaba en la salvación y la caridad cristiana, teniendo siempre presente el cuidado y la asistencia a los demás como medio conductor de la salvación de quien la recibe y de los que se ocupan de darla. Conocer el valor social e institucional que otorga el cristianismo al cuidado del pobre y el enfermo, este era su objetivo. Los cuidados de enfermería, desde la caridad y la ayuda al necesitado, son el instrumento de salvación para la vida eterna. Las necesidades humanas espirituales se anteponen a las necesidades físicas, psíquicas y sociales. Los enfermeros medievales cubrían las necesidades de enfermos y peregrinos. La institucionalización del cuidado se hace a partir de asociaciones religiosas femeninas (diaconisas) con un sentido del cuidado basado en la humildad y la caridad cristiana. Las órdenes religiosas que fueron apareciendo regularon la práctica y la filosofía del Cuidado. El cristianismo ha otorgado al cuidado atributos humanistas como: Cuidado basado en la caridad y el amor al prójimo. Ayuda vocacional. La enfermedad y el sufrimiento adquieren un valor purificador para alcanzar la vida eterna. La institucionalización del cuidado, mejora las condiciones de vida de las personas cuidadas. En el Nuevo Mundo, la práctica de los cuidados implica también evangelización. Por otro lado, podemos atribuir la invisibilidad del conocimiento sobre el cuidado, al valor de la humildad promulgado por la filosofía cristiana y al papel, esencialmente doméstico, otorgado a la mujer.

Francisco Javier Vega Vázquez, José Robles Carrión y Estefanía Pachón María, nos presentan desde el Hospital Virgen Macarena de Sevilla “La Poliomielitis y el Pulmón de Acero: Una demanda social en la Historia”. El presente trabajo se propone como objetivos: Dejar constancia de los primeros pasos en la ventilación mecánica no invasiva, destacar la gran incidencia que tuvo la polio y dar a conocer sus características y conocer la importancia que supuso, la vacunación de la polio, tras el periodo de epidemias, tan importante en Estados Unidos y España. Se obtuvieron los siguientes resultados descripción y evolución histórica (con aporte de imágenes) del rudimentario pulmón de acero diseñado por Alfred f. Jones en 1864 y la mejora por parte del ingeniero Philip Dinker en 1928, así como el pulmón más liviano creado por Emerson en 1931, que se podía accionar de modo manual, siendo éste, el ventilador más vendido en la epidemia de polio. Los datos de España en la primera campaña de vacunación con la vacuna Sabin, que se inició en noviembre de 1963 y con los siguientes resultados: en 1963 se registraron 1.959 casos, que descendieron a 193 en 1964 y a 70 en 1965. Lo anteriormente descrito nos lleva a las siguientes reflexiones: Tras esta revisión se consigue dar una idea de los duros comienzos de la ventilación mecánica y su difícil aplicación por parte de Enfermería. Igualmente se da a conocer la gran incidencia que tuvo la polio en el pasado, causando elevadas tasas de morbimortalidad. Actualmente, gracias a la existencia del calendario vacunal esta casi erradicada. Describimos gráficamente las demandas sociales que existían. Concienciándonos que la investigación es vital para mejorar las buenas prácticas enfermeras, la calidad y la esperanza de vida.
FOTO 002 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

También presentaron “Historia de la Ventilación no invasiva”. La ventilación no invasiva es la aplicación de cualquier tipo de soporte ventilatorio sin abordaje invasivo (intubación endotraqueal o traqueotomía) de la vía aérea. El presente trabajo se propone como objetivos, realizar un breve recorrido histórico, por la Ventilación Mecánica No Invasiva, desde sus inicios hasta prácticamente nuestros días. Dar a conocer los principios generales, las claves para la optimización de nuestras prácticas enfermeras y las indicaciones actuales de la VMNI. Por lo cual, podemos afirmar, que la mejora continua, en las practicas enfermeras, las buenas prácticas, la innovación, la seguridad del paciente han ido paralelas a la evolución , en este caso de la Ventilación Mecánica No Invasiva, por donde han ido pasando y dejando su huella, una serie de personalidades con sus inventos correspondientes, que han supuesto una influencia importante, en nuestra profesión, hasta llegar a la formación especializada enfermera de nuestros días, debido a la utilización de aparatos de alta tecnología , que nos permiten aún mas, proporcionar Cuidados de Enfermería cada vez mejores y más seguros.

Los estudiantes de enfermería Julio González Mesa y Lorena Aragón Marín con su profesora M. Carmen Olivé Ferrer de la Escuela de Enfermería, Universidad de Barcelona, nos presentan su trabajo “Lectura ininterrumpida de “Notas sobre enfermería” de Florence Nightingale. ¿Una experiencia socializadora que trasciende el aula” parte de una lectura ininterrumpida de la obra de Nightingale, organizada por la Fundación Índex, con motivo del centenario de su muerte y que tuvo lugar un curso de 1º de Grado de Enfermería de la Universidad de Barcelona, en la asignatura “Fundamentos históricos, teóricos y metodológicos de la enfermería”?. En el acto se hizo una breve presentación de la biografía y obra de Nightingale, se leyó el fragmento asignado y surgió una puesta en común entre los asistentes. Posteriormente se abrió un tema en el forum de la asignatura, en el cual los alumnos aportaron puntos de vista y opiniones. Los autores de este póster observamos que se estaban poniendo de manifiesto valores importantes para la profesión enfermera. En la bibliografía revisada encontramos los conceptos de socialización profesional, valores, clarificación de valores e identidad profesional y nos apoyamos en ellos para discutir si el acto había contribuido a la socialización profesional del alumnado. Consideramos que así fue, en un contexto teórico que se continuará con la formación práctica, ya que en la experiencia hubo interacción entre los presentes, además de los contenidos puestos en común. Esto pudo estimular la clarificación de valores profesionales, tales como la dignidad humana, la justicia o la verdad. También observamos que aunque el acto es vivido con entusiasmo por el alumnado participante, la asistencia fue de un tercio del grupo.

Leire Calahorra Laffo, Virginia Pérez Ochoa, Laura Marques Cornago, Sagrario Mauleon Osés, Arantza Artázcoz Sanz y Virginia Ruiz Martínez del Centro de Salud de Cascante, en Navarra, nos presentan cuatro trabajos; el primero titulado “Cirugía Menor”. Hoy en día, la variedad de hilos de sutura y su sofisticación es infinita. Pero a lo largo de la historia, los materiales y técnicas utilizadas para cerrar las heridas mediante sutura podían ser de lo más variopintos. En Egipto (Dinastía XVIII, 1550 AC); las heridas de la cara se trataban mediante afrontamiento de los bordes con material adhesivo. En Arabia, comenzó a utilizarse el “kitgut”; vocablo referente a las cuerdas de violín, fabricadas a partir de intestino de vaca. Es posible que de aquí derive la palabra catgut. En La India (Tiempos de Ayurveda); se hacían coincidir los bordes de la lesión y estos se hacían morder por grandes hormigas. Luego seccionaban el cuerpo de las hormigas, quedando la cabeza como un moderno stapler biológico. En la Edad Media (476 a 1453); se empezaron a utilizar técnicas quirúrgicas avanzadas y suturas de seda. En Alemania, durante la Primera Guerra Mundial; se establecen definitivamente los principios básicos del manejo de las heridas y suturas (Cirugía Menor) y se diseñan los primeros materiales sintéticos absorbibles. Actualmente, gracias al esfuerzo de estos pioneros y a la investigación de siglos, poseemos una amplísima gama de suturas, que hacen de la Cirugía Menor una forma de tratamiento efectiva y segura, para los profesionales de enfermería.
FOTO 003 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

El segundo trabajo trata sobre “La Historia de la Curación de las Heridas”. El hombre primitivo, obraba por instinto mediante lavado, inmovilización, cobertura con bálsamo, miel, etc. para la curación de las heridas. Según el papiro de Smith los apósitos datan desde 5000 años A.C. En el antiguo Egipto ya se usaban como apósitos el barro, gomas, resinas, miel, mirra y sustancias oleosas. Hipócrates trataba las heridas con vino, cera de abejas, roble sagrado, aceite, azúcar, sulfato de cobre, vinagre, sal, flor de melilotus y grasa. Posteriormente, en los tratados de curación de las heridas por los árabes, hay datos que llevan a curaciones mediante creencias religiosas, pócimas, emplastes o dietas. Hacia el siglo XV se encuentran los textos de Guy de Chauliac, quien desafortunadamente favorecía la supuración de las heridas; y los trabajos de Teodorico y Enrique de Mondeville que promovían la limpieza de éstas. En el periodo 1497 a 1565 Michelángelo Biondi prescribió la curación de las heridas con aplicación de agua fría desaconsejando la utilización de sustancias medicamentosas por retardar la cicatrización. En 1616 Cesare Magati creó el “Método Magati” que fue seguido durante los siglos XVII y XVIII. Se basaba en la cura oclusiva, ya que protegía la herida de contaminación ambiental. Así se crearon los cimientos para el tratamiento en medio húmedo, que fueron adoptados a partir del siglo XIX. Durante las décadas de los años 50 y 60 imperaba el criterio de que era bueno que las heridas se secaran y formasen costra. En 1962 Winter observó que en un medio húmedo se favorecía la epitelización y a principios de los 70 se empezó a investigar las ventajas de la cicatrización en medio húmedo. La industria farmacéutica sacó al mercado los films de poliuretano. Se consiguieron ventajas pero carecían de capacidad absorbente, no reteniendo el exudado inflamatorio y provocando maceración de los bordes. Posteriormente se desarrollaron sustancias hidroactivas y/o absorbentes que mantienen la humedad, controlan el volumen de exudado y mejoran la cicatrización (cura húmeda con apósito hidrocoloide).
FOTO 004 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

Su tercer trabajo se titula “Historia de la Transfusión Sanguínea”. Desde la antigüedad distintos pueblos y culturas han atribuido a la sangre innumerables propiedades, al considerarla como un elemento vital y mágico. En 1492, fue el Primer intento de transfusión sanguínea registrado. El Papa Inocencio VIII cayó en coma, por lo que se requirió la sangre de tres niños para administrársela a través de la boca. En 1628, el descubrimiento de la existencia de la circulación sanguínea por William Harvey y la identificación de la conexión capilar de las arterias con las venas por Marcello Malphigi, constituyeron las premisas de los primeros ensayos de las transfusiones. Richard Lowe (1665) logró realizar la primera transfusión entre animales y dos años después el cirujano Jean Baptiste realizó la primera transfusión entre animal y hombre. El resultado fue fatal y se prohibió por ley. En el siglo XIX, se reiniciaron las transfusiones sólo en situaciones que peligraba la vida de las personas. Esto trajo consigo la realización de trabajos experimentales en este campo. El obstétra James Blundell (1818) realizó la primera transfusión con sangre humana. En 1864, tanto Rousel como Aveling idearon un sistema de transfusión directa utilizando una tubuladura de caucho. El problema de estos métodos era la propensión a la coagulación. En 1914, fue desarrollado simultáneamente por Albert Hustein y Luis Agote el método de conservación de sangre humana para transfusiones, mediante la adición de citrato sódico. Durante mucho tiempo fue un misterio el hecho de que la transfusión fuera tolerada por algunos individuos, mientras que en la mayoría provocaba reacciones que conducían al choque y casi siempre a la muerte. Karl Landsteiner descubrió mediante experimentación con animales, que tal intolerancia se debía a una aglutinación de los eritrocitos. En 1901 describió el sistema de ABO y en 1940 el sistema Rh. En la actualidad, la transfusión sanguínea es una técnica básicamente de enfermería y requiere un conocimiento fisiológico, un manejo meticuloso de la atención al paciente y la aplicación correcta del protocolo.

Y su último y cuarto trabajo se titula “El Cuidado y El Amor de la Enfermera en todo Tiempo”. La teoría es esencial para el desarrollo de las disciplinas; la enfermería no ha sido ajena a la reflexión y ha generado propuestas teóricas para encontrar su esencia, este desarrollo teórico no se ha producido de forma fragmentada, ha sido paralelo al desarrollo de la profesión, a la calidad y validez de la investigación que nutre la práctica y fortalece la autonomía profesional. El american ditctionay define la profesión: “una ocupación que requiere un entrenamiento considerable y un estudio especializado”. “Algo que se sigue para la satisfacción personal; el trabajo de una vida, una misión, una pasión, un propósito para la vida”.

Desde la primera Escuela de Enfermería en la India 250 a.c. en la creencia budista aparece el cuidado y el amor al ser humano. Durante las plagas que azotaron Europa las enfermeras eran persona dadores de cuidados. San Bernardo en la edad media fundó la orden benedictina de Enfermería y junto a enfermeros militares y Órdenes laicas proporcionaron cuidados a los afectados de peste negra basados en la idea de “Trabajos Corporales de Misericordia”: caridad, moralidad, paciencia, entusiasmo, meditación y sabiduría.

San Juan de Dios, San Camilo enfermeros santos y la beata María Rafols heroína de Zaragoza, basaron su enseñaza en el amor que no muere, que no pasa jamás, la gran lección de una caridad sin fronteras, idea actualizada en las ONG. En 1854 Florence Nightingale partió a la guerra de Crimea en Turquía para cuidar a los soldados británicos, enfermó y nunca se llegó a recuperar, siendo interesante el simbolismo de la lámpara de Nightingale, equivalente al amor. La teoría de Watson invita a cambiar la actuación frente al paciente para volver a las raíces del cuidado, que es delicado y frágil; tener amor a la profesión, a vivir el momento del cuidado transpersonal, converger la ciencia de la Enfermería, el arte, la espiritualidad y el cuidado. Teniendo en cuenta todo lo descrito y con un sistema de salud deshumanizante, no puede pasar inadvertida la formación en valores éticos.

Mª Del Carmen Sellán Soto y Mª Luisa Díaz Martínez de la Escuela Universitaria La Paz de Madrid hicieron el siguiente póster “¿Hasta dónde hemos llegado? Contexto de la Práctica Enfermera”. A lo largo de la historia y en las distintas sociedades humanas, siempre ha habido personas encargadas del cuidado de sus miembros. Para la Enfermería un paso clave para su andadura como oficio y más tarde como profesión, fue el salto que dio la práctica del cuidado de un espacio privado a otro público, de ámbitos informales a formales del cuidado, cuando la actividad de cuidar se convierte en una práctica laboral llevada a cabo por una serie de personas, en unos lugares o espacios concretos.
FOTO 005 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

Existen magníficos trabajos historiográficos sobre la Enfermería que dan cuenta del discurrir de esta profesión, su evolución y las influencias de muy diversa índole que han intervenido en su construcción profesional y disciplinar. Nuestra propuesta de reflexión supone un acercamiento a la práctica habitual de estos profesionales en unidades de hospitalización, con el objetivo de reconocer las lógicas y los factores que pueden estar presentes en la configuración de dicha actividad laboral.
Consideramos que los cambios en la praxis devienen de ciertas condiciones de posibilidad: (1) Integración de los modelos conceptuales y de proceso en la planificación de la práctica clínica; (2) Apertura de espacios profesionales autónomos de acción que propicien formas de hacer y entender el trabajo enfermero más cercanas a su desarrollo disciplinar y su realidad socio histórica; (3) Flexibilidad en los entornos de la práctica enfermera evaluando las posiciones de cada grupo profesional dentro de las organizaciones. Profundizar e intentar conocer las causas de esta situación puede ser el punto de partida para favorecer el desarrollo profesional, desarrollar perfiles para un desempeño de calidad y, quizás proponer también nuevas formas de gestión u organización que beneficien a los pacientes y a los profesionales que trabajan en estas instituciones.

Montserrat Bonet Masdeu e Irene Gallego Arteaga nos presentan cuatro temas, El primero “Enfermeras e Ideología política en La Guerra Civil Española”. Nos contaban que en la Guerra Civil española se inicia con el alzamiento del ejército rebelde comandado por el general Franco. Este hecho produce una escisión en el país, creando dos bandos, el del ejército republicano y el nacional.
FOTO 006 Montserrat Bonet Masdeu e Irene Gallego Arteaga

Desde el punto de vista sanitario, también se produce una división del personal dependiendo de la motivación e ideología política, que lleva a las enfermeras españolas a unirse a un bando o a otro. Como objetivo quieren conocer a las enfermeras que participaron en la guerra y su pensamiento ideológico. Durante el tiempo que duró la guerra, convivieron las enfermeras tituladas con las denominadas enfermeras de sangre, con una formación mínima y acelerada por la necesidad de personal enfermero. Más concretamente, encontramos que formando parte del bando nacional, compartieron protagonismo las enfermeras de Falange Española y de las JONS con las Margaritas de Navarra, aunque hubo otros grupos que fueron integrándose a la Falange. En el bando republicano encontramos a enfermeras de diversas ideologías (comunistas, anarquistas, socorro rojo, etc.) y las que pertenecieron a las Brigadas Internacionales. Permaneciendo neutrales, las enfermeras de la Cruz Roja Española e Internacional. Como conclusiones resaltar que fueron muchas las enfermeras, con distintos puntos de vista sociopolíticos y orígenes sociales, pero todas coincidieron en sus ganas de ayudar, de participar de algún modo en la creación de un futuro que cada cual creyó que era el mejor.

El segundo trabajo se titulaba “Enfermeras en el Priorat: Testimonio de Valor y Entrega”. La ocupación de la mujer durante la Guerra Civil Española, se reduce al trabajo en fábricas, ocupando el lugar dejado por la falta de hombres que están destinados en el frente, atención a huérfanos, confección de ropa para la guerra y la atención de heridos como enfermeras de guerra. Esta ocupación no sólo era realizada por necesidad o vocación sino como una forma de participar en la guerra. De hecho, muchas de ellas tenían profundas convicciones políticas. En la comarca del Priorat se organizaron diversos puntos de atención sanitaria, los llamados hospitales de sangre, donde las enfermeras españolas y de las Brigadas Internacionales prestaron servicio. Como objetivo se preocuparon de conocer la labor de las enfermeras destinadas en los hospitales de sangre situados en la comarca del Priorat, provincia de Tarragona, durante la batalla del Ebro entre agosto y noviembre de 1938. Las enfermeras realizaban su trabajo preferentemente de noche, pues es cuando llegaban los heridos a los hospitales de sangre, por el día era casi imposible, por los masivos combates que había. Estaban preparadas para realizar el “triaje” según la gravedad. Realizaban técnicas de enfermería como inyectables, administración de sueros para hidratar, curas, vendajes, etc. Ayudaban en las cirugías y anestesias, intentaban mantener la mayor asepsia para evitar infecciones, ya que no se disponían de antibióticos. A la llegada de los heridos aplicaban suero antitetánico y anti-gangrenoso, limpiaban heridas, suturaban si era necesario. Ayudaban en las transfusiones (método novedoso), incluso hacían de donantes si era necesario. Tenían que luchar contra los piojos, la sarna, la suciedad y la disentería derivadas de la falta de higiene. Procuraban el mayor confort posible en tales circunstancias a los heridos tanto en la vida como en la cercanía de su muerte. En sus conclusiones nos decían que estas mujeres valientes y decididas que luchaban contra grandes dificultades, vivieron días y noches muy duras; lucharon contra la muerte, unas veces ganaron y otras perdieron, pero por encima de todo fueron enfermeras; curaron, cuidaron, reconfortaron; ayudaron a vivir y a morir. Fueron heroínas anónimas que en muchos casos dejaron su vida y su familia a un lado para ayudar en algo en lo que creían firmemente; la libertad.
FOTO 007 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

Su tercer trabajo se titulaba “Hospitales de Sangre en la Comarca del Priorat. Tarragona”. Durante la primavera y el verano del año 1938, en la Guerra Civil Española, las tropas republicanas se replegaron hacia el Ebro (venían del frente de Aragón). Por su cercanía, la comarca del Priorat fue escenario no sólo de ataques a sus poblaciones sino que se convirtió en el lugar donde se concentraron los centros y hospitales de sangre, para la atención de los heridos. Su objetivo era conocer la organización sanitaria de guerra en la comarca del Priorat desde agosto hasta noviembre de 1938. La organización sanitaria se elaboró en base a dos puntos clave: el cribaje de gravedad de los heridos y su atención inmediata o no. Era común en todas las poblaciones donde se instalaban estos centros de atención, habilitar edificios como granjas, escuelas, masías, etc.

En referencia a la disposición de los centros de atención se dividió en tres puntos básicos: Puesto de clasificación de los heridos. Eran cribados por gravedad, recibían primeros auxilios y eran evacuados. Hospital número 1: Allí iban los heridos que necesitaban atención en un máximo de 5 horas. Estaban situados en el Mas d’en Magrinyà en la población de Marçà, en una cueva en La Bisbal de Falset, en trenes hospital situados entre las estaciones de La Torre de Fontaubella - Pradell y Els Guiamets en un túnel cerca del pueblo de Falset llamado l’Argentera. Hospital número 2: Para los casos menos urgentes. Había dos centros situados en la población de Ulldemolins. Posteriormente eran evacuados si se podía realizar el traslado hacia el hospital situado en el túnel de la Argentera y el hospital de Reus. Para los heridos se utilizo el método de “triage” que diferenciaba entre: Muy grave: Requería asistencia inmediata. Menos grave: Se realizaba una cura de urgencia y podía esperar unas horas. Y sin gravedad: No necesitaba atención rápida. En sus conclusiones nos decían que el método utilizado en la Guerra Civil Española, fue el mismo con algunas variaciones que el utilizado en la 1ª Guerra Mundial. El objetivo era atender lo más rápidamente posible a los heridos para reducir la mortalidad y la morbilidad. Y gracias a ello, se redujo la mortalidad por la rápida y eficiente atención de los equipos sanitarios existentes en la zona.

En su último y cuarto trabajo presentado “La Visitadora Sanitaria, Precursora de la Enfermera de Salud Pública y Comunitaria”. En las primeras décadas del siglo XX, la miseria, las malas condiciones higiénicas y de salubridad, la falta de educación y de atención sanitaria en todos los estamentos de la sociedad, daban lugar a una gran morbi-mortalidad infantil y adulta. Las reformas producidas en la 2ª República, afectó también a la Sanidad, creando la “Visitadora sanitaria Puericultora” y el proyecto de formación de la “Enfermera Visitadora Sanitaria”, por no disponer de personal sanitario debidamente formado. En su objetivo pedían conocer la labor de la Enfermera Visitadora durante sus inicios en la década de los años 20 hasta el inicio de la Guerra Civil Española.

En el año 1923 se crea la Escuela Nacional de Puericultura, cuyo objetivo era la atención y la lucha para reducir la mortalidad infantil. Junto a la Visitadora Puericultora, encontramos a la figura de la “Matrona Puericultora” cuya función era la atención a la madre e hijo no nacido. En 1925 se crea la Escuela Nacional de Sanidad cuyo objetivo era la formación de personal cualificado para atender a los enfermos en su domicilio, haciendo educación, prevención y profilaxis de las enfermedades.

En 1933 en espera de presupuesto y de no disponer de Enfermeras formadas, se crea la Escuela Nacional de Visitadoras Sanitarias, con un curso de tres meses de duración se opta a incorporarse a los diversos centros y dispensarios existentes en régimen de interinidad. Esta escuela que debía iniciar su andanza en el año 1936 no pudo hacerlo por el inicio de la Guerra civil Española.
FOTO 008 Pósteres presentados al Congreso de Historia de la Enfermería

En sus conclusiones nos decían que la reforma del sistema sanitario que promulgó el Gobierno de la 2ª República, acercó la salud a la población menos favorecida. La Enfermera Visitadora, fue la pionera y precursora de la atención domiciliaria llevando a cabo los programas de salud dirigidos a la infancia, maternidad, enfermedades contagiosas y venéreas y haciendo prevención y promoción de la salud, con el resultado de la disminución de la morbi-mortalidad.

Óscar Manuel Ferreira de Portugal nos presentó El siguiente trabajo titulado “El proyecto de una Escuela de Enfermería de Salud Pública en Portugal en 1930”. En sus objetivos nos contaba cómo describir las relaciones establecidas entre los servicios de salud portugueses y españoles para obtener el apoyo de la Fundación Rockefeller para Portugal. Analizaron los proyectos que los servicios de salud portugueses preveían desarrollar en el contexto de la educación en salud pública. Identificar los profesionales de enfermería españoles designados para dirigir la escuela que se quería crear. Comprender las razones de su nombramiento y Comprender las causas por que nunca fueron nombradas. Recordar que camino siguieron y quien las sustituyó.

¿Qué relaciones se establecieron entre los servicios de salud portugueses y los españoles para obtener el apoyo de la Fundación Rockefeller para Portugal?. El Director General de Salud (1928-1946) fue a España para estudiar la posibilidad de que la Fundación Rockefeller concediese una subvención en condiciones similares como las que había conseguido España. Visita Cáceres, Badajoz y Huelva en 1929 dando lugar a conversaciones con su homólogo español José Alberto Palanca. Preparado el acuerdo entre los dos países obteniendo información sobre la Fundación Rockefeller; los pasos que había que seguir y a quién había de dirigirse en Portugal para conseguir el apoyo de esta magnífica organización.
¿Qué proyectos tenían los servicios de salud portugueses para desarrollar en el contexto de Salud Pública? La lucha contra la malaria, creando el Instituto de la Malaria (1939-1957). Construcción de una red de centros de salud rurales y dispensarios. Centro de Salud en Lisboa (1939-1949). Reorganizar y modernizar el Instituto de Higiene de Lisboa (no conseguido) mediante la inclusión de las Escuelas de Higiene Pública (ENSP-1966) de Medicina Tropical (1902/1935-IMT/1966-ENSPMT/1972-IHMT) y de enfermeras de salud pública (ETE-1940).
¿Qué enfermeras españolas fueron designadas para dirigir la Escuela que querían crear?. Fueron las enfermeras Mercedes Milá de Madrid y Montserrat Ripol de Barcelona. ¿Cuáles eran los motivos o las razones de su nombramiento?. Aunque no estaba declarada implícitamente (nunca se dijo) preveían que fue el aprovechar los conocimientos adquiridos por estas profesionales, que por causa de la Guerra Civil no podían ejercer en su país. Además la similitud en el lenguaje y su cultura tan cercana a la portuguesa.
¿Cuáles fueron las causas de que no fueran nunca?. Mercedes Milá no fue porque Franco precisó de sus servicios. Y Montserrat Ripol no fue porque el ministro de obras públicas nunca aprobó el proyecto de que fuesen. ¿Qué camino siguieron estas enfermeras? Mercedes Milá fue nombrada Inspectora en Jefe de todos los Servicios para mujeres Enfermeras de los Hospitales Militares (1937). En 1968 fue condecorada con la Cruz Blanca del Mérito Militar. Monserrat Ripol fue llamada a Venezuela donde le invitaron a ser la Directora de la Escuela Normal Profesional de Enfermeras de Venezuela (1938-1940) y de la Escuela Nacional de Enfermeras de Venezuela (1940-1941).
¿Quién las sustituyó?. Fue Angélica Lima Basto, becaría de la Fundación Rockefeller en América del Norte desde 1936 a 1939. Estudió enfermería, enfermería de salud pública y las disciplinas de la Organización de Escuelas de Enfermería y Principios de la enseñanza.
En sus conclusiones nos decía que en Portugal no había enfermeras con competencias y perfil adecuado para administrar las Escuelas de Enfermería. La Fundación Rockefeller ha propuesto a enfermeras españolas veteranas, que estaban infrautilizadas debido a la Guerra Civil Española. Las barreras colocadas al proyecto de la escuela dieron tiempo a que en Portugal, en el año 1939 hubiera tres enfermeras de salud pública capacitadas en las escuelas de América del Norte. Ellas vinieron a trabajar y a dirigir el Centro de Salud de Lisboa y la Escuela Técnica de Enfermeras. Quería agradecer en esta investigación a la Fundación para la Ciencia y la Tecnología en la concesión del doctorado en Historia de la Educación y contando en la dirección con la profesora Áurea Adão y del profesor Justino Magalhães.

Las Enfermeras Maestras en Ciencias de la Enfermería: María Teresa Lidia Salazar Peña, María de los Ángeles Marin Chagoya, María del Carmen Martínez Reyes, María Margarita Campos Vásquez, Rosa María Teresa Tlalpan Hernández, Carolina Trujillo de la Cruz, Noelia Ríos Palacios (Pasante de Licenciatura en Enfermería) y José Luis Huesca Gil (Licenciado en Derecho), de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México. Nos presentan el siguiente trabajo “Historia de la Facultad de Enfermería de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla”. El estudio de la historia de la Facultad de Enfermería de la BUAP es importante por contribuir al desenvolvimiento teórico y metodológico de la disciplina para mejorar la calidad del cuidado profesional de las necesidades de salud siempre cambiantes de la población contemporáneos y para incidir en la formación de nuevos recursos de enfermería; dividiéndose en dos periodos: el primogénito caracterizado por la preferencia en el desarrollo de las habilidades y destrezas, complementando por saberes específicos acotados por la practica; y el periodo de consolidación de la profesionalización disciplinaria caracterizado por la adecuación académica y la proyección científica, humanística y social en el perfil del egresado.

De la misma manera que todo ser humano o grupo social da evidencia de su existencia a través de su historia, la Facultad de Enfermería de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (FE-BUAP) no puede ser la excepción; y el presente que ahora protagonizamos, es el resultado de acciones u omisiones generadas en el pasado por quienes nos han precedido en el diseño de la permanente e indispensable adaptación disciplinar a los cambios científico-tecnológicos, educativos, políticos, económicos y morales que han demandado los grupos sociales de distintos tiempos.

La palabra historia, ha sido definida de muchas formas por diferentes autores, complementándola y diversificándola. Por coincidir con ellas, en el presente trabajo se conceptualiza la historia como: “…la conjunción establecida por iniciativa del historiador, entre dos planos de la humanidad: el pasado vivido por hombres de otra época, y el presente en el que se desarrolla el esfuerzo por la recuperación de aquel pasado para beneficio del hombre actual y venidero”. En el caso particular de enfermería, su historia no sólo es útil para favorecer el conocimiento de su evolución, sino que su análisis contribuye a promover el desarrollo teórico y metodológico de la disciplina para mejorar la calidad del cuidado profesional de las necesidades de salud siempre cambiantes de la población contemporánea; así como para incidir positivamente en el proceso educativo de los nuevos recursos de enfermería, quienes serán responsables de satisfacer el estado de salud de las generaciones del porvenir.

Período Primogénito (1900 – 1983)
Por su situación geográfica, desde su fundación (1531) la ciudad de Puebla se constituyó en una población de paso obligado, tanto de viajeros como de mercancías, colocándose como núcleo coordinador de las relaciones de producción y dominación, que le permitieron concentrar funciones tanto administrativas como eclesiásticas, a través de las cuales controlaban centros de población indígena importantes como: Cholula, Tepeaca, Tecamachalco, Atlixco y Huejotzingo. La estructura económica en ese tiempo desarrollada, la situaron como uno de los asentamientos humanos más importantes, ya que fue no sólo el principal centro abastecedor de cereales fundamentalmente de trigo tanto en el mercado interno como en el externo, sino que es reconocida su importancia en la industria textil.

En este periodo la práctica médica estuvo enfocada principalmente a brindar atención hospitalaria en instituciones como el “Hospital del Corazón de Jesús” (1901-1902), y la atención de enfermería era proporcionada por religiosas, quienes cuidaban por caridad a los enfermos. En 1909, en terrenos alejados de la ciudad, hacia el sur-poniente, fue construido el Hospital General del Estado, con capacidad para 400 enfermos, distribuidos en pabellones debidamente aislados entre sí, según el tipo de enfermedades. Debido a que posteriormente se suscitó la Revolución, en la que Puebla tuvo un papel importante por ser el centro que agrupó a trabajadores de Puebla, Río Blanco, Orizaba y Tlaxcala, se olvidó la tarea de poner en servicio el Hospital General, destinándose el edificio a usos muy distintos al programado, como los de cuartel y almacenes; más por el crecimiento de las necesidades sociales, fue inaugurado el 2 de febrero de 1917 con la denominación oficial de “Hospital General del Estado General Jesús Carranza”, trasladándose al mismo los enfermos del antiguo Hospital de San Pedro, los del Hospital del Niño y los Orates de Santa Rosa, clausurándose estos centros. Originalmente el Hospital General tuvo 25 pabellones atendidos por 144 personas, de las cuales 25 conformaban el personal de enfermería, cuya preparación era la obtenida individualmente por su práctica diaria guiada por distintos médicos. (Cordero y Torres, 1965).

En dicho ambiente social, económico y político, se instituye en 1917 en el denominado Colegio del Estado (hoy Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) la carrera de enfermería. De acuerdo a lo reportado por la Dra. Vera (1998) el entonces Gobernador del Estado, Alfonso Cabrera decretó la Ley de Instrucción Secundaria y Profesional, en el Titulo V, Art. 3º que a la letra dice: Los estudios profesionales para la carrera de Enfermería para ambos sexos, se hará en dos años en la forma siguiente: Art. 31. Los cursos de ambos años comprenderán el aprendizaje de los conocimientos y prácticas siguientes: Primer año: a) Teoría: Rudimentos de Anatomía, Fisiología, Patología, Higiene y Moral Profesional aplicables al ejercicio de esta carrera. b) Práctica: la que de acuerdo con el programa y teniendo en cuenta el medio hospitalario, pueda proporcionarse a los cursantes con enfermos de enfermedades internas. Segundo año: a) Teoría: Estudio de todos los casos urgentes que se puedan presentar a una enfermera en la práctica hospitalaria o civil. Administración y absorción de medicamentos de uso más frecuente. Asepsia y antisepsia, anestesia, termoterapia (baños) curación y vendajes. b) Práctica: La que conforme al programa y medio hospitalario, pueda hacerse con enfermos de “cirugía”, preparaciones y cuidados pre y postoperatorios. En el Art. 32. Se establece: “…los alumnos de ambos años de Enfermería deberán permanecer después de clase distribuidos por grupos y según lo determine el reglamento del hospital en los pabellones correspondientes, a fin que tomen parte en el servicio hospitalario...” Las encargadas de vigilar las prácticas de las alumnas eran las religiosas responsables de los pabellones.

En este mismo año se reglamenta la carrera de Partera en el Título VI, estipulando en el artículo 34. Que los estudios profesionales para la carrera de partera se harán en cuatro años: los dos primeros comprenderán los cursos completos de enfermería y los dos restantes se harán en la forma que a continuación se expresa: Tercer año. Primer curso de obstetricia teórica, una hora cada tercer día. Cuarto año. Segundo curso de obstetricia teórica, una hora cada tercer día. Clínica Obstétrica para ambos cursos (seis horas semanarias). Cap. 35. El Primer curso de Obstetricia Teórica comprenderá el estudio del embarazo, parto y puerperio patológicos, mientras que la clínica obstétrica abarcará el estudio del diagnóstico, pronóstico y tratamiento del embarazo, parto y puerperio fisiológicos y patológicos. Cap.36: Las alumnas de primero y segundo año de obstetricia, deberán por lo menos hacer 40 guardias de 24 horas en el transcurso del año para ser admitidas a examen. Dichas guardias se harán en el departamento de maternidad del Hospital General sujetándose estrictamente a las medidas de orden y disciplina que rijan en el establecimiento. Cap.37.- La planta de profesores para las carreras de Enfermero, Enfermera y partera será la siguiente: Un profesor de primero y segundo curso de enfermería. Un profesor de primero y segundo cursos de Obstetricia y clínica Obstétrica.

De acuerdo con lo antes mencionado, el plan de estudios de la carrera de esta época quedó supeditado a la práctica médica, con un enfoque curativo, de atención hospitalaria; sin considerarse actividades de medicina preventiva. La formación teórica es muy limitada y no se incluía enseñanza formal de la práctica clínica. Por otra parte, como la escuela de enfermería carecía de edificio propio, las alumnas recibían sus clases en alguno de los 4 salones que tenía el Hospital General, los cuales tenían que disputarse a los estudiantes de medicina, cuando coincidían sus horarios. En 1930 se establece como requisito la secundaria para cursar la carrera, cuyo auge estuvo determinado por las políticas de atención a la salud implantadas por el Estado, dirigidas fundamentalmente a la asistencia hospitalaria mediante modelos ajenos a las necesidades locales.
Así podríamos seguir en este magnífico y extenso trabajo de nuestras compañeras de Puebla, para más información sobre su trabajo os tendríais que poner en contacto con ellas.

Para terminar, mi querida amiga María Teresa Miralles Sangro me envía su excepcional, magnífico y majestuoso trabajo, como son todos sus trabajos de Historia y Filatelia. Se titula “Regalo de la Nación a las Enfermeras. I Guerra Mundial”. El hecho de estar inmersos en un contexto social, político y económico determinado, hace que las “lecturas” que realizamos de los hechos históricos se vean fuertemente influenciadas por criterios y valores propios de nuestra vida cotidiana, restándoles objetividad. Sin embargo, la mayoría de los hechos históricos surgieron en contextos diferentes al nuestro, en los cuales existían otras formas de pensar, otros intereses, y otras problemáticas. Que quizás sea interesante conocer.

El objetivo de este trabajo, es profundizar en un evento histórico relacionado con las enfermeras de principios del siglo XX, como fue el “regalo” que SAR la Princesa Mary Alice de Inglaterra hizo a todas las enfermeras del ejército británico, que se encontraban en el frente durante las Navidades del año 1914, año en que comenzó la Gran Guerra. Se pretende con ello subrayar el acceso a la visibilidad pública de la enfermera y su reconocimiento social.

La Gran Guerra
El año 1914 comenzó con un gran número de tensiones internacionales que irían en aumento hasta alcanzar su máximo nivel con motivo del asesinato en Sarajevo, el 28 de octubre, del Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero de la corona imperial de Austria-Hungría y de su esposa. El terrorista Gavrilo Princip era un joven bosnio quien pretendía atraer la atención de Europa hacia los sufrimientos de su patria. Las tensiones que existían en el Continente y los complejos juegos de alianzas que unían a las potencias europeas, determinaron que Austria decidiera penalizar a su rival Serbia por el doble asesinato, pese a que no había prueba alguna de su responsabilidad. Ello desencadenó la Primera Guerra Mundial, los que lucharon en ella la llamaron sencillamente la Gran Guerra, en la que diez millones de jóvenes murieron en el campo de batalla, otros veinte millones fueron heridos y dos grandes imperios, Alemania y Austria-Hungría, resultaron liquidados. El ejército británico tuvo consignados un millón y medio de hombres heridos durante la Primera Guerra Mundial. Aproximadamente 662.000 de estos murieron y otros 140.000 fueron registrados como desaparecidos, presumiblemente muertos también.
FOTO 009 Princesa Mary y enfermeras británicas

La enfermería británica durante la Gran Guerra
En cuanto a los servicios de enfermería, en Gran Bretaña destacó un movimiento civil femenino, relacionado con la sanidad, la WPA (Asociación Patriótica de Mujeres) que también se involucró en la promoción de los servicios de salud, principalmente en la retaguardia, durante toda la guerra. Estas mujeres, voluntarias enfermeras colaboraron con la Cruz Roja haciendo vendas, apósitos quirúrgicos, gasas, pijamas, chaquetas de punto, almohadas y otros suministros sanitarios para enviar al continente a los soldados británicos. Para los soldados en el frente los suministros enviados por la WAP supusieron una gran ayuda en lo físico y una pequeña muestra del recuerdo del hogar y lo cercano, en un ambiente hostil donde vivían.

Aunque la WPA alentó a las mujeres para que se alistasen como enfermeras en el ejército, también formó un grupo femenino cuyo objetivo era la atención y el cuidado, en los Hospitales de retaguardia, atestados de pacientes civiles y militares. La WPA propuso que las mujeres que carecieran de experiencia como enfermeras podrían recibir instrucción en la St. John Ambulance Asociación y así suplir a las enfermeras profesionales que habían partido para el frente, haciéndose cargo de los cuidados a los pacientes en las instituciones sanitarias de retaguardia.
Para la población inglesa del 1914, descubrir a un grupo de mujeres con uniforme suponían una novedad y sin embargo, alrededor de ochenta mil de ellas sirvieron en las fuerzas armadas británicas, como no combatientes, durante la Primera Guerra Mundial. Esta incorporación de la mujer a la esfera social, aún dentro del marco del ejército, como personal sanitario cuidador, le permitió avanzar en su visibilidad hacia el desarrollo y la consolidación de la profesión enfermera.

Otro de los aspectos a tener en cuenta fueron las enfermeras británicas que atendieron a los soldados heridos en los campos de batalla: en los hospitales, a bordo de los trenes ambulancia, de los barcos hospitales y en las estaciones de compensación de victimas. Es de destacar que durante la Gran Guerra se produjo un importante cambio en la forma de luchar, se inventaron y utilizaron los tanques, los lanzallamas, las ametralladoras, la guerra de trincheras, los ataques aéreos, las minas y la guerra química. A todos estos nuevos métodos de herir y matar se enfrentaron por primera vez y en directo, las enfermeras.

Por otro lado, las enfermeras que participaron en la Gran Guerra, fueron las primeras en hacer frente a las secuelas de la guerra química, nos referimos a las quemaduras por el gas de cloro y gas mostaza. Las que atendieron a estos soldados quemados por los gases, porque eran ellas las que estaban en los puestos de socorro avanzados.

Entre los nuevos retos a los que también se enfrentaron y asumieron las enfermeras estaba el de cuidar a los soldados provenientes de las trincheras del frente, con objeto de cuidar su fatiga, y la neurosis. Pasaron muchos años antes, de que la neurosis producida en el frente, fuera reconocida como un trastorno de estrés postraumático (TEPT). En su libro The roses of No Man`s Land, Lyn MacDonald recoge de primera mano las experiencias de enfermeras y enfermeros VAD que cuidaron durante la posguerra, en Centros de neurasténicos, de toda Gran Bretaña. Hospitales como el San Lucas y el Hospital Militar de Bradford o el Hospital General nº 11 London General Hospital de Londres.

Otro de los aspectos novedosos en el entorno sanitarios de la I Guerra Mundial, fue la utilización y desarrollo del sistema de triage y evacuación de heridos, y también por primera vez las enfermeras tuvieron que asumir el enfrentamiento directo con la muerte del ser humano actuando solamente con el consuelo como cuidado del soldado no evacuado.

Entre los deberes de las enfermeras que siguieron a la armada británica estaba la asistencia en la higiene y el cuidado de las lesiones, de los soldados heridos. Eran soldados heridos en las trincheras e infestados de piojos, y disponían de un material, incluido el agua, tan escasa, que algunas veces debían realizar la higiene con un solo tazón de agua. Por último, no olvidaremos que también era labor de las enfermeras en el frente, la de escribir a las familias de cualquiera de los soldados heridos, bien porque no pudieran ellos físicamente o bien por su incapacidad para escribir.

S.A.R. la Princesa Mary
Desde que comienza el conflicto los monarcas y familias reales de los estados en lucha, simbolizaron la entereza moral del pueblo tratando de ofrecer el mayor apoyo posible a todos sus súbditos; a la población civil, a los miembros del ejército, a los heridos en el combate y a los soldados hechos prisioneros. Entre otras iniciativas, el Rey visita el campo de batalla y la reina organiza colectas de ropas y visita hospitales. En esta misma línea, S.A.R. la Princesa Victoria Alexandra Mary Alice, hija del rey de Inglaterra Jorge V y de la reina consorte María de Teck (1910-1936), tomó la decisión de hacer un regalo personal, con su propia asignación, para que todos los militares destacados en el frente, recibiesen en el día de Navidad de aquél año 1914 un “regalo de su nación”.

Administración del Fondo
En noviembre de 1914 Buckingham publicó en la prensa nacional, una carta de la Princesa Mary invitando a la población a contribuir con sus donaciones al “Fondo de Navidad” por ella misma creado que tenía como objetivo hacer llegar a todos aquellos que estaban defendiendo a la Gran Bretaña un regalo de su nación. La respuesta popular fue realmente abrumadora. El hábito de caridad, alimentado en las tradiciones de la filantropía victoriana, encontró eco en el “Fondo de Navidad” inaugurado por la Princesa. Con el fin de administrar el Fondo se crea un Comité General cuya oficina se instala en una de las dependencias del propio Palacio de Buckingahn y se nombra a un Tesorero, funcionario de la Casa Real, que registra nominalmente las dádivas y las agradece en nombre de la princesa, mediante una carta personal dirigida al donante y firmada por ella misma.

Franquicia
A este Fondo, con origen en la Casa Real, se le otorgó el privilegio de franquicia para todos sus envíos postales, creándose para ello una marca oficial ovalada diseñada como matasellos.

Los destinatarios
Este Comité General fue el encargado de decidir quiénes serían los candidatos a recibir “el regalo” y teniendo presente las palabras de la Princesa Mary, acordó que todos los marinos bajo el mando del almirante Sir John Jollicoe y todos los soldados bajo el mando del Mariscal de Campo Sir Jhon French recibirían el regalo. Pero además convino que también recibirían “el regalo” tres grupos socialmente señalados: las tropas indias, los sanitarios y las enfermeras.

Descripción del regalo
Igualmente, el Comité General para el Fondo de Navidad, decidió concretar el regalo en una cajita de latón repujado (12.5 cm. de largo x 8.5 cm. de ancho y 3 cm. de altura, con tapa doble y bisagras de piano), sobre la base del diseño de los comerciantes Sres. Adshead y Ramsey. En la superficie de la tapa se representa la cabeza de la joven Princesa María en el centro, rodeado por una corona de laurel y flanqueada a ambos lados de la "M", su inicial o monograma. En la parte superior, una cartela decorativa contiene las palabras “Imperio Britannicum” y a cada lado sobre forja, un sable y su vaina.
En el borde inferior, una cartela contiene las palabras “Navidad 1914”, flanqueada por dos escenas sobre forja, en las que se aprecian las curvas de dos acorazados sobre un mar embravecido. En las esquinas, pequeños rodeles con los nombres de los Aliados: Bélgica, Japón, Montenegro y Serbia, Francia y Rusia. Encima de estos, superpuestas tres banderas arriadas a cada lado.

El contenido de la cajita
Todas las cajitas encerraban el obsequio que consistía en una tarjeta de felicitación de la Navidad, que incluía una foto de la Princesa. El texto rezaba “Con los mejores deseos para una Feliz Navidad y un Año Nuevo de la Victoria la princesa María y amigos en casa”. El resto de los objetos de la cajita variaba según fuera su destinatario; los oficiales y soldados en servicio activo a flote o en el frente la caja del regalo contenían una pipa, un encendedor y una onza de tabaco o dos cajetillas de cigarros. Para las tropas indias se decidió incluir en las cajitas dulces y especias, y por último, se optó por un lápiz con capuchón de bala y chocolate como regalo para las enfermeras.
FOTO 010 El regalo para las Enfermeras y sellos de correos británicos

Colofón
Muchos de los que recibieron el regalo, lo envolvieron cuidadosamente y lo enviaron a su casa para sus esposas y familias. Para estudiar un tema puedo escoger entre diferentes fuentes y la elección que yo hice no es inocente. Aquí tenemos, y les presento, el objeto “el regalo” que un día recibió una enfermera en el frente en señal de reconocimiento. Lo bonito de los objetos es que en ellos hay historia. Aún hoy en día se pueden encontrar en anticuarios y subastas algunas de estas cajitas de “regalo” de Navidad de la Princesa Mary.

Para las enfermeras interesadas en la historia, quizás resulte interesante pensar que fue una compañera la que en el 1914, en plena contienda, tuvo el prestigio, es decir mayor reconocimiento que otras mujeres, incluso que otras enfermeras que estarían en ese mismo momento en algún Hospital de retaguardia, de recibir en el regalo de la Princesa una muestra del reconocimiento social de su país.

AUTORES
Jesús Rubio Pilarte
*
* Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com

Manuel Solórzano Sánchez **
** Enfermero Hospital Donostia. Osakidetza /SVS
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia de San Sebastián.
Vocal del País Vasco de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net

1 comentario:

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