martes, 29 de noviembre de 2011

EL ORGULLO DE SER ENFERMERA Y MUJER







FLORENCE NIGHTINGALE

LA LEYENDA
La leyenda de esta mujer se debe principalmente a su fama de heroína romántica por su gran labor cuidando enfermos en la guerra de Crimea (1.854 - 1.856). Después de la guerra se le propuso un puesto como enfermera jefe de hospital y supervisora de la formación de enfermeras, pero prefirió retirarse de la vida pública y dedicarse a apoyar y promover proyectos educativos, ya que pensaba que actuando de una forma indirecta serían más sus logros que ocupando un puesto oficial.
FOTO 001 Florence Nightingale

Escribió unos 200 libros, informes y opúsculos, con repercusiones en la sanidad militar, asistencia social en la India, hospitales civiles, estadísticas médicas y en la asistencia a enfermos. Siendo objeto de estudio como reformadora, estadística, administradora e investigadora, aunque no se reconoció lo suficiente su faceta como educadora. En “Baly, 1.986”, obra que relata sus experiencias en la formación de enfermeras, se resaltan los aspectos administrativos, silenciando sus ideas educativas en la “Escuela Nightingale”. También destacó su gran aportación a la creación de nuevas instituciones para la formación de médicos militares y enfermeras de hospital.

Pero, si algo destacaría personalmente después de haberla estudiado, es su crítica y rebelión a la instrucción que recibían las mujeres de su época. Consiguió con sus esfuerzos generalizar la formación de enfermeras, dando lugar a una nueva profesión para la mujer.

SU “EDUCACIÓN Y ENTORNO”
Nace el 12 de Mayo de 1.820 en Florencia, Italia. Es la segunda hija de William y Frances Nightingale, un matrimonio acomodado adepto a la doctrina unitaria, disidentes de la Iglesia Anglicana. Es una época de grandes cambios sociales, en los que su familia juega un papel activo con ideas liberales y reformistas. Su abuelo materno, diputado durante 46 años, era defensor de los derechos de los disidentes religiosos y militante por la abolición de la trata de esclavos. En 1.821, la familia Nightingale volvió a Inglaterra, país de origen familiar, para instalarse en Derbyshire. Allí construyeron una casa a la que llamaron “Lea Hart” que tras dos años se convertiría en la casa de verano de la familia, ya que trasladaron su residencia habitual a la mansión “Embley”, en Hampsshire.

Aunque en un principio es una institutriz la que se encarga de su cuidado y el de su hermana, más tarde es su padre el que supervisa cada detalle de su educación. Al ser éste progresista en las ideas de mejora social y educación de la mujer, educa a sus hijas con la seriedad reservada en aquella época para los hijos varones. Tanto es así, que Florence estudia latín, griego, historia, filosofía, matemáticas, lenguas modernas y música, destacando desde un principio su ansia por el estudio. Aunque se admite la educación de la mujer de alta clase social, no está bien visto que ejerza esos conocimientos, privándola de llevarlos a cabo de una forma profesional.

SU “VOCACIÓN”
El 7 de Febrero de 1.837, cuando Florence tenía 17 años, tiene su primera experiencia mística. Mientras estaba en Embley, Dios habló con ella y “la llamó a su servicio”. Siente su vocación, sabe que no está hecha para la vida ordinaria de una mujer de su época, pero no sabe muy bien cómo servirle. El Sr. Ashley, un amigo de la familia, le habló de los “libros azules”, reportajes gubernamentales, que le sirven como material para convertirse en una experta autodidacta en hospitales y sanatorios. Es una época, hasta los 30 años, de grandes conflictos con sus padres. Ellos esperan un matrimonio para ella y no está dispuesta a perder su independencia, ya que piensa que si decide casarse o seguir su corazón, no podría trabajar por sí sola y perdería las llamadas de Dios. Florence aspira a trabajar como enfermera o, al menos, en la enseñanza de delincuentes, ayudando a un medio marginal.

En 1.845 le pide permiso a sus padres para atender enfermos en la Clínica Salisbury, aprovechando que el médico que la dirige es amigo de la familia. No se lo dan, no lo consideran “un trabajo para una dama de su posición social”. Es tal su impotencia, que llega a pensar que “sólo la viudez o la pobreza podían dar una ocasión de trabajar a una mujer con educación”. En estos momentos de desánimo, recibe el estímulo del Doctor Samuel Gridley Howe, americano pionero en la enseñanza para ciegos, quien le da ánimo para que persevere en su vocación de enfermera a pesar de las contrariedades. Aunque sigue teniendo la oposición de su familia, en 1.848 mientras vive en Londres, consigue enseñar durante varios meses a los niños pobres en la Ragged School de Wetminster, experiencia que la reafirma en sus convicciones.

UN ACONTECIMIENTO DECISIVO
En 1.849 hace un viaje cultural a Egipto y Grecia, donde toma apuntes detallados sobre la situación social y los restos arqueológicos de estos lugares. Pero es en el regreso, su paso por Alemania, lo que cambiará de una forma determinante su vida. Visitan Kaiserswerth, cerca de Dusseldorf, hospital, orfanato y escuela fundado por el pastor Theodor Fliedner en 1.836. La Revolución Industrial deja pobreza y miseria para el hombre de la calle, el proletariado, el abandono de niños, a los que se les obliga a trabajar en fábricas, negándoles la oportunidad de recibir educación.

Con ello, aumenta la delincuencia y las condiciones en las cárceles y hospitales son penosas. Theodor viajó para recaudar dinero, primero por su propia área y luego por los Países Bajos e Inglaterra. Por estos países recogió además ideas de reforma. Recopiló todas las ideas positivas en una sola: las mujeres solteras se unirían en una Hermandad, llevando la tradicional cofia de las mujeres casadas de la religión Norte del Rhin. Pasarían por una formación profesional y contribuirían a aliviar los problemas sociales de su época, durante pocos años o por toda la vida.
FOTO 002 Florence Nightingale. La Dama de la Lámpara

Curaban enfermos y ayudaban a prisioneros y mujeres ex convictas, y cuidaban a niños y a pobres de la comunidad. Theodor y su esposa Friedericke, fomentan la autosuficiencia y ayudan de una forma activa a la emancipación de la mujer a través de su formación. Bajo su modelo de Hermandad, una mujer soltera podía estar trabajando dentro del supuesto de una comunidad espiritual, eran las llamadas Diaconisas. Idea que se extendió por todo el mundo; El Cairo, Jerusalén, Estambul e incluso en América, estableciendo otras casas maternales y centros de enfermería. Las Diaconisas dan una nueva imagen de la enfermería, al trabajo social y a la educación, dentro y fuera de la Iglesia parroquial, haciéndola una estimada profesión propia de mujeres.

Este centro impacta a Florence y el mismo Theodor Fliedner le pide que escriba un panfleto sobre la institución. Aunque ella así lo hace, en aquel momento no tuvo mucha repercusión.

A los 30 años, pese a la tenaz oposición de sus padres, Florence vuelve a Kaiserswerth para ser formada como enfermera. Demuestra su gran capacitación y a los 3 meses, el pastor Fliedner le sugiere que publique un relato sobre su vida en Kaiserswerth, destinado a los lectores ingleses. El opúsculo se publica anónimamente y comienza con una crítica a la educación que se impartía en esa época a las mujeres:
“(...) aunque desde el punto de vista intelectual se ha dado un paso adelante, desde el punto de vista práctico no se ha progresado. La mujer está en desequilibrio. Su educación para la acción no va al mismo ritmo que su enriquecimiento intelectual”. (Ibid, pág. 3)
Su idea era: “hay que realizar ensayos, hay que emprender esfuerzos; algunos cuerpos tienen que caer en la brecha para que otros pasen sobre ellos...” (Vicinus y Nergaard, 1.989, pág. 30)

En 1.851 regresa de Kaiserwerth y redacta un borrador “Religión para artesanos” que publica más tarde bajo el nombre original “Suggestions for thought for searchers after religious truth” (N. 1.860b). En uno de sus capítulos, “Cassandra”, explica claramente la historia de la mujer del siglo XIX.

Entre 1.851 y 1.854 completa su instrucción práctica visitando hospitales de Gran Bretaña y Europa, recogiendo información y analizando informes de estos hospitales y publicaciones oficiales sobre la sanidad pública. En 1.853 visita el Hospital de Lariboisiére en París y queda impresionada por sus salas (pabellones inmensos), diseñadas para recibir la luz y el aire fresco. Permitían que los “efluvios malignos” o “miasmas” pudieran disiparse. Realiza un estudio sobre la disminución de la mortalidad en Lariboisiére, confirmando la “teoría de las miasmas”, que se basaba en la idea de que la enfermedad surge espontáneamente en los espacios sucios y cerrados. Esta teoría era la base para el desarrollo de la sanidad en el Reino Unido a partir de 1.830. Se ocupaban de ello los “reformadores de la sanidad”, entre los cuales había un agente de seguros, ingenieros civiles, pero pocos médicos. Construían para ello alcantarillas y suministraban agua para las ciudades.

En 1.858, Louis Pasteur descubrió los gérmenes y probó que la enfermedad no aparecía espontáneamente. Esto sirve como base de ataque de algunos científicos médicos a los “reformadores sanitarios”. Aunque demuestra que sus premisas eran erróneas, sus conclusiones eran correctas y sus reformas, por tanto, válidas. El interés de Florence Nightingale por la higiene, y la importancia del papel de la enfermera en la organización del entorno, se debe a su forma de entender las causas de la enfermedad, diferenciándose del resto por la conexión que hace entre sus ideas y la religión.

Creía que Dios había creado la “enfermedad de las miasmas” para que el hombre pudiera conocer sus causas a través de la observación, y prevenir así su reaparición mediante la organización del entorno. Las enfermeras, al encargarse de la higiene, tenían una oportunidad única para progresar espiritualmente, para descubrir la naturaleza de Dios mediante el aprendizaje de sus “leyes de la salud” (Nightingale, 1.873).

Ella pensaba que no se le había enseñado nada sobre la naturaleza de la enfermedad, sino que había aprendido a través de la experiencia, la observación y la reflexión.

En agosto de 1.853 obtuvo su primer empleo, la oportunidad de aplicar sus conocimientos y su formación, directora de un sanatorio para señoras de la alta sociedad (Upper Harley Street nº 1, en el West End de Londres). Allí demostró su excelente gerencia. Aunque en el trabajo diario, tanto ella como sus enfermeras se atenían sin discusión a las indicaciones de los médicos, en lo referente al tratamiento y sus relaciones con el comité de dirección, impugnaba las decisiones e incluso a veces, hacía caso omiso de ellas en interés de los pacientes. En su puesto como superintendente de la residencia “Gentlewomen During Illness”, lucha activamente contra los prejuicios religiosos. No aceptaban a pacientes católicos y ella impone que se admitan toda clase de religiones y visitas de sus rabinos, sacerdotes, etc. y lo consigue.

SU “CURRÍCULUM VITAE”
Es un relato que ella escribe en 1.851 desde Kiserswerth, y que describe muy claramente con sus palabras lo que ella siempre sintió. Al trasladarse muy joven a Inglaterra, el clima le perjudica y tiene una niñez enfermiza. Hasta los 11 o 12 años no aprende a escribir, por la debilidad en sus manos. Describiéndose a sí misma como una niña tímida y triste, relata que hasta los 7 años, recibe una severa educación por parte de una institutriz, hasta que es su padre, a los 10 años, el que asume esta tarea. Le enseña todo lo que él sabía: latín, griego, matemáticas, música. Ella ansiaba aprender. En un principio le apasiona la música, de hecho reconoce que si habría cantado, habría sido feliz con eso. Aunque una dolencia de garganta le hace decantarse por otros temas.

Siente su vocación como una “llamada de Dios”, aunque al principio duda del objetivo para el que la solicita. Sus sueños se centran en cuidar enfermos y visitar hospitales y siente que el conocimiento no le llena, porque su vida no es “práctica”. La imagen de la mujer estaba ubicada en el matrimonio. Se le permitía una educación, pero sólo como posesión, no como práctica. No es el tipo de vida que ella espera. Tiene un pretendiente intelectual, colocado, coherente, pero aunque ella lo define como “una fácil escapada para sus dificultades”, se reafirma en llevar a la práctica sus ideas y luchar por hacer lo que quiere.

Cree que debe servir a Dios. Intenta entrar en varios hospitales ingleses, pero sus padres rechazan la idea. Ante la oposición, intenta decantarse por la enseñanza y va cada día, durante horas a la escuela del pueblo, pero se da cuenta de que no estaba educada par eso. Se reafirma ante el deseo de ser enfermera. Sorprendentemente, su madre accede a consentirle un viaje a Egipto con dos amigas. Este viaje cambiará su vida. Había visto 6 años antes un reportaje sobre Kaiserwerth y ansiaba ir allí. Se sentía vacía con el hecho de visitar enfermos en sus casas, y sólo darles consuelo o dinero. Ella quería vivir como ellos para ayudarles realmente.

LA GUERRA DE CRIMEA
En 1.854 estalla la guerra de Crimea, en la que se enfrentan principalmente Rusia contra Turquía. Inglaterra entra al lado de los turcos, porque Rusia quería controlar el estrecho de Dardamelo, y así amenazar las rutas inglesas del mar Mediterráneo. La organización de los hospitales británicos seguía igual que cuarenta años antes, durante las guerras napoleónicas, aunque la sociedad tenía mejores expectativas y estaba mejor informada gracias a las noticias del frente que enviaban los corresponsales de prensa. William Russell, corresponsal del “London Times”, hace públicos los problemas del ejército; inhabilidad de los suministros y recursos para conseguir comida para los soldados hambrientos. El enemigo mató menos soldados británicos que el hambre y el cólera.

Thormes Chenery, corresponsal en Constantinopla, despertó los problemas británicos en el cuartel. El 12 de Octubre, en una expedición, escribió: “No hay suficientes cirujanos, no hay ropa ni enfermeros. Los franceses están mucho más avanzados; tienen muchos más cirujanos, mejores medios y ayuda de “Las hermanas de la Caridad”, excelentes enfermeras consagradas que acompañan asiduamente a la expedición”.
FOTO 003 Enfermeras Florence Nightingale en Crimea

La preocupación de la sociedad por el bienestar de los soldados, hace que Sydney Herbert, Secretario de Estado para la Guerra, designe a Florence Nightingale para dirigir a un grupo de enfermeras. Ninguna mujer había ocupado antes un puesto oficial en el ejército. Era una enfermera experimentada, muy inteligente, pero nada dispuesta a aceptar órdenes de una jerarquía cerril. Durante la guerra, ella trató a sus discípulas con una fuerte disciplina. Era la manera de probarle a los padres de clase media, que la severa y fuerte disciplina de la mujer al mando, podría proteger a sus hijas del acoso sexual. El miedo a esto estaba causando que las madres británicas detuviesen a sus hijas para convertirse en enfermeras, y hacer hospitales británicos inferiores, únicos donde las monjas tuviesen a las enfermeras bajo la protección de la madre superiora.

En Escutari, estaba el principal hospital británico. La estrategia de Florence para no ganarse la antipatía de los médicos y que pudieran frenar así sus posibles reformas, fue someter a sus enfermeras a la autoridad de los médicos. Una de las primeras reformas fue instalar una lavandería en el hospital. En un mes había obtenido ropa de cama y prendas nuevas para los soldados y había mejorado las comidas del hospital. Supervisaba la asistencia de los heridos y convalecientes, escribía cartas en nombre de los soldados y hasta organizó un sistema para enviar dinero a sus familias, además de organizar juegos y cuartos de lectura a los convalecientes. Se enfrenta a las autoridades militares, al servicio de intendencia y al director de los servicios médicos militares. Crea tal interés público con sus iniciativas, que muchas de sus recomendaciones al Secretario de Estado para la Guerra, se convirtieron en nuevos reglamentos militares.

Se ganó con su genio administrativo, el respeto de la reina Victoria y de muchos miembros del gobierno, así como el cariño del pueblo británico, por su atención y cuidado personal a los soldados enfermos y heridos.

Prueba de ello es este poema dedicado a ella:
LA DAMA DE LA LÁMPARA
Los heridos en la batalla,
en lúgubres hospitales de dolor,
los tristes corredores,
los fríos suelos de piedra
.

¡Mirad en aquella casa de aflicción!
Pasa a través de las vacilantes tinieblas
Y se desliza de sala en sala
.

Y lentamente, como un sueño de felicidad,
El mudo paciente se vuelve a besar
Su sombra, cuando se proyecta
en las oscuras paredes
. “Longfellow, sobre Florence Nightingale”

En 1.855, durante la máxima popularidad de Florence Nightingale, un grupo de seguidores, organiza una reunión pública en Londres para reunir fondos con el fin de que, a su vuelta a Inglaterra, pudiera reformar los hospitales civiles mediante la creación de una escuela modelo de enfermeras y auxiliares de hospital. Ella, inmersa en problemas de la guerra, no presta demasiada atención a este proyecto hasta 1.860.

Cuando vuelve a Inglaterra, indignada por el escaso interés de las autoridades por la investigación de la mala organización que había causado 16.000 muertos por enfermedad ante 4.000 en campo de batalla, crea ella misma una comisión investigadora, que no concluye hasta 1.860.

SU “CONTRIBUCIÓN EN EL EJÉRCITO”
Tras su experiencia en la guerra, mantenía el pensamiento de la falta de experiencia práctica de muchos cirujanos jóvenes. Durante el conflicto propone que éstos reciban lecciones sobre patología y lo consigue, instalándose un laboratorio de patología en Escutari.

Su contribución es decisiva para que en 1.857, se cree la Comisión Real sobre sanidad en el Ejército Británico, cuyo presidente fue Sydney Herbert. No se permitía que las mujeres que estaban en la comisión testificaran, por lo que Florence se dedicó a recopilar sus pruebas sobre la mala administración de los hospitales y reunir estadísticas de mortalidad. En 1.860, la calidad de sus estadísticas sobre Crimea, hacen que sea elegida la primera mujer miembro de la Royal Statistical Society.

La rebelión de Sepoy en la India, llamó su atención hacia los problemas de sanidad que en la India había y empieza un proyecto para sanear el país. Este es el comienzo de su enfermedad, PTSD, post trauma de desorden de tensión. Enfermedad que le llevará a recluirse en su casa, la mayor parte del tiempo en cama, después de su aporte a la comisión, aunque sin dejar de trabajar. Después de la guerra de Crimea nunca apareció en público.
FOTO 004 Florence Nightingale y enfermeras

En 1.858, publica en una edición privada, “Notas sobre cuestiones relativas a la sanidad, la eficacia y la administración de los hospitales en el Ejército Británico”, basado en sus planes para la educación médica militar. Sus ideas se ponen en práctica por médicos y cirujanos experimentados, veteranos de la campaña de Crimea, creándose en 1.860, la Primera Escuela de Medicina Militar del Reino Unido en Fort Pitt.

Tras el éxito de las “salas de lectura” de Escutari, después de la guerra promueve la creación de estas salas en cuarteles más grandes, con cierto éxito. Crimea le dio, por tanto, la oportunidad de poner a prueba sus ideas, publicando sus conclusiones en “Nightingale”, 1.858a, 1.858b, 1.859. Dada su enfermedad, para ayudarse económicamente vendió sus ideas y sus inventos gráficos, como el diagrama - área polar, y sus tablas. En 1.869 vuelve a centrarse en la formación de enfermeras.

LA FORMACIÓN DE ENFERMERAS
La idea de formar enfermeras no era nueva en la Gran Bretaña de mediados del siglo XIX. Antes de la guerra, había asociaciones de enfermeras, formadas por mujeres competentes e intachables moralmente. Había un estereotipo de enfermera “borracha e ignorante”, creado en la literatura por Charles Dickens.

De 1.830 a 1.850 se habían creado centros como el “St. John’s House”, hermandad anglicana creada en 1.848, que en tres meses formaba a mujeres para cuidar a los enfermos pobres en sus propios hogares, o el Convento de la Merced de Bermondsey. Ambos de carácter religioso, de los cuales eran miembro algunas de las enfermeras que acompañaron a Florence a Crimea. Florence mantenía la necesidad de instaurar una formación laica de enfermeras. Le reafirmó el hecho de que durante la guerra, apareciera en la prensa un rumor de que algunas enfermeras habían intentado convertir a los soldados en sus lechos de muerte, lo que por poco lleva al traste su misión. En los hospitales había rechazo ante la nueva imagen de la enfermera. En 1.856, John Flint South cirujano en el hospital St. Thomas de Londres, opina que una enfermera no necesitaba más formación que una criada.
Foto 005 Diagrama - área polar

A pesar de todo Florence y el Fondo Nightingale empiezan a negociar en 1.859 la creación de un centro de formación de enfermeras en el hospital St. Thomas. El 24 de Junio de 1.860, la Escuela Nightingale se abre. Florence delega las funciones de dirección de la escuela a una jefa de enfermeras, ya que prefiere actuar de modo indirecto a tomar directamente decisiones. En las Navidades de 1.851 empeora tanto de su enfermedad, que se llega a temer por su vida, y durante los seis años siguientes tenía que ser trasladada de habitación en habitación, ya que le era imposible caminar. A pesar de ello, sigue trabajando.

No se reconoce a si misma como una buena profesora de mujeres. De sus cartas se saca la conclusión que creía que sus teorías no suscitaban ningún interés en las mujeres y que las enfermeras que le acompañaron a Crimea no aprendieron nada de ella, ni de las lecciones de la guerra. Se siente sola e incomprendida entre las mujeres y las enfermeras. Creía en los libros sólo para familiarizarse con el entorno administrativo o sanitario de enfermería. Lo realmente importante y educativo era la observación y la práctica. Para facilitar el estudio y la reflexión, cada “alumna – enfermera” tenía su propia habitación en el hogar Nightingale.

CARACTERÍSTICAS DE LA ESCUELA NIGHTINGALE EN SUS PRIMEROS AÑOS
Aunque era una institución independiente, estaba vinculada a un hospital.
Las alumnas dependían de una enfermera jefe.
La escuela era el hogar de las alumnas.
Su instrucción corría a cargo de las monjas y médicos del hospital.
Las evaluaban las monjas y la enfermera jefe.
Recibían un salario mínimo durante su formación.
El contrato estipulaba que tras su formación, aceptarían un puesto de trabajo en algún hospital elegido por el Fondo Nightingale, cuya política consistía en mandar grupos de enfermeras para difundir el sistema Nightingale de formación en otros hospitales.

La primera década de la escuela fue especialmente difícil. El sistema dependía de monjas que carecían de formación, los médicos no entendían que las enfermeras necesitaban una formación, y la enfermera jefe Sarah Wardroper, utilizaba a las alumnas como personal suplementario. A partir de 1.870, comienza a emerger gracias a las iniciativas, gran crédito y duro trabajo de Florence. Sigue de cerca su desarrollo y los progresos de muchas alumnas, a las que enviaba anualmente con documento impreso con consejos prácticos y morales. En 1.887, Henry - Carter, primo de Florence y gran colaborador suyo, siendo el secretario del Fondo Nightingale de 1.861 a 1.914, anunció reconociendo así los resultados de la Escuela Nightingale que: 42 hospitales contaban con enfermeras jefes formadas por la Escuela Nightingale y que 520 enfermeras habían completado su instrucción allí.

Las “Enfermeras Nightingale”, cada vez mejor preparadas, comenzaron a crear sus propias escuelas de enfermeras. Tanto es así que se crea una red internacional con la emigración de “Enfermeras Nightingale” a Australia, Canadá, India, Finlandia, Alemania, Suecia y Estados Unidos.

El oficio de enfermera se convertía en una ocupación digna para la mujer. La “lámpara” de Florence Nightingale pasó a ser el emblema de la profesión simbolizando la esperanza transmitida a los heridos de Crimea, la cultura y el estudio.

Hasta se crea la “Promesa Nightingale” en el antiguo hospital Harper de Detroit, Michigan, siendo usada por primera vez en la primavera de 1.893. Es una adaptación del juramento hipocrático usado por los médicos. Por lo que se sabe, Florence Nightingale no tenía conocimiento de su contenido.

Yo solamente me prometo a mí misma y delante de Dios y en presencia de esta asamblea, que voy a pasar mi vida en pureza y voy a practicar mi profesión con toda mi fidelidad. Voy a abstenerme de cualquier cosa dañina y nociva y no voy a tomar, ni administrar a sabiendas, ninguna droga nociva. Voy a hacer todo lo que tenga a mi alcance para elevar al nivel de mi profesión y para mantener en confidencia todos los asuntos personales para que no salgan a la luz, al igual que todos los asuntos familiares que lleguen a mi conocimiento en la práctica de mi vocación. Con toda lealtad haré un esfuerzo por prestar mi ayuda al médico en su trabajo, y dedicarme a procurar el bienestar del personal bajo mis cuidados”.
En 1.934 se crea la Florence Nightingale International Foundation, con el propósito de perpetuar dignamente su legado educativo.

SUS “TEORÍAS”
En 1.882 escribe dos artículos para el Quains dictionary of medicine, titulados “Formación de las enfermeras” y “Cómo cuidar al enfermo”. El primero trata de los requisitos de una escuela ideal de enfermeras, basándose en la experiencia de la Escuela Nightingale; como la presencia de monjas residentes para consolidar la instrucción en las salas y evaluar el progreso moral de las alumnas. Su teoría sobre el aprendizaje: “una vez que la enfermera haya aprendido a aprender, su formación debe continuar más allá de la escuela. La observación indica CÓMO está el paciente, la reflexión indica QUÉ hay que hacer, la destreza práctica indica CÓMO hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber CÓMO observar y QUÉ observar, CÓMO pensar y QUÉ pensar” (Nightingale, 1.882)

Florence tenía ideas vanguardistas para su época; creía en que cada 5 o 10 años se necesita una nueva formación para reciclarse. Y hace una crítica a la profesionalización de las enfermeras durante sus últimos años, porque cree que “la inscripción en un registro profesional pone punto final a la formación, lleva a la presunción y sería una reproducción de la trayectoria profesional seguida por los médicos”.

Ve la enfermería como una actividad específica y subraya la importancia de ésta en el bienestar del paciente. En su opinión, era más fácil conseguir esta tarea si se veía como una vocación o “llamada interior”, más que una profesión.

SU “MODELO DE ENFERMERÍA”
El que hoy es reconocido como el modelo de enfermería de Florence Nightingale, es un modelo naturalista, basado en la acción que ejerce la naturaleza sobre los individuos. Para ella la función principal de la enfermera es preparar y colocar al paciente en las mejores condiciones posibles para que la naturaleza actúe sobre él, con el objetivo de conservar la fuerza y energía vital del paciente.

Diferencia dos tipos de enfermería, de la salud y de la enfermedad. Ve la enfermería de la salud como el arte que toda mujer debe aprender sobre conocimientos de higiene, considerando que la enfermería cumple funciones independientes. Mientras que la enfermería de la enfermedad se centra en el arte y cuerpo de conocimientos de otras disciplinas, siendo dependiente total o parcialmente.

Actualmente, Florence Nightingale es considerada la creadora de la enfermería profesional. A pesar de que sus ideas están ampliamente superadas, hay que destacar que fue la primera enfermera que definió los conceptos de salud y enfermedad en relación a la enfermería, el objetivo de los cuidados de enfermería, la forma de actuar y el concepto mismo de enfermería.
Foto 006 Uniforme Enfermeras Florence Nightingale

EL CUIDADO DE LOS NIÑOS
En 1.859, Florence Nightingale publica “Notas de Enfermería”, libro que se hizo tan popular, que fue editado de nuevo en 1.860 y 1.861. En él dedica una sección especial dedicada al cuidado de los bebés. Rompe con todos los tabúes y creencias de su época en este aspecto. En una sociedad en las que las madres pensaban en el baño para sus bebés como algo nocivo, ella recomendaba una exhaustiva higiene, secando muy bien cada pliegue de sus cuerpos, para ayudar a la correcta transpiración de la piel de los bebés. Incluso bañarlo una o dos veces al día, además de asearlo adecuadamente cuando se ensuciara de forma ocasional.

Su entorno, base fundamental, debe mantenerse igual de limpio. Su habitación, su cama, su casa. Además de que sea el adecuado para proporcionarle la mayor tranquilidad, sin provocarle ninguna excitación. Destaca la importancia de ponerles una ropa adecuada, cómoda y que les proporcione la temperatura adecuada, debido a su inmadurez para mantener ellos mismos el calor, o soportar temperaturas inapropiadas por sí solos. Así como su cambio frecuente. Y, sobre todo, convicción y cuidado en lo que se está haciendo. El único salario que ella ganó alguna vez en su vida, fueron los derechos de autor de este libro.

SUS “ÚLTIMOS AÑOS”
Los últimos años de su vida, los pasa en su domicilio del número 1 de South St. London, donde se trasladó definitivamente en 1.865. No deja de trabajar en las muertes de los recién nacidos y en las cuestiones sanitarias de la India, así como de dar a conocer sus ideas. Henry Durant fundador de la Cruz Roja, reconoce haber sido influido en sus proyectos por los trabajos de Florence Nightingale. En 1.890 la compañía Edyson, registra su voz en un cilindro, en su casa de South Street, siendo distribuido en 1.939. En 1.902 ya no puede escribir, ni leer sin gran dificultad y acepta los servicios de una ama de llaves, que la acompañará el resto de su vida.

El 13 de Agosto de 1.910 a los 90 años muere Florence Nightingale mientras dormía. Es enterrada en el cementerio de la Iglesia de East Wellow cerca de Romsey en Hampshire, Inglaterra.

PROMOTORA DE LA EDUCACIÓN
Su gran preocupación fue la educación. Introdujo métodos educativos prácticos, que reflejasen sus objetivos. Proporcionó libros a la escuela primaria local cercana a su casa familiar y alentó a nuevas técnicas de estudio, más prácticas; aulas de muestras de minerales dada la riqueza geológica de la zona. Señaló el importante efecto de la escolarización en la salud de los niños. En 1.863 realizó un estudio estadístico en 143 escuelas coloniales de Australia, Canadá, Sudáfrica y Ceilán (actual Sri Lanka). Pensaba que los estudios europeos no estaban adaptados a la educación de las poblaciones indígenas. En esta ocasión fue ignorada.

Pero, unos años más tarde, hace un estudio sobre la educación en los asilos de pobres. Defiende la teoría de que no hay que castigar a los pobres, sino enseñarles a que se valgan por sí mismos. Darles un adiestramiento práctico, destrezas manuales, para que saliesen del ambiente pobre y estudiasen en escuelas industriales. Sus opiniones son aplaudidas. Su amistad con Benjamín Jowett le hace interesarse por la educación universitaria. En 1.878 - 1.880 apoyó la idea de crear una medalla al mérito por los trabajos estadísticos en memoria de Adolphe Quételet, fundador de la estadística moderna.

A principios del decenio de los 90 Benjamín Jowett director de Balliol College de la Universidad de Oxford, y Frances Galton conocido matemático, crean una nueva cátedra de estadística en Oxford. Florence Nightingale recomienda a Galton que se incluya el interés de la estadística en la educación, la criminología, los asilos y la India. La propuesta no prosperó.

Los medios universitarios del momento no compartían en general el interés de Florence Nightingale por la aplicación de la estadística a los problemas sociales. Karl Pearson padre de la estadística aplicada moderna, reconoció el interés de sus ideas.

SU “AYUDA A LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER”
No puede pasar por alto su gran influencia en el desarrollo de la mujer de su época. Apoyando y encabezando una nueva imagen y sobre todo, una actitud de lucha y de mejora. Hizo mucho más fácil el camino para todas aquellas mujeres que anhelasen, como ella, ser enfermeras, abriendo un nuevo campo de trabajo y además reconocido.

Con su libro “Notas de Enfermería”, transformó a las mujeres normales de la clase obrera en auténticos guardianes de la salud de la familia, enseñando e inculcando la prevención. Con esto contribuyó notablemente a disminuir la alta mortalidad. Ayudó a abolir la regulación sobre prostitución, injusta para las mujeres. Y luchó además, por el derecho al voto de la mujer, negado en ese momento, uniéndose al Comité General para el Sufragio de la Mujer.
FOTO 007 Florence Nightingale

AUTORA TRABAJO ORIGINAL
Amaia Vallejo Angulo

COLABORADORES y CO-AUTORES
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com

Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores
raexgon@hotmail.com

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net

domingo, 20 de noviembre de 2011

BARBEROS Y OTROS OFICIOS







En las tablillas de arcilla mesopotámicas ya hablan de la limpieza de la boca y de las extracciones dentarias, éstas últimas realizadas por cirujanos barberos o gallubu, de un nivel secundario. Heródoto ya señala su presencia en aquella época en Egipto. Es seguro que no llegaron a tener la categoría de escribas, ni mantuvieron el carácter hereditario de su aprendizaje y práctica.

Los escritores monásticos ya desde el siglo X, se limitaron a recoger los conceptos simples recogidos por enciclopedistas como Isidoro de Sevilla (siglo VII), vulgarizaciones del saber científico alejadas de la medicina racional.

En la Edad Media tuvieron mucho auge los oficios menores como barberos o sangradores. Desde la época medieval, la formación de sanadores tenía una doble vertiente. Siguiendo a García Ballester (Sanadores y enfermos en la España Medieval) existía un sistema abierto con libertad de enseñanza y un sistema académico o institucional con enseñanza reglada en las Universidades (José Danón. Fundación Uriach 1838. http://www.fu1838.org/).
FOTO 001 San Isidoro de Sevilla. Óleo Sobre lienzo de Bartolomé Esteban Murillo. 1655. Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla

En este primer grupo se encontraban aquellos que se formaban con un maestro, fueran físicos (médicos), cirujanos, barberos, boticarios y otros (herbalistas, especieros, algebristas, etc.) o aquellos, puramente empíricos, charlatanes y curanderos en los que el quehacer curador se veía como derecho inalienable de quien desea ejercerlo (Medicina ante la ley. El ejercicio de la medicina en la Castilla bajo medieval. Amasuno). El modelo abierto de sanador incluía a todas las religiones, condición social y género, no así el académico que vetaba a mudéjares y judíos. Los egresados de las universidades eran muy escasos (Dos o tres por año en Salamanca, en sus primeros años). De esta manera, amplios sectores de la sociedad medieval tuvieron que recurrir a estos sanadores del modelo abierto.

De cualquier forma el éxito profesional era el mejor sistema para validar la práctica, sea médico, cirujano o barbero, y sea formado en un modelo u otro. Desde luego este primer modelo es el utilizado por los que ejercieron en algún momento el arte odontológico, sacamuelas, charlatanes, curanderos, petriquillos, barberos, sangradores…

En la Edad Media, el rey Alfonso X (1252 - 1284) promulga el Fuero Real en 1225. Se habla de carta testimonial, una especie de licencia proporcionada por las autoridades civiles (municipales) a físicos y maestros de llagas. Estos deben ser examinados por los médicos de la ciudad, firmando los alcaldes dicho documento. Tras describir someramente las competencias de los examinados, remata con una parte penal en la que se sustancian indemnizaciones para las víctimas o sus familiares por un lado, y por otro lado las multas pagaderas al Rey. Posteriormente la Corona condicionó el ejercicio profesional al abono de una cantidad por la carta de examen, además de nombrar exclusivamente examinadores. Es preciso recordar que los regidores municipales y los nobles, fueran civiles o eclesiásticos, también podían emitir cartas de examen.

Durante el reinado de Alfonso XI (1312 – 1350) se definieron las competencias de los alcaldes para examinar, certificar y vigilar. (Alcalde, es un cargo público que se encuentra al frente de la administración local básica de una ciudad, municipio o pueblo, en la antigüedad también se les llamaba con ese nombre al juez). Alfonso Chirino (1365 – 1429) es médico de cámara de Enrique III (1390 – 1406) y examina a médicos y cirujanos con el título de Alcalde y Examinador Mayor, también lo fue de Juan II. Reinando Juan II (1406 – 1454) se amplia el control y entre 1432 y 1440 se incluyen en el control de los oficios a algunos sanitarios menores, como ensalmadores y algebristas. En las cortes de Zamora de 1432, el rey Juan II en una contestación a los procuradores castellanos hace referencia de alcaldías así a “físicos commo a cerugianos e alfagemes e albéitares e a otros oficios”. El 10 de abril de 1450, siendo Príncipe de Asturias, el futuro Enrique IV (1454 – 1474) nombra a Iohan Muñoz y a Martín Gutiérrez, vecinos de Segovia como sus barberos personales, alcaldes e examinadores del oficio de barveria e sangrías e arte de flebotomía y prácticas dentales. Los gremios y hermandades elegían a sus propios diputados y alcaldes, en Sevilla, la hermandad de físicos y cirujanos que incluía a los barberos o alfajemes, así lo hacía para vigilar la práctica y evitar los daños “asy en las sangrías e en sacar de muelas, que quedan desquijarados e mancos de las sangrías e llegan a peligro de muerte”.

Con los Reyes Católicos el control del ejercicio profesional va a ser una de las metas de su política. El 30 de marzo de 1477 los reyes Isabel y Fernando emiten una cédula confirmando los poderes reales que otorgan a sus funcionarios, apareciendo y creándose el Tribunal del Protomedicato. Entrando dentro de su jurisdicción las siguientes profesiones u oficios: físicos, cirujanos, ensalmadores, boticarios, especieros y herbolarios. Rodrigo del Lunar en enero de 1475 y Pascual Palacios en abril son nombrados “Barberos Mayores” y alcaldes examinadores mayores de todos los barberos del Reino. En 1500 se dictan las Ordenanzas para barberos, creándose los Protobarberos dependiendo del Tribunal del Protomedicato. Desde 1563, tras las Cortes de Madrid los protomédicos examinan juntamente a físicos, cirujanos, boticarios y barberos. Quedando desvinculados del examen con los protomédicos, los especieros, ensalmadores y herbolarios.
FOTO 002 Braulio de Zaragoza e Isidoro de Sevilla

Con el Tribunal del Protobarberato se crean la reglamentación para valorar la capacidad de los sangradores y barberos. Quedando fuera de dicho tribunal los saludadores, ensalmadores, especieros, herbolarios, brujas, hechiceros, conjuradores, nigromantes y astrólogos judiciarios que eran perseguidos por el tribunal y por la Inquisición. Había otro grupo de empíricos, con cometidos específicos: batidores de cataratas, hernistas, algebristas, sacadores de piedras, además de sacamuelas y parteras que tenían licencias particulares que permitían su tarea.

Aparece la figura del aprendiz que puede ser por tradición familiar o bien trasladarse a casa ajena. En este último se formalizaba una carta asiento o asiento de aprendiz, un contrato donde quedaban fijadas los derechos y obligaciones por ambas partes. Un caso típico era un muchacho de 15 años que era colocado en casa con un maestro durante tres años, pasados los cuales consigue del maestro instrumental necesario para la práctica del oficio. El discípulo acompañaba al maestro, observaba y escuchaba, tomaba notas. Probablemente realizaría alguna pequeña intervención al final del periodo para adquirir práctica suficiente para desempeñarlo luego él sólo. El aspirante debía presentar ante el Tribunal los informes que certificaban las prácticas realizadas, firmadas por las autoridades municipales alcaldes o corregidores. Unidos a ellos estarán los documentos del o de los maestros sangradores con los que se hubiere formado. La limpieza desangre era otro requisito muy importante que tenían que demostrar la ausencia de parentesco con judíos o moriscos, al menos desde la generación de los abuelos.

En 1717 se publica la obra titulada “Doctrina moderna para los sangradores: en la qual se trata de la flebotomia y arterotomía, de la aplicación de las ventosas, de las sanguijuelas y de las enfermedades de la dentadura…”, que tuvo una segunda edición en 1721, y en 1775 se publica la obra “Doctrina moderna para sangradores”. El mismo autor en 1778 titula su obra “Doctrina moderna para los sangradores: en la qual se trata de la flebotomia y arterotomía, de la aplicación de las ventosas, de las sanguijuelas y de las enfermedades de la dentadura que obligan a sacar los dientes, colmillos o muelas, con el arte de sacarlas”.

En 1761 una Real orden del 7 de diciembre pretende atajar el intrusismo de sangradores que actuaban sin título, sobre todo aquellos que tenían tienda abierta sólo para afeitar a navaja o tijera. La Real Cédula del 13 de abril de1780 dada en Aranjuez por Carlos III (1759 – 1788) establece las ordenanzas para la creación del Colegio de Cirugía de San Carlos, los de Cádiz y Barcelona se habían fundado en 1748 y 1760 y ordena la separación en tres Audiencias de Medicina, Cirugía y Farmacia. Y en ella se determina:
“Que gobernada la Cirugía por sus propios facultativos, reúna en sí, el examen y aprobación de Sangradores y el conocimiento de todas las cosas que hasta aquí haya concedido el Tribunal del Protobarberato, quedando éste suprimido en todas sus partes”.

En 1767 se observa la exención del servicio militar a los sangradores en una Real Declaración de Milicias de Carlos III en el que se recoge:
Un sangrador aprobado con el título correspondiente, en pueblo donde por corta vecindad y pobreza no haya cirujano, pero en lo demás no será exento el sangrador y en ninguno los barberos y mancebos aunque sean de cirujano aprobado”.

En 1797 una Real Cédula establece modificaciones para el examen de cirujanos y sangradores. En 1799 se crean las Reales Escuelas para examinar a los cirujanos y demás clases subalternas, y en la Real Orden además de suprimir el Protomedicato, se señala en un artículo que:
Solo la Junta será el único cuerpo que para todo el Reyno sin distinción podrá expedir exclusivamente los Grados y Licencias para curar de Medicina y Cirugía, ó de estas partes y sus subalternas separadas en los términos dichos en la regla anterior (para la clase de sangradores y matronas o parteras por la necesidad y la decencia del sexo), quedando anulado el Protomedicato, como lo está el Protocirujanato…”.

En 1801 se restablece el Protomedicato, la última reunión de este Tribunal se celebra el 28 de marzo de 1822 desapareciendo para siempre.

En 1804 una Real Cédula establece los exámenes de reválida en Cirugía para los Cirujanos, Sangradores y Parteras y en esa misma cédula en su capítulo 21 se establece:
Los sangradores, que he resuelto continúen por ahora, siendo aprobados, y teniendo el título correspondiente de la Junta superior Gubernativa, podrían establecerse, para exercer su arte, en cualquiera pueblo de mis dominios, excepto en aquellos donde hubiere Colegios ó Comunidades de Cirujanos… sus facultades se limitarán á sangrar, sacar dientes y muelas, aplicar sanguijuelas y vejigatorios, poner ventosas y sajarlas; pero nada de eso podrán ejecutar sin disposición de Cirujano ó Médico aprobado…”

En 1846 se publica la obra titulada “Manual de flebotomianos ó sangradores”; en 1847 Juan Chomon publica la obra titulada “El Manual del Sangrador”; en 1848 el Dr. Palacios titulada “Manual práctico para el estudio de los sangradores” y la “Guía teórico-práctica del sangrador, dentista y callista, o tratado completo de cirugía menor ó ministrante”. Ya en 1871 se publica bajo el título “Vademecum del Practicante: Compendio teórico práctico de los conocimientos indispensables á los aspirantes al título de practicante; á los que deseen optar á plazas de practicantes de los hospitales civiles ó militares; á los sangradores, ayudantes de cirugiía…”. Esta última publicación se realiza catorce años después de la creación de la figura y titulación del “Practicante” mediante la Ley Moyano de 1857.
FOTO 003 Libro del arte de las comadres y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños 1541. Tratado de la utilidad de la venae festionisin

En 1815 con motivo de una consulta realizada al Consejo del Reino por la Congregación de los Cirujanos y Sangradores sobre los problemas del intrusismo planteados por las actividades realizadas con los Barberos de navaja afincados en la Corte de Madrid, se hacía referencia a la integración de los cirujanos y sangradores a la Hermandad de San Cosme y San Damián.

Existe también constancia de la existencia de organizaciones colegiales entorno a los sangradores en 1818 en respuesta a una consulta formulada por una representación de Cónsules del Colegio de Cirujanos y Sangradores de la ciudad de Barcelona, pidiendo que “así ellos como los cirujanos romancistas y Sangradores que se graduasen de la facultad privativa de tener tiendas de Barbería”. Argumenta la Real Orden que dicha consulta fue también realizada por el Colegio de Cirujanos de la ciudad de Zaragoza.

Comadres, parteras y matronas
Las Comadres, Matronas y Parteras son tres denominaciones que han perdurado a lo largo de los tiempos para denominar a lo que hoy conocemos como “Matronas”. La primera norma legal que hace referencia a las parteras data de 1448 (Ordenanzas de Madrigal que indicaban que las parteras tenían que ser examinadas por los alcaldes de los pueblos de Castilla). Posteriormente en 1523 se prohíbe a los Protomedicatos examinar a las parteras en el Reino de Castilla no así en el de Aragón, Sevilla y Valencia (Cortes de Valladolid).

Destaca en este período (1541) la obra del doctor mallorquín Carbón Damián titulada “Libro del arte de las comadres o madrinas y del regimiento de preñadas y paridas de los niños” considerada como obra magistral y básica para la formación de las comadres de la época. Desde el punto de vista legislativo en 1779 se dan los primeros pasos para unificar las enseñanzas de la medicina y cirugía, haciendo especial referencia a los sangradores y matronas o comadres (Real Orden de 20 de abril de 1799, para la reunión de la Medicina con la Cirugía, que deben regir provisionalmente hasta que se forme una Ordenanza que abrace todas las reglas precisas para el gobierno de esta Facultad reunida. En su artículo tercero hace referencia a Sangradores y Matronas o Parteras).

En 1804 se aprueba una Real orden por la que se aprueban y mandan observar las Ordenanzas generales formadas para el régimen escolástico y económico de los Reales Colegios de Cirugía, y gobierno de esta Facultad en todo el reino. En el Capítulo XVI hace referencia a “Exámenes de revalida para los licenciados en Cirugía, para los Cirujanos, Sangradores y Parteras”. En el Capítulo XVIII hace referencia a “Penas de los que ejerzan la Cirugía sin título, facultades y exenciones de los Cirujanos aprobados, y de los Sangradores y Parteras” (Real Cédula de Su Majestad de 6 de mayo de 1804). Esta regulación de la reválida para las parteras, se vio modificada por otra de 1816 en la que se exigía que para cursar los estudios de partera, había que tener cumplidos los 22 años.

En 1827 se establece el Reglamento para el régimen científico, económico e interior de los Reales Colegios de Medicina y Cirugía, y para el gobierno de los profesores que ejerzan estas partes de la ciencia de curar en todo el Reino. En el Capítulo XXIV hace referencia a “De los Cirujanos-Sangradores, y de las Matronas o Parteras”. En el Capítulo XXV se hace referencia al “Título para los Cirujanos-Sangradores” (Art. 5º) y “Título de Matrona o Partera” (Art. 6º) en el Real Decreto de 16 de junio de 1827. Aunque hubo diferentes normas no es hasta 1857 cuando la denominada Ley Moyano, la Ley de Bases de 9 de septiembre de 1857 por la que se aprueba la Instrucción Pública, estableciendo en su artículo 41 que, el Reglamento determinará los conocimientos prácticos que se han de exigir a los que aspiren al título de Matrona o Partera.

Posteriormente ese reconocimiento profesional de la matrona se vio reforzada en 1865 cuando se dispuso que las clases de médicos y cirujanos pasen para contribuir al subsidio industrial a formar parte de la tarifa de profesiones en la forma que se expresa, haciendo referencia a Cirujanos romancistas, Comadronas y Sangradores. En 1867 se establecen las matrículas grados, títulos y certificados, estableciéndose las tarifas de los derechos de las matrículas. Los Practicantes y Matronas debían de abonar 80 escudos por cada título.

Como profesión fue muy prolija en publicaciones. Así se tienen constancia al menos de las siguientes obras:
“Libro del arte de las comadres y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños” de Carbón Damián. “Las mugeres que exercen el Arte de Comadres” de Alphonsi Carranza. “Cartilla nueva, útil y necesaria para instruirse las matronas, que vulgarmente se llaman Comadres, en el oficio de partear” de Antonio Medica. “Instrucciones sucintas sobre los partos para la utilidad de las comadres” de Joseph Raulin. “Embriología sagrada o Tratado de la obligación que tienen los curas, confesores, médicos, comadres, y otras personas, de cooperar a la salvación de los niños que aun no han nacido, de los que nacen al parecer muertos, de los abortivos, de los monstruos” de Francisco E. Cangiamila. “Examen y cartilla de parteras teórico práctica” de Domingo Rosain. “Instrucción de comadronas ó sea curso de estudio para las que se dedican al ejercicio de comadronas, arreglada según las doctrinas modernas” de I. Sánchez Rodríguez. “Manual del arte de obstetricia para uso de las matronas” de Francisco Alonso y Rubio.
FOTO 004 Realizando una cura

“Compendio de obstetricia para la enseñanza de comadronas y parteras” de M. Vazquez y Muñoz. “Preceptos higiénicos que debe observar la mujer durante el embarazo, parto y puerperio (manual de la comadre) de Francisco Vidal Solares. “Programa de obstetricia practica para los examenes de matronas” de Juan Bertrán. “Curso elemental de partos explicado á las alumnas de la carrera de comadrona durante el año académico 1897 á 1898” de Enrique Igual.

Ministrantes o cirujanos menores
Desde el punto de vista normativo, la figura de Ministrante o Cirujano menor nace a mediados del siglo XIX por Decreto de 17 de septiembre de 1845, por el que se aprueba el plan general de estudios. En el Capítulo 3º regula las enseñanzas de las Facultades de Medicina, estableciendo en su artículo 27 la necesidad de establecer un Reglamento que regule las condiciones por las que se autorizará para ejercer la sangría y demás operaciones de la Cirugía menor o ministrante a los que desempeñaren o hubiesen desempeñado el cargo de Practicantes en Hospitales.

El siguiente Reglamento que se aprobó fue por Real Orden de 29 de junio de 1846, que en su artículo 7º, se expresa la autorización para hacer sangrías generales o tópicas, aplicar medicamentos al exterior, poner toda clase de cáusticos o cauterios y hacer escarificaciones, limpiar la dentadura, extraer dientes y muelas y ejercer el arte de callista.
FOTO 005 Cirujano sangrador y barbero hospital Almería. Barbería siglo XIX. Barbero cirujano. Botiquín 1792

Este título de Ministrante o Cirujano Menor tuvo pequeñas modificaciones en distintas normativas, como son la Real Orden de 1 de mayo de 1847, Real Decreto de 10 de septiembre de 1851 y la Real Orden de 24 de enero de 1853. Sin embargo en 1857 se publica la famosa y conocida por el nombre de “Ley Moyano” que crea la nueva o antigua figura del “Practicante” suprimiendo las enseñanzas de Ministrantes o Cirujanos Menores.

Aunque el tiempo es muy corto, las publicaciones que desarrolla esta figura es inmensa para el poco tiempo que perdura. Así nos encontramos con “Tratado completo de extracción de los dientes, muelas y raigones para cirujanos menores ó ministrantes” de A. Rotondo y Tabasco. “Manual de flebo-tomianos ó sangradores” de A. González del Valle. “Manual del sangrador” de J. Chomón. “Manual práctico para el estudio de los sangradores, creados por Real Orden de 10 de julio de 1846” de J. Palacios Rodríguez. “Guía teórico-práctica del sangrador, dentista y callista, o tratado completo de cirugía menor ó ministrante” de José Díaz Benito y Angulo; y de Pedro González Velasco. “Nuevo manual del sangrador” de L. Vidal y Aute. “Curso completo de cirugía menor: arreglado á las explicaciones de los señores catedráticos” de J. Alonso y Ors. “Manual práctico de Fleboarteriotomía y otras operaciones de Cirugía Menor” de B. Cisneros y Avilés.

Aunque en 1857 desaparecen las enseñanzas de Ministrante o Cirujano Menor, siguen realizando libros bastantes años después. Así tenemos “Elementos quirúrgicos ó Manual del Ministrante: escrito con arreglo Á los adelantos modernos del arte de las operaciones. Basado en obras que se consideran mas selectas para mayor facilidad de comprensión y obtener seguro éxito y acierto al verificarlo” de D. Iranzo y Requena. “Compendio de Flebotomía y operaciones propias de la cirugía menor o ministrante, con adición de algunos conocimientos sobre la prótesis dentaria. 3ª edición de R. Ameller y Romero. “Compendio de Cirugía Menor ó ministrante; libro escrito para los sangradores” de N. Ferrer y Julve. Carta a … o Marechal Duque de Saldaña acerca do ensino teórico e practico do sistema medico homeopático em Portugal e do decreto de 22 de junho que auctorisa a creaçâo da classe dos cirurgiôes ministrantes” de A. Santos Brillante.

“Tratado completo de cirugía menor, ó manual práctico indispensable para médicos, cirujanos, ministrantes y practicantes de los hospitales, que deseen estar al corriente de los descubrimientos de la época” (Anónimo??). “Nuevo compendio de Cirugía Menor. Resúmen de los conocimientos mas indispensables á los practicantes, ministrantes, sangradores, ayudantes de cirugía y aspirantes a plazas de practicantes de los hospitales civiles y militares” de N. Ferrer y Julve. Y el último que se conoce de 1891 de D. Iranzo y Requena titulado “Elementos quirúrgicos ó manual del Ministrante: escrito con arreglo á los adelantos modernos del arte de las operaciones. Basado en obras que se consideran mas selectas para mayor facilidad de comprensión y obtener seguro éxito y acierto al verificarlo”.

Los continuos cambios en las denominaciones de las profesiones consideradas como auxiliares médicas genera no poca confusión a la hora de estudiar e identificar los colectivos afectados. Existe evidencia documental de que en 1865 se presentó en el Ministerio de Gobernación el Reglamento para el Régimen de la Sociedad de Ministrantes, disponiendo como órgano de expresión su revista mensual llamada “La Voz de los Ministrantes” que fue editada desde 1864 a 1866 con la denominación expresa de “periódico dedicado a la instrucción y defensa de esta clase y la de Practicantes”.

En 1877, la Real Orden de 6 de octubre desposee a la Carrera de Practicantes del ejercicio de dentista, desapareciendo así pues los Practicantes Dentistas, aunque los titulados hasta esa fecha y los que habían iniciado los estudios podrían continuar desempeñando tales funciones. La institucionalización del reformismo social en España se inicia con la Comisión de Reformas Sociales (1.883), encargada de analizar la realidad social del país, a partir de ese momento una serie normativas legislativas en el tiempo, institucionalizarán y profesionalizaran la sanidad y la enfermería. Reglamentación de practicantes y matronas: en 1888 se reglamenta la titulación de los practicantes (eran los antiguos ministrantes) y a las matronas.

Practicantes
A partir de este momento los practicantes tienen que recibir una formación teórica de 1 año, la cual comprendía: Anatomía, Técnica de los vendajes y Cirugía menor. Después tenían que hacer 2 años de prácticas hospitalarias, y luego debían pasar un examen teórico - práctico para poder ejercer.
FOTO 006 Maestros de llagas y dolores. Instrumental indispensable del ministrante

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
José Danón. Fundación Uriach 1838. http://www.fu1838.org/
Juan Garmendia Larrañaga. Gremios, oficios y cofradías del País Vasco.
Rafael Sanz Ferreiro. Tesis Doctoral: Los Practicantes y el Ejercicio de la Odontología Española. Madrid 2004
Sergio Quintairos Domínguez. Tesis Doctoral: Del Practicante a la Enfermera. 150 años de desarrollo profesional: El papel de los Colegios Profesionales. Ferrol 2008
Carlos Álvarez Nebreda: Código enfermero español del siglo XX: compendio legislativo. Madrid 2002
Cecilio Eseverri Chaverri. Historia de la enfermería española e hispanoamericana. Madrid 1995
José Siles González. Pasado, presente y futuro de la Enfermería en España. Alicante 1996 e Historia de la Enfermería. Alicante 1999
Francisco Ventosa Esquinaldo. Cuidados psiquiátricos de enfermería en España. Madrid 2000
Manuel Ferreiro Ardións y Juan Lezaun Valdubieco. Historia de la Enfermería en Álava. Vitoria 2008
Antonio C. García Martínez; Manuel J. García Martínez y Juan Ignacio Valle Racero. Hiades, Revista de Historia de la Enfermería números 1 al 10
Diego José Feria Lorenzo. Los Ministrantes ante la Ley de Sanidad de 1855. Análisis de la petición enviada a la comisión encargada del dictamen. Huelva 2008
José Antonio Ávila Olivares. Los precursores oficiales de los practicantes de mitad del siglo XIX: Los Sangradores. Barcelona 2010 y ¿Existió realmente una titulación Oficial con el nombre de Ministrante?
Juan Ignacio Valle Racero. Múltiples trabajos, conferencias y congresos.
Isidoro Jiménez Rodríguez: Las titulaciones quirúrgico-médicas a mediados del siglo XIX: Los Ministrantes. Toledo 2006
Javier Saavedra Balseiro. De la Historia a la Intrahistoria Lucense. Precursores de la Enfermería (I, II y III). Lugo 2009 - 2011
Koldo Santisteban Cimarro: Libros antiguos

Raúl Expósito González:
La prensa profesional de los ministrantes y practicantes de España en el siglo XIX. 2009
Don Manuel Rodríguez: Practicante mayor de la Beneficencia provincial. 2009
La Junta Directiva del Colegio Provincial de Practicantes de Ciudad Real en 1914. 2009
El Origen del Colegio Provincial de Practicantes de Ciudad Real. Nº 34 Cuadernos de Estudios Manchegos. 2009
El arte del dentista según el Manual de Flebotomianos de Ambrosio González del Valle (1887). 2010
El congreso español de cirujanos, ministrantes, practicantes y dentistas de 1885. 2010
Ena, la reina enfermea. 2010
Ministrantes y practicantes en los albores del corporativismo odontológico español. Octubre 2011
La Unión de cirujanos, ministrantes y practicantes de Barcelona. 2011
La Matritense Sociedad de Ministrantes. Noviembre 2011

Manuel Solórzano Sánchez
Historia y antecedentes del Hospital de Amara. Donostia 1999
Dispensario Médico de Santa Isabel. Gratuito para los pobres de San Sebastián. Donostia 2002
Francisco Zaragüeta y Linzuain (Practicante de Hernani Gipuzkoa). 1796 – 1880. Donostia 2005
“Apuntes históricos de Gipuzkoa. Practicantes, Matronas y Enfermeras. 1904 – 2004”. Donostia 2007
“50 años del Hospital Donostia”. Donostia 2010
Hospital Civil de San Antonio Abad. Donostia 15 de Diciembre de 2011 a las 19 horas. Se presentará a los medios de comunicación en la Casa de Cultura de Oquendo. Avenida de Navarra. San Sebastián

Javier Álvarez Caperochipi. Médico: Cuitas médicas.
http://cuitasmedicas.blogspot.com/2010/06/barberos-cirujanos.html

José Antonio García Ramos. Médico. Médicos Almerienses
http://garciaramosmedicosalmerienses.blogspot.com/2010_11_01_archive.html

Begoña Madarieta Revilla. Historiadora. Museo Vasco de Historia de La Medicina y de La Ciencia. UPV. Universidad del País Vasco. Fue fundado por José Goti Iturriaga en 1982. http://www.bizkaia.ehu.es/p209-shmhmhm/es/

Museo Histórico de Enfermería Fundación José Llopis (MHE)
http://www.museohistoricodeenfermeria.org/
FOTO 007 Título de Barbero Flebotomiano Sangrador 1591 de Juan de Castro. Es un documento que informa sobre las actividades propias de este oficio socio sanitario durante la Edad Moderna. Juan de Castro fue un vecino de Allariz que en 1591 consiguió en Madrid la licencia que lo capacitaba para ejercer el oficio de “barbero sangrador”. Por ello, se le expidió este vistoso título orlado de rojo sangre a través del cual es posible conocer el tipo de técnicas que practicaban estos oficiales. Algunas podrían abarcar desde la extracción de muelas o de sangre con fines terapéuticos, hasta la realización de un simple afeitado. Allariz se ha conformado desde la edad Media como una importante villa y en 1591 contaba ya con unas 943 familias y con habitantes que se dedicaban a las actividades más variadas.

AUTORES
Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com

Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores
raexgon@hotmail.com

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net

domingo, 13 de noviembre de 2011

MEDULÍN

La FUNDACIÓN JOSEP CARRERAS quiere presentarnos a Medulín, un fantástico superhéroe que busca donantes de médula ósea compatibles para todos los pacientes de leucemia y otras enfermedades de la sangre que necesitan un trasplante y no tienen un familiar compatible. Es el caso de Leo, un niño de Barcelona de 10 meses que sufre una enfermedad rara llamada Inmunodeficiencia Severa Combinada. Su única oportunidad de curación es un trasplante de médula ósea de un donante no emparentado.
La compra de cada camiseta (16€ + gastos de envío) supone un donativo a la Fundación Josep Carreras, que dedicaremos a nuestros proyectos: la búsqueda de donantes de médula ósea y sangre de cordón umbilical compatibles, la promoción de la investigación científica o los pisos de acogida para pacientes y sus familias.

La camiseta es de manga corta, de color negro y es 100% de algodón (190 g). Es una prenda unisex y las tallas disponibles son S, M, L y XL, para adultos, y tallas 4 y 8 años para niños. La tienda online "Camiseta solidaria" realiza los envíos a toda España. Si estas Navidades quieres regalar la camiseta de Medulín, cuenta con que el envío puede tardar entre 7 y 15 días.

Muchas gracias por ser una persona solidaria hasta la médula.

Afectuosamente,

Alexandra Carpentier de Changy

Responsable de Comunicación

BARBEROS Y CIRUJANOS







Barberos y cirujanos en las provincias de Gipuzkoa, Navarra y Almería

Barberos y cirujanos en la provincia de Gipuzkoa
Encontrado en el archivo parroquial de Oyarzun (Gipuzkoa) las “Ordenanzas del Noble y Leal valle de Oyarzun” del año 1755. “Copia de las confirmadas el año 1536”. Incluido en la “Ordenanza para la presentación de la vicaría y beneficios de la parroquial de este Noble y Leal Valle de Oyarzun, hecha el año pasado de 1574 y confirmada el año pasado de 1688, como consta del Registro del Valle”. Folios 126 y 127.
FOTO 001 Barbero, Cirujano, Sangrador

Contrato con el barbero y cirujano
Como cosa lógica y natural han sido muy cuidados los contratos suscritos entre los vecinos de un pueblo y el “barbero cirujano” obligado a atenderles. Este documento corresponde al año 1584, firmado por los representantes de los Concejos de Berastegui y Elduayen con un “maese barbero cirujano”.

“En la plaza de Sarria que es en la tierra de Berástegui entre las dos casas que fueron de Obineta y a nueve días del mes de Septiembre de mil quinientos y ochenta y cuatro años, en presencia de mí Domingo de Aburruza, escribano de S. M. y de número de la Villa de Tolosa, se juntaron en nombre de los concejos de Berástegui y Elduayen según han de uso y costumbre de se juntar especial y nombradamente, de la dicha tierra de Berástegui (…), alcalde (…), regidores (…), vecinos de Berástegui y de la tierra de Elduayen (…), alcalde (…), y (…), jurado (…), regidores y vecinos de Elduayen y en la otra maese Juan de Ichaso, vecino de la tierra de Lazcano, cirujano, y dijeron que habían concertado, convenido e igualado que el dicho maese Juan de Ichaso usando el oficio de barbero y cirujano ha de servir y asistir, sirva y asista a la dicha tierra de Berástegui de día y de noche de ordinario, teniendo en ella su mujer y familia en los cuatro años que corran desde hoy día, sirviendo a los vecinos y moradores de las dichas tierras de Berástegui y Elduayen y Eldua y valle de Leizarán yendo como propia persona a cualquiera de las casas de las dichas tierras de Berástegui y Elduayen y al barrio de Eldua y valle de Leizarán en todos los tiempos en que fuere llamado con necesidad a hacer sangría y cura de herida o descalabro que se ofreciere, y yendo a la dicha tierra de Elduayen a afeitar de mes en mes y a lo que más se ofreciere, y en los dichos cuatro años no hará ausencia ninguna el dicho maese Juan sin voluntad del dicho concejo de Berástegui y los dichos concejos le hayan de dar y pagar salario a dicho Juan de tres escudos cada uno de los dichos cuatro años”, pagados luego de contado y el dicho maese recibió y se dio por contento realmente, y con ese efecto yo el escribano otorgo carta de pago.

El dicho maese Juan, los dichos concejos en adelante a los tres años siguientes le pagarán de medio en medio año a seis ducados hasta cumplir lo susodicho, y más por cada “sangría” que hiciere. El vecino y morador de las tierras de Berástegui y Elduayen y barrio de Eldua le dará cualquiera que fuere “sangrado” dos reales por cada sangría, el dicho valle de Leizarán le pagará cuatro reales. Y por “afeitar, cortar el cabello y barba” de cada uno un cuartillo, y por “sacar cada muela” un cuartillo, y por cada “cura que hiciere de cuchillada, herida o descalabro” pagará cada cual conforme con la cura que hiciere y se concertare con las partes. El dicho maese Juan prometiólo así, obligándose con su persona y bienes, y para en caso muriere este presente año antes de cumplir el año para volver los dichos doce ducados o parte del tiempo. Nombraron fiadores (…). Y se firmó el correspondiente contrato. (Archivo de Protocolos de Guipúzcoa, Tolosa. Leg. 65 del año 1584 en el folio 473. Documento facilitado por Pedro Elosegui Irazusta).

Otro compromiso de idéntica naturaleza es el “Convenio entre los vecinos del barrio de Araoz y el cirujano”.

“En la Anteiglesia de Araoz a diez y ocho de febrero, año de mil setecientos setenta y tres, ante mí el Escribano y testigos aparecieron de la una parte Francisco de Uriarte (…), vecinos de dicha anteiglesia, y por sí mismos y en nombre de los demás vecinos ausentes y por venir por quienes prestan caución de rato de que tendrán por bueno y firme este instrumento: Y de la otra Pablo Joaquín de Barrena maestro cirujano, vecino de dicha anteiglesia y dijeron que de común acuerdo de todos los vecinos de dicho barrio se había hecho elección de cirujano en el citado Pablo Joaquín y en su virtud está sirviendo desde el día de San Miguel, de Septiembre, del año próximo pasado. Y ahora quieren otorgar escritura de común acuerdo y en su consecuencia el referido Pablo Joaquín se obliga a servir de cirujano sangrador y barbero por espacio de nueve años que empezaron a correr el expresado día de San Miguel de Septiembre próximo pasado, asistiendo a todos los vecinos de esta dicha anteiglesia y sus familias en todo lo que se ofrezca de dichos oficios: Y que por razón de salario le hayan de contribuir, es a saber, cada casa y familia media fanega de trigo, un celemín de maíz, un manojo de lino y carro de leña. Que en el caso de haber en una casa dos matrimonios se ha de atender no deber contribuir cada matrimonio con el manojo de lino y carro de leña. Que habiendo en una casa dos familias que se componen de un matrimonio, y un hombre viudo, en tal caso éste sólo deberá contribuir con una cuarta de trigo, y un celemín de maíz. Que habiendo familia de mujer viuda con hijo adulto deberá pagar media fanega de trigo y un celemín de maíz, manojo de lino y carro de leña, y no teniendo hijo adulto sólo una cuarta de trigo. Que en los casos de curación de heridos o golpes de mano airada se le haya de pagar su asistencia y curación, por el agresor o delincuente al respecto regular que se tasase. Con estas condiciones otorgan esta Escritura, obligándose cada parte a cumplir con lo que le toca, y para que así se le compela y apremie por todo rigor de derecho y vía ejecutiva como por sentencia definitiva (…). En cuyo testimonio lo otorgaron así, siendo testigos (…), cura de dicha anteiglesia (…), residentes en ella; yo el dicho Pablo Joaquín de Barrena y por los demás que dijeron no saber escribir, a su ruego firmó un testigo (…)”. (Archivo de Protocolos de Oñate. Leg. 3.380 del año 1773 en el folio 94).
FOTO 002 Tratado de la utilidad de la sangría 1583. Premática por la que se da la orden en el examen de los Cirujanos Romancistas 1604

Sus Inicios
Los primeros estatutos que se conocen de los Barberos datan de 1242 en Montpellier en los que se regulaba el ejercicio del oficio. Montpellier en aquella época pertenecía al Reino de Aragón hasta 1348. Posteriormente y en la Ciudad de Valencia se estableció “La Cofradía de Barberos y Cirujanos” en la que el examen de los candidatos consistía en una prueba teórica y otra práctica. Y más adelante en 1455 se crea “La Cofradía de Barberos y Cirujanos” de Zaragoza, Cofradía que estuvo bajo la protección y tutela de los Santos Cosme, Damián y Valentín; y en 1489 aparece una nueva “Cofradía de Barberos y Cirujanos” en Mallorca, estableciendo funciones profesionales por categorías: mestres, fadrins y mossos.

Es en 1500 cuando se crea el Protobarberato como órgano examinador con independencia absoluta del Protomedicato, Protocirujanato y Protofarmacéutico. Por la Pragmática Sanción de los Reyes Católicos dictada en Segovia el 9 de abril, se establece en su preámbulo: “los exámenes de los barberos; y pena de los que sin requisito pusieran tienda para sangrar, y hacer las demás operaciones que se expresan”. Es ilustrativo que en el primer párrafo cuando se refiere a los criterios establecidos con respecto al intrusismo dice: “Mandamos, que los Barberos y exâminadores mayores de aquí en adelante no consientan ni den lugar, que ningún barbero no otra persona alguna pueda poner tienda para sajar ni sangrar, ni echar sanguijuelas ni ventosas, ni sacar dientes ni muelas, sin ser exâminado primeramente por los dichos nuestros barberos mayores personalmente…”.

Con la aparición de la Congregación de Cirujanos y Sangradores y su incorporación a la Hermandad de San Cosme y San Damián, estos se fueron haciendo fuertes frente a los Barberos, interponiendo continuas demandas por intrusismo ante el Consejo de Estado que les fueron quitando competencias a los Barberos y dándoselas a los Sangradores.
FOTO 003 Barbero cirujano. Utensilios del barbero

Barberos y cirujanos en la provincia de Navarra
Los oficios de barbero y de cirujano fueron siempre muy diferentes. En la época medieval, coincidieron en algunos intereses y se asociaron. El cirujano de entonces, era un hombre de estudios universitarios, de menor categoría que los médicos; eran sujetos que aprendían más técnica que ciencia: hacían sangrías, curaban heridas, evacuaban abscesos de pus, arreglaban fracturas, amputaban piernas. Había tres escalas en la carrera de cirujano: mancebo, romancista y maestro.

El oficio de cortar el pelo y cuidar la barba, era un servicio poco demandado. Los Barberos fueron también ayudas de cámara de señores importantes, a los que a parte de cortar pelo y arreglar barba, cuidaban la ropa y enseres; los reyes solían tener barberos en su corte, que también les ayudaban a lavarse y bañarse. Más tarde derivaron hacia la cirugía menor y recibieron una titulación que les autorizaba a hacer: sangrías (sangradores), colocar sanguijuelas (sanguijuelistas), poner emplastos (medicamentos sobre tela aplicados al cuerpo).

Esta deriva de los barberos hacia la cirugía estuvo facilitada o promovida por culpa de las luchas profesionales entre médicos y cirujanos. Los médicos del Renacimiento, especialmente en Inglaterra, no admitían asociarse con cirujanos, por considerarlos de menor categoría y fundaron el Real Colegio de Médicos en donde solo podían entrar internistas.

Los cirujanos se vieron en la necesidad de buscar otras asociaciones para defender sus intereses y se juntaron a los barberos; se fundaron compañías mixtas de Barberos y Cirujanos, a las que se unieron pasteleros y cerveceros y tuvieron una serie de estatutos en común. De esta unión coyuntural y antinatural nació la aproximación y el interés de los barberos a las técnicas llamadas de “cirugía menor. A los barberos con dedicación quirúrgica les van a llamar “cirujanos de bata o traje corto” o de “cuota”, para diferenciarlos de los cirujanos de formación universitaria que serán los de traje largo o de academia.
FOTO 004 Don Quijote de la Mancha. Visita del cura y el barbero

En la literatura universal hay referencias a estos personajes. Cervantes en El Quijote menciona la figura de Maese Nicolás, “barbero, cirujano, y sacamuelas”, que preparaba también brebajes para jaquecas; que atendería al famoso hidalgo, después de ser molido a palos, tras una de sus hazañas. Un caso extraordinario fue el de Ambrosio Paré (1510 - 1590), hijo de una prostituta francesa, que pasó de aprendiz de barbero cirujano a cirujano real y a ser considerado uno de los padres de la cirugía universal, al descubrir la hemostasia por ligadura, (tomar entre pinzas los grandes vasos sangrantes y aplicar ligadura de los mismos con un hilo).

Los sanadores de bata corta, tuvieron un período largo de esplendor, y en innumerables ocasiones se excedieron en sus atribuciones; algunos hasta se atrevieron a hacer operaciones mayores: hernias y almorranas; un ejemplo del abuso de atribuciones, en Francia, en un período de un año, se pusieron 30 millones de sanguijuelas.

En Navarra como es natural también existieron y anduvieron a su antojo; muchos iban de un lado para otro con un criado que se ocupaba de acompañarles y llevarles la bolsa de cuero con el instrumental. En los siglos XVI y XVII, toparon con la Cofradía de San Cosme y San Damián de Pamplona, que intentó separar claramente la función de barbero de la de cirujano. El enfrentamiento duró mucho tiempo, entre otras razones porque el pueblo los defendía, al considerarlos más asequibles, en un período de escasez de cirujanos universitarios. En definitiva, los barberos serán perseguidos por intrusismo y muchas veces retirados sus instrumentales del consultorio, como sucediera con Juan Gómez, Juan de Aldaz, Pedro Aguinaga, el alquimista italiano Antonio Tavera y con los barberos de Ecároz y Monreal.

Los conflictos con los barberos, llevaron a la Cofradía de San Cosme y San Damián, a solicitar a Las Cortes de Navarra en 1677, que suspendiera definitivamente los permisos a todos los barberos, para cualquier tema de cirugía, tanto mayor como menor, y que solo los cirujanos tuvieran permiso para usar el escalpelo. Las Cortes apoyaron parcialmente las peticiones de la Cofradía, seguramente por la escasez de cirujanos de academia, y solo obligaron a los barberos a solicitar permiso a los médicos, caso por caso, para poder actuar. Sin embargo años después y ante denuncias reiteradas por la falta de calidad de los cirujanos, Las Cortes participarían decididamente en la creación de La Cátedra de Cirugía del Hospital General de Pamplona de la Misericordia.

Idoate, en “Rincones de Navarra” hace referencia a un sucedido maravilloso del año 1611. Narra la historia de un barbero cirujano y sangrador del pueblo navarro de Ujué, que un día decidió hacerse operador. Por aquel entonces un cirujano francés estuvo operando hernias a monjes del Monasterio de La Oliva; el francés debía ser un cirujano hábil y castrador, es decir que extirpaba el testículo para curar la hernia, pero que obtenía buenos resultados. El barbero cirujano de Ujué se mostró solicitó para ayudar al cirujano francés y un día se consideró capacitado para realizar idéntico cometido. Cuentan que en una de las primeras operaciones de quebradura, no consiguió meter los intestinos dentro de la tripa del enfermo, al parecer, según propia expresión, porque estaban “llenos de viento”. Alguien que presenció la operación opinaría que “si el sufrido enfermo aguantaba la operación del cirujano de Ujué, ya no podría morirse de nada”.

El discurrir de los tiempos irá poniendo las cosas en orden. Los cirujanos encontrarán un buen camino para su mejor preparación con la creación de las escuelas de cirugía de la Armada Naval de Cádiz (1748), la Cátedras de Cirugía y Anatomía del Hospital General de Pamplona de la Misericordia (1757) del Ejército de Tierra de Barcelona (1760) y del Colegio San Carlos de Madrid (1780).

Con la ley Moyano de 1857 los escasos barberos cirujanos de traje corto que quedaban, pudieron asimilar y equiparar sus oficios a los de practicante. En 1886 un Real decreto del Ministerio de Fomento equipararía de manera definitiva los títulos de Médico y Cirujano. (Médico Javier Álvarez Caperochipi).
FOTO 005 Sacamuelas y cirujano sangrador siglo XVI

Barberos y cirujanos en la provincia de Almería
El médico almeriense José Antonio García Ramos, tiene recogidos los nombres de varios barberos y sangradores del siglo XVIII.

Joseph de Agüero. Cirujano vecino de la villa de Albox quien tenía también igualados en Partaloa, razón por la que se le calculaba por las igualas una utilidad anual de seis fanegas de trigo.

Andrés Martínez de los Monteros. Maestro de barbero y sangrador en Vélez Rubio en 1752. Se le calcula una renta de trescientos reales de vellón.

Vicente Ximenez. Maestro de barbero y sangrador en Vélez Rubio a mediados del siglo XVIII (1752). “El que por sus higualas (sic) tendría de utilidad al año quinientos reales de vellón”.

Manuel Maurandi. Oficial de barbero en Vélez Rubio en 1752. Se le calcula una renta anual de cien reales.

Melchor Lentisco. Sangrador y maestro de barbero en Vélez Rubio. Año de 1752. Se le calcula una renta anual de mil reales de vellón. (Son quinientos reales menos que la renta del médico y ¡800 más que el cirujano!)

Diego Lentisco Puente. Maestro de barbero y sangrador en Vélez Rubio en 1752, al que se le calcula una utilidad anual de ciento cincuenta reales. De este gremio ejercían en Vélez Rubio además dos maestros de boticario llamados uno Ygnacio Martínez y otro Pedro Redondo con utilidad anual de 1.200 reales, según el censo de Ensenada.

Melchor Lentisco Puente. Oficial de sangrador y barbero en Vélez Rubio. En 1752 se le calcula de renta anual cien reales.

Domingo Lentisco. Oficial de barbero y sangrador en Vélez Rubio en 1752.

Pedro Gómez. Sangrador. "memorial de Pedro Gómez de esta ciudad que estando para examinarse de sangrador pide informe por esta real Junta la práctica que ha tenido este hospital en el tiempo de que Antonio Gómez era sangrador de él” (Archivo de la Diputación de Almería, legajo 5 B. Actas, 29 de Junio de 1796)

Nicolás Alcaraz. Aspirante a la plaza de practicante del Hospital de Almería el 1 de Febrero de 1826. No es elegido.
FOTO 006 Utensilios siglo XVII. Koldo Santisteban Cimarro

José Gutiérrez Casas (1774 - 1837). Cirujano Romancista que ocupaba la plaza titular del Hospital Mayor de Almería en 1826. Ejercía en Almería. Ocupó la plaza titular del Hospital desde 1824 a 1837. En 1804 en el mes de noviembre sustituye a Francisco Cisneros como cirujano de Almería, tras el fallecimiento de aquel a causa de la fiebre amarilla. (Sanz Salvador 1998). Fue encargado de estudiar en Junio de 1823, la causa del fallecimiento de todos los expósitos alimentados con la leche de ocho cabras compradas en Mayo anterior, concluyendo junto al Doctor Navarro que la causa y remedio para éstos perniciosos efectos sería mezclar desde el principio de la lactancia, la leche de cabra con leche de nodrizas contratadas a tal fin ese mismo mes.

En Abril de 1824, sienta plaza de cirujano de la casa cuna. En torno a éste cirujano hubo una polémica importante y poco conocida en la Historia de la Medicina española. Pretendiendo mediante reclamación un “Cirujano latino” Jaime Borux en abril de 1826, ocupar la plaza de cirujano del Hospital de Almería por su condición de “Doctor en Cirugía” y así creer tener más derecho o prioridad que Gutiérrez Casas (que solo era “cirujano romancista”) a dicha plaza, la plaza de Gutiérrez Casas es reclamada por Jaime Borux. Tal reclamación quedó sin efecto tras el decreto de 30 de Abril de 1836, dado por el ministro F. Tadeo Calomarde por el que la preferencia de los cirujanos latinos sobre los romancistas solo se produciría en caso de vacante. Borux, no obtuvo la plaza referida hasta 1837, tal vez el año en que falleció Gutiérrez Casas.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Juan Garmendia Larrañaga. Gremios, oficios y cofradías del País Vasco.
Rafael Sanz Ferreiro. Tesis Doctoral: Los Practicantes y el Ejercicio de la Odontología Española. Madrid 2004
Sergio Quintairos Domínguez. Tesis Doctoral: Del Practicante a la Enfermera. 150 años de desarrollo profesional: El papel de los Colegios Profesionales. Ferrol 2008
Carlos Álvarez Nebreda: Código enfermero español del siglo XX: compendio legislativo. Madrid 2002
Cecilio Eseverri Chaverri. Historia de la enfermería española e hispanoamericana. Madrid 1995
José Siles González. Pasado, presente y futuro de la Enfermería en España. Alicante 1996 e Historia de la Enfermería. Alicante 1999
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Diego José Feria Lorenzo. Los Ministrantes ante la Ley de Sanidad de 1855. Análisis de la petición enviada a la comisión encargada del dictamen. Huelva 2008
José Antonio Ávila Olivares. Los precursores oficiales de los practicantes de mitad del siglo XIX: Los Sangradores. Barcelona 2010 y ¿Existió realmente una titulación Oficial con el nombre de Ministrante?
Juan Ignacio Valle Racero. Múltiples trabajos, conferencias y congresos.
Isidoro Jiménez Rodríguez: Las titulaciones quirúrgico-médicas a mediados del siglo XIX: Los Ministrantes. Toledo 2006
Javier Saavedra Balseiro. De la Historia a la Intrahistoria Lucense. Precursores de la Enfermería (I, II y III). Lugo 2009 - 2011
Koldo Santisteban Cimarro: Libros antiguos

Raúl Expósito González:
La prensa profesional de los ministrantes y practicantes de España en el siglo XIX. 2009
Don Manuel Rodríguez: Practicante mayor de la Beneficencia provincial. 2009
La Junta Directiva del Colegio Provincial de Practicantes de Ciudad Real en 1914. 2009
El Origen del Colegio Provincial de Practicantes de Ciudad Real. Nº 34 Cuadernos de Estudios Manchegos. 2009
El arte del dentista según el Manual de Flebotomianos de Ambrosio González del Valle (1887). 2010
El congreso español de cirujanos, ministrantes, practicantes y dentistas de 1885. 2010
Ena, la reina enfermea. 2010
Ministrantes y practicantes en los albores del corporativismo odontológico español. Octubre 2011
La Unión de cirujanos, ministrantes y practicantes de Barcelona. 2011
La Matritense Sociedad de Ministrantes. Noviembre 2011
FOTO 007 Séptimo libro de Manuel Solórzano: Hospital Civil de San Antonio Abad

Manuel Solórzano Sánchez
Historia y antecedentes del Hospital de Amara. Donostia 1999
Dispensario Médico de Santa Isabel. Gratuito para los pobres de San Sebastián. Donostia 2002
Francisco Zaragüeta y Linzuain (Practicante de Hernani Gipuzkoa). 1796 – 1880. Donostia 2005
“Apuntes históricos de Gipuzkoa. Practicantes, Matronas y Enfermeras. 1904 – 2004”. Donostia 2007
“50 años del Hospital Donostia”. Donostia 2010
Hospital Civil de San Antonio Abad. Donostia 15 de Diciembre de 2011 a las 19 horas. Se presentará a los medios de comunicación en la Casa de Cultura de Oquendo. Avenida de Navarra. San Sebastián

Javier Álvarez Caperochipi. Médico: Cuitas médicas.
http://cuitasmedicas.blogspot.com/2010/06/barberos-cirujanos.html

José Antonio García Ramos. Médico. Médicos Almerienses
http://garciaramosmedicosalmerienses.blogspot.com/2010_11_01_archive.html

Museo Histórico de Enfermería Fundación José Llopis (MHE)
http://www.museohistoricodeenfermeria.org/

AUTORES
Jesús Rubio Pilarte

Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP
jrubiop20@enfermundi.com

Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores
raexgon@hotmail.com

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP
masolorzano@telefonica.net