jueves, 14 de junio de 2012

NODRIZAS


Las nodrizas también llamadas amas de crianza o amas de leche.

La denominación en el Diccionario Espasa Calpe, dice así: Mujer que amamanta o cría niños que no son suyos.

Real Academia de la Lengua, Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, dice así: Ama, mujer que cría a una criatura ajena.


FOTO 001 Biblioteca Nacional de Madrid. Manuela Cobo de San Roque de Riomiera, posó para Bernardo López em um hermoso medallón que hoy cuelga en los Reales Alcázares sevillanos. Aquí la vemos sedente en la intimidad de los reyes, sosteniendo galana a la infanta Paz en 1863. Ama sentada, de cuerpo entero, con el crío sobre las rodillas; se trata de una pasiega robusta, muy pomposa de faldamenta como el resto. Con este paño cuadriculado, llamado tartán, cortaron los sastres los pantalones por media caña que llevaron nuestros bisabuelos, y las nodrizas fueron incorporándolo hasta convertirse en emblemático de su oficio.

Antecedentes
La nodriza es una mujer que amamanta a un lactante que no es su hijo, hoy en desuso en la mayor parte de Occidente, el empleo de amas de cría se remonta a la Prehistoria y fue común hasta el siglo XIX para alimentar a niños cuyas madres no podían o no deseaban hacerlo.

El recurso a contratar a una nodriza podía estar motivado por razones físicas, cómo en el caso de una producción insuficiente de leche; en partos múltiples en los que una sola persona no puede satisfacer los requisitos de lactancia, o sociales; la profesionalización de la lactancia permitía a la madre dedicarse a otras ocupaciones, por ejemplo, de las élites romanas, abreviar el período entre embarazos, puesto que el sistema endocrino inhibe normalmente la concepción mientras la madre está amamantando, o simplemente librarse de una tarea percibida como socialmente inadecuada para las clases superiores.

En otras sociedades, la tarea no estaba restringida a los profesionales, sino que era parte del cuidado de los infantes compartido entre todas las madres del grupo. La profesionalización de la crianza, sociológicamente hablando, fue uno de los medios que permitió a las mujeres pudientes liberarse del vínculo constante al cuidado doméstico que caracteriza al papel femenino en las sociedades patriarcales.

El desarrollo de fórmulas más completas para la leche en polvo, adaptada en muchos casos al sistema digestivo del niño, ha llevado a la paulatina extinción de la institución de la nodriza en los países desarrollados.

En la antigüedad nos encontramos con Amaltea, la nodriza de Zeus. Era una ninfa cabra descendiente del Sol y que vivía en una cueva del monte Ida de Creta. Según otras teorías era la nodriza, hija de Meliseo, que alimentó a Zeus con la leche de una cabra. Con la piel de la cabra Amaltea se hizo después Zeus, cuando ya la cabra había muerto, su égida. Cuando Zeus era pequeño y lo cuidaba Amaltea, en un ataque de ira, el dios-niño sujetó con fuerza el cuerno de la cabra, tiró de él y se lo arrancó, produciéndole un inmenso dolor a su cuidadora. Al hacerse mayor y acordarse del accidente, Zeus concedió al cuerno arrancado el don de la abundancia; a partir de entonces el cuerno está siempre lleno de los alimentos y bienes que su dueño pueda desear. Este cuerno es llamado “la cornucopia” o “el cuerno de la abundancia”. Cuando Amaltea murió fue llevada a los cielos y convertida en la constelación de Capricornio.

Las nodrizas de Júpiter. Un cierto Oleno, hijo de Vulcano, tuvo dos hijas: las ninfas Aex y Helice, que fueron nodrizas de Júpiter. Otros han dicho que determinadas ciudades fueron llamadas a partir de sus nombres (Oleno en Aulis, Helice en el Peloponeso y Aex en Hemonia), sobre lo cual Homero escribe en el segundo libro de la Ilíada. Pero Parmenisco dice que un tal Meliseo fue rey en Creta y que Júpiter fue traído a sus hijas para criarse. Ya que ellas no tenían leche, le proporcionaron una cabra llamada Amaltea, la cual se dice que le crió. Ella a menudo paría cabritos gemelos y, al mismo tiempo que Júpiter le fue traído para criar, había dado a luz un par. Y así, por la bondad de la madre, los hijos también fueron incluidos entre las constelaciones. Se dice que Cleostrato de Tenedos fue el primero que señaló a estos cabritos entre las estrellas. Pero Museo dice que Júpiter fue criado por Themis y la ninfa Amaltea, a quienes fue dado por Ops, su madre. Entonces Amaltea tenía como mascota a cierta cabra que se dice que fue la que crió a Júpiter. Algunos han llamado a Aex la hija del Sol, la cual sobrepasaba en belleza de cuerpo a muchas, pero como contraste a esta belleza, tenía la más horrible cara. Aterrorizados por esto, los Titanes rogaron a la Tierra que ocultase el cuerpo de ella, y se dice que la Tierra la escondió en una cueva en la isla de Creta. Más tarde se convirtió en nodriza de Júpiter.

Las pruebas de amor de Ulises. La nodriza de Ulises
Ulises y Penélope tuvieron que pasar todas las pruebas de amor imaginables: dos décadas de separación, la guerra, el tardío regreso a su casa y el acecho de miles de candidatos a Penélope. Pero al final de La Odisea, cuando ya casi habían pasado la hechicera, el cíclope y las sirenas, ya en Itaca deben pasar una de las pruebas más difíciles: Ulises (Odiseo) tiene que demostrarle a su mujer que él es su marido. Si bien su hijo (Telémaco) y su anciana nodriza lo habían reconocido anteriormente Penélope no había llegado a hacerlo. Luego de varias pruebas para demostrar quien era, Odiseo ya empieza a cabrearse y entonces tiene lugar este dialogo:
Querida mía los que tienen mansiones en el Olimpo te han puesto un corazón más inflexible que a las demás mujeres (…). Vamos, nodriza, prepárame el lecho para que yo también me acueste, pues ésta tiene un corazón de hierro dentro del pecho”.

A lo que Penélope le responde:
Querido mío, no me tengo ni en mucho ni en poco, ni me admiro en exceso, pero sé muy bien cómo eras cuando marchaste de Itaca en la nave de largo remos. Vamos, Euriclea, prepara el labrado lecho fuera del sólido tálamo, el labrado lecho que construyó él mismo. Y una vez que lo hayáis puesto fuera, disponed la cama, pieles, mantas y cochas resplandecientes. Así dijo poniendo a prueba a su fiel esposo.
Mujer, esta palabra que has dicho es dolorosa para mi corazón. ¿Quién me ha puesto la cama en otro sitio? Sería difícil incluso para uno muy hábil si no viniera un dios en persona y lo pusiera fácilmente en otro lugar; pues de los hombres ningún mortal viviente, ni aun en la flor de la edad, lo cambiaría fácilmente, pues hay una señal en el techo labrado y lo construí yo y nadie más. Había crecido dentro del patio un tronco de olivo de extensas hojas, robusto y floreciente, ancho como una columna. Edifique el dormitorio en torno a él, hasta acabarlo, con piedras espesas, y lo cubrí bien con un techo y le añadí puertas bien ajustadas. Entonces corté el follaje del olivo de hojas anchas, empecé a podar el tronco desde la raíz, lo pulí bien y habilidosamente con el bronce y lo igualé con la plomada, convirtiéndolo en pie de la cama, y luego lo taladré todo con el berbiquí. Comenzando por aquí lo pulimenté hasta acabarlo, lo adorné con oro, plata y marfil y tensé dentro unas correas de piel de buey que brillaban de púrpura. Esta es la señal que te manifiesto, aunque no sé si mi lecho está todavía intacto, mujer, o si ya lo apuesto algún hombre en otro sitio, cortando la base del olivo”.

Así dijo, y a ella se le aflojaron las rodillas y el corazón al reconocer las señales que le había manifestado Odiseo. Corrió llorando hacia él y echó sus brazos alrededor del cuello de Odiseo, besó su cabeza y dijo: “No te enojes conmigo, Odiseo…”. (Aparece en La Odisea, Canto XXIII, 165 – 209).

LAS NODRIZAS
La imposibilidad de criar al recién nacido, o el deseo de conservar la figura, cediendo a las veleidades de la moda, impulsó a muchas madres de antaño a buscar quien a sus pechos sacase adelante la progenie. Surge entonces, por necesidad o por capricho, la figura de la nodriza, que ha sido estudiada sobre todo en su papel de ama de cámara cuando estuvo al pie de las cunas reales.

La importancia que tuvieron estas mujeres muchas de ellas campesinas entre la nobleza y la alta burguesía de nuestras ciudades, especialmente en el período que delimitan la época isabelina y el desastre civil que terminó en 1939, momento que coincide con la popularización de la fotografía o si queremos llamarle al período comprendido desde los últimos hijos de Felipe II hasta los tres vástagos de Alfonso XII.

En estos años se tuvo a la nodriza más por un llamativo exponente de la bonanza económica que ostentaba la familia, que por un auténtico dispensario de beneficios para la salud de los retoños. Por ello se la vistió, se la alhajó, se la mostró en público y, sobre todo, se la consintió hasta extremos que hoy parecen inverosímiles entre clases sociales entonces tan distantes.


FOTO 002 E. Beauchy. Rioja, 22. Sevilla. Se conservan los clichés. Si algo nos sorprende en la imagen de esta sonriente nodriza sevillana no es su blanco atavío ni el pequeño aderezo de filigrana que la engalana; su principal adorno está en el par de trenzas que le cuelgan a la espalda y que rematan dos lazos descomunales en los que su coquetería debió de poner todo el empeño. Otero, Madrid. A punto ya del destete posa este niño con su nodriza.

Ha comienzos del siglo XX la alta burguesía barcelonesa exhibía el adorno de sus amas de cría en los palcos del Liceo. En muchos trabajos y escritos aparecen las palabras “ama” o “Pas”; y es que durante años se tuvo a cualquier nodriza por pasiega, y pensase que todas las pasiegas andaban desparramadas por España criando a sus pechos los rorros de los señores.

La Real Casa buscó en el valle cántabro por primera vez una nodriza antes del nacimiento de la nena que luego se convertiría en la reina Isabel II. Desde finales del siglo XVI hasta 1830, las amas reales se habían ido buscando entre las señoras nobles primero y, muy poco a poco, en los alrededores de Madrid, en La Mancha y, ya por los médicos de cámara, especialmente en las aldeas burgalesas. En julio de 1830, Fernando VII de su puño y letra escribía este volante: Hoy 3, Blasco, quiero que el día 10 salga de esta Corte para Santander y su provincia el médico Sebastián de Aso y José Fernández Merino, el de la Veeduría, para escoger un ama para lo que dé a luz mi muy amada esposa. F.

De aquellas pesquisas fue elegida Francisca Ramón de Peñacastillo, en los Cuatro Lugares, de veintiún años, y en un segundo viaje, destinado a buscar ama de retén, se eligió a Josefa Falcones, de diecinueve años, natural de Torrelavega.

Estas jóvenes madres, que por supuesto debían venir avaladas por un completo informe médico y otro moral, no menos exhaustivo, que redactaba el cura de su aldea, llegaban a la Corte y allí quedaban depositadas en la llamada Casa de Amas, que desde el reinado de Felipe V estuvo situada en un ala del Real Palacio (anteriormente se depositaban en casa de aposentadores o personas de fiar). Esta Casa de Amas se trasladó en octubre de 1851 y estuvo hasta La Gloriosa de 1868, a uno de los pabellones reservados a la familia real en el Sitio del Buen Retiro, concretamente en La Pajarera. La frecuencia con la que parían las reales hembras hizo que en algunas épocas conviviesen juntas varias de estas mujeres, bajo el imperio de la que llamaban rectora de amas. Con sus niñitos pasarían allí los meses esperando ser llamadas a palacio, y más tarde volverían a su pueblo pensionada y preñada la memoria de multicolores recuerdos. Las llamadas a Palacio recibirían jubilación más alta y sus niños, que solían criarse en el terruño a pechos de ama más módica, hermanos de leche de reyes, príncipes e infantes, se vieron muchas veces beneficiados con prebendas, pensiones y oficios. Ya de vuelta, llevarían con ellas el baúl claveteado con su ropa blanca y los tres trajes de ama que eran de rigor: el de gala, el de media gala y el de diario.

En la aristocracia y las clases burguesas la necesidad de buscar nodriza fue muchas veces sugerencia, casi imposición, del esposo, pues pensaba el hombre que el retorno a la vida íntima tras el puerperio provocaba la menstruación y ésta la corrupción de la leche materna.

En 1916, el doctor Recasens, autor del tratado de obstetricia para uso común en las facultades de medicina, respondía a tan delicado asunto: (…) pero ante la imposibilidad en que se halla la mujer de rehusar los deberes conyugales de un modo absoluto, creemos que pueden permitirse, siempre que entre el coito y dar la teta al niño se pase un lapso de tiempo suficiente para que el reposo de la mujer sea completo (página 344).

Las nodrizas se buscaron generalmente en el ámbito rural. La Casa de Austria y después la de Borbón, eligió mujeres ya de la misma Corte, ya de sus alrededores; y así como se expanden las ondas de un estanque herido por la piedra,llegaron en su quehacer los reales médicos hasta las Provincias Vascongadas, Asturias, Galicia… y Cantabria. Diríase que las montañas eran para aquellos galenos un certificado de salubridad.

Poco a poco se fue estableciendo una valoración de las amas según su procedencia; a la cabeza, las pasiegas, y en general, las santanderinas, después las vascas, asturianas, gallegas, etc., hasta el punto de que muchas aldeanas intentaron hacerse pasar por originarias de aquel valle para elevar así su status dentro del oficio.

Respecto a las condiciones que la madre de leche debía reunir, tenemos un antiguo documento que regula las características de una nodriza real en época del Rey Sabio:

(…) fazer debe el rey guardar sus fijos e los primeramente deben fazer esta guardia ha de ser el rey e la reina. Deben haber buenas amas que hayan leche asaz (abundante) e sean bien acostumbradas e sanas e hermosas e de buen linaje e de buenas costumbres e señaladamente que non sean muy sañudas. Ca si hobieren abundancia de leche o fueren ben complidas e sanas crían los niños sanos e recios, e si fueren hermosas e apuestas amarlas han más los criados que habrán mayor plazer cuando las vieren, e si non fueren sañudas criarlos han más amorosamente e con mansedumbre que es cosa que han mucho menester los niños para crezer aína (deprisa).

Tan importantes como las condiciones físicas se juzgaban las morales a la hora de seleccionar un ama. Y para contradecir la idea de convivencia pacífica entre las tres grandes culturas y religiones del Medioevo, idea ésta más romántica que verídica, traeremos a colación una ordenanza del concilio de Letrán (1215) que prohibía expresamente a los hogares cristianos: (…) en adelante emplear criados, criadas, amas o nodrizas judíos. Se recomendaba también a los fieles prescindir de los servicios de médicos judíos. Teníase por artículo de fe el que con la leche tomaba el niño las virtudes y defectos de la que lo alimentaba. Dícese que lo que en la leche se mama, en la mortaja se derrama; y ya de muy antiguo tenemos citas que atestiguan este cuidado.


FOTO 003 Paseo por el parque Oeste de Madrid 1911. Son muy pocas las instantáneas en las que sorprendemos a nuestra protagonista rodeada por su “familia adosptiva” en pleno ejercicio de sus tareas.

El Hospicio de Sigüenza
La gran mayoría de los niños abandonados eran recién nacidos o de muy corta edad, por lo que precisaban ser alimentados a base de leche y el método mas fácil de proporcionársela era amamantándolos. Lo anterior puede parecer una perogrullada, pero en los siglos en los que transcurren los hechos que aquí exponemos había pocas alternativas.

Por aquel entonces la puericultura estaba poco desarrollada y los biberones con tetina constituían una rareza. Por supuesto que no existían los preparados lácteos y todavía no se había descubierto como esterilizar la leche de origen animal para hacer su consumo seguro para los lactantes. Sin embargo, en el hospicio se usaba leche de cabra para suplir la falta temporal de leche humana:
Se le resciben en cuenta 612 mrs que pago por una cabra con leche para ayudar a criar los niños (año 1564).

Por éstas y otras muchas razones las mujeres de clases acomodadas evitaban las molestias asociadas a la crianza de sus hijos, por lo que encomendaban dicha labor a trabajadoras especializadas, las amas de cría. Estas eran mujeres que se dedicaban a dar de mamar a los lactantes a su cargo, amén de realizar otras tareas que tuviesen contratadas, bien a tiempo parcial o con dedicación completa.


FOTO 004 Nodrizas amamantando a los niños. Cuadro de Matthijs Naiveu, Visita a la habitación de los niños (c. 1700). Cuadro de Stedelijk Museum De Lakenhal, Leiden Pieter de Grebber, Madre e hijo (c. 1630). Frans Halsmuseum, Haarlem. Libro le lait des autres y un consultorio de la Gota de leche

En el caso de los expósitos, su madre no estaba disponible, por lo que únicamente quedaba la posibilidad de acudir a que alguna de éstas mujeres lo amamantase. Para ello había unas pocas amas de cría que desarrollaban su labor en el hospicio, bien residiendo en él o trabajando en el mismo por horas; había por decirlo así una bolsa de trabajo para mujeres que pudiesen dar el pecho a una criatura y que quisieran hacerlo a cambio de una remuneración.

En los libros se las denomina amas de leche o mamantaderas.
Ytem 5.983 mrs que paresció haber gastado en amas de leche que han criado niños dentro del hospital, fuera de la sala, arriba, y el salario de un ama que ha tenido a cargo de los niños grandes que están en las casas y en una cabra que hoy está en el hospital (año 1568).

A veces esta bolsa de trabajo no bastaba y las amas de cría existentes no eran suficientes, por lo que los administradores del hospicio tenían que recorrer los pueblos vecinos en busca de voluntarias. Estas mujeres acogían a los bebés para darlos de mamar a cambio de una remuneración, muchas veces denotando ser un modo de vida, pues la misma ama pasa a hacerse cargo de distintos niños, en el transcurso de pocos meses.

También se daba el caso de alguna familia que acogiese al niño, en principio a cambio de dinero, aunque luego se encariñasen de ellos y decidiesen adoptarlos.
Ytem 4.372 mrs que pareció haber gastado en dar leche a niños fuera de casa hasta hallar amas y en curar y abrir niños quebrados y en buscar amas por las aldeas; fueron 4 niños los que se abrieron (año 1571).

Los salarios percibidos por las amas de cría eran muy bajos, de modo que no sorprende el poco interés que mostrasen las mujeres en el desempeño de su profesión, aunque esto las crease fama de peseteras y desapegadas con los niños. Para comprobarlo, podemos consultar la siguiente tabla, donde los precios de algunos alimentos se han extraído igualmente de los Libros de Contabilidad del Hospicio (precios en maravedís).

LIBRO LOS PASIEGOS
Según G. Adriano Garcia-Lomas en su libro “Los pasiegos”, hablaba sobre la importancia que iban adquiriendo la mayoría de las montañesas y especialmente las amas de los valles pasiegos elegidas como el cogollo para tan importante actividad, hasta la derrocación de la Monarquía.

El doctor Manuel Martínez-Conde Ruiz, natural de San Pedro del Romeral, fue en su época el encargado de buscar amas de cría a la Casa Real y por indicación del Conde de San Diego fueron elegidas por el doctor Andreés Diego de la Quintana, de Villacarriedo, dos amas pasiegas para lactar al ultimo Príncipe de Asturias; una era morena y la otra rubia, y ambas de extraordinarias condiciones para tal menester. La reina doña Maria Cristina decidió la elección a favor de la morena, natural de Pisueña.

Entre las que alcanzaron el galardón de criar a miembros de la familia Real figuran en más porcentaje las montañesas, superando proporcionalmente a éstas las oriundas de los valles pasiegos. Las nodrizas montañesas de personas reales o designadas al efecto, fueron muy numerosas.

Son de notar en las fotografías y ceremonias de la familia Real Española la presencia de las nodrizas en lugar destacado. Hay varios grupos de aquélla donde solo aparecen como único elemento no familiar.

Las jóvenes pasiegas aspirantes a nodrizas se ponían en camino, valerosamente, hacia Madrid, a veces en compañía de otras, y realizaban el viaje generalmente a pie, lo cual no parecía repercutir negativamente en su excelente forma física según escribe en su libro. “Con esto y un semivestido y un semicalzado, que apenas logra el fin del viaje conservar el semi, andando de día a pie, y durmiendo de noche sobre el duro suelo, hacen éstas su expedición. Pero todo lo resiste su sanidad, su robustez y naturaleza fuerte, y llegan a Madrid tan coloradas y frescachonas como si ningún trabajo, como si ninguna privación hubiera pasado”.

Una vez en Madrid las que tenían ya un trabajo se dirigían directamente a él, y las demás iban al mercado de Santa Cruz, donde pronto conseguían empleo debido a sus excelentes cualidades.


FOTO 005 Iñude guipuzcoana. Filomena Múgica de Hernán y Micaela Bereciartua de Arruti. Nodriza de Rodolfo.

LAS NODRIZAS DEL PAÍS VASCO
Las nodrizas y amas de cría en euskera inude (pronunciado iñude) y hazama, denominando también el primero de los dos términos a la oveja que da de mamar al cordero de otra oveja, y el segundo a la madrastra, son los más empleados en euskera, atestiguándose, también: amaño, aña, y otros. Cuenta la lengua vasca incluso con un verbo, inudetu, para denominar a la acción de criar un niño la nodriza y por extensión a la acción de criar, e incluso denominación para el sueldo que recibían las que se dedicaban a ese oficio: INUDE-SARI. Ambas denominaciones se recogen en un mismo proverbio recogido por Gotzon Garate: Nagitasuna da nezesitatearen eta probeziaren unhidea eta haz-ama, que se podría traducir en castellano como la pereza es el ama de cría y nodriza de la pobreza, y que ya aparece en Axular como traducción de la expresión latina Pigritia est nutrix aegestatis. En Donostia - San Sebastián la asociación cultural Kresala rememora, con una entrañable y festiva representación, engarzada entre las de caldereros y carnavales, denominada “artzaias y iñudes” épocas pretéritas, representando el supuesto galanteo con las nodrizas de los pastores, dando cuenta de la importancia que llego a tener el oficio en el país. (Iñaki Villoslada).

Iñudes y artzaias su historia
La primera comparsa de “Iñude eta Artzaiak” salió a la calle un 2 de febrero de 1885, día de la Candelaria. Sin embargo la fiesta se eliminó poco después y, posteriormente, tras varios intentos de recuperación, la Sociedad Kresala la recuperó definitivamente en 1977. El Centro de Atracción y Turismo (C.A.T.) de San Sebastián planteó incluir la comparsa dentro de las actividades festivas del año eligiendo un día concreto para su celebración: el domingo más cercano al día de la Candelaria.

Para conmemorar el décimo Aniversario de la Sociedad Kresala en Marzo de 1977 tuvimos la feliz idea de recuperar la comparsa de Artzai ta Iñudeak, que perteneciente al carnaval tradicional de Donostia era junto a la Tamborrada y la comparsa de Caldereros, las que habían conseguido llegar hasta nuestros días.

En comparación con las otras dos la comparsa de Iñude ta Artzaiak, había tenido muchos altibajos en los años que fue saliendo.

En la década de los 50 salieron las juventudes antiguotarras, en algunos pueblos de la provincia se mantuvo de forma irregular, Hernani, Pasaia, etc. En Donostia el grupo de danzas infantil Gaztetxo dirigido por Gorrotxategi la conservo durante los años 60.

Como hemos comentado en 1977 la Sociedad se vuelca organizando la Comparsa, como un acto interno de sus conmemoraciones. Que aunque sale un día lluvioso, armamos tal revuelo y cosechamos tal éxito que el año siguiente el C.A.T., nos invita a organizarlo dentro de los actos oficiales del Carnaval de Donostia, y desde entonces salimos, el día siguiente a Caldereros, coincidiendo normalmente con el 1º domingo de Febrero.

Además de los personajes principales de la comparsa, la nuestra se distingue por la incorporación de la tamborrada y el Coro de personajes dando más realce al espectáculo. En total participamos unas 180-200 personas. Los puestos son fijos y se van renovando por bajas de los participantes.

Posteriormente han ido saliendo Comparsas de IÑUDE TA ARTZAIAK en diferentes pueblos de la provincia e incluso en Navarra

La Música
El repertorio musical de la fiesta es básicamente del Maestro Raimundo Sarriegui.

Comparsa de nodrizas
El pasacalles más popular de la Comparsa. En un momento concreto de la kalejira las Iñudeak lanzan su muñeco al vuelo mientras los artzaias dan un salto acompañado de un grito festivo.

Introducción y escena de las nodrizas
Momento en el que las Iñudeak se introducen en escena. Visitan al médico para determinar si los bebés se encuentran en perfecto estado de salud.
Kontradanza
Danza de galanteo entre la iñude y el artzaia mediante una vistosa coreografía.
Escena del médico con las nodrizas
Las Iñudeak acuden al médico para la primera vacunación del bebé, mientras el cura les da su bendición en el otro extremo de la plaza.
Kontradanza 2
Las parejas, puestas en circulo, realizan un paseo por la plaza hasta llegar a donde las enfermeras para que éstas le den el biberón a los bebés. Al mismo tiempo, el secretario, toma acta del nombre que recibirá el niño/a.
Zortziko
Baile ofrecido por los artzaias a las Iñudeak.
Fandango eta arin arin
Interpretado por todos los integrantes de la Comparsa.
Festarik bihar bada
Canción que habitualmente invita a la fiesta en nuestra ciudad


FOTO 006 Ione Labaka Arteaga. Iñudes y artzaias, vestida de enfermera de 1918 de Bilbao. La figura de la enfermera y el médico está incorporada desde sus comienzos

Otra figura que ha sido asociada a la nodriza y a los niños en los Cuidados era la comadrona o partera, aquí ponemos que palabras en euskera se han utilizado.

Comadrona. La utilización de emagin ha sido el término más común para denominar a la comadrona o partera y es el que se sigue utilizando habitualmente para designar en la actualidad a la matrona (en diccionarios del mediados del siglo XX designaba también al tocólogo). Otras varientes son emagintsa (con sufijo que indica sexo femenino), umegin, sortzain, uzulari y andra-maestra.

También se atestigua la utilización de los términos EMAGIN-ETXE y EMANTEGIA (principalmente durante las decadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado) para denominar a las Maternidades o Casas de Maternidad.

Como traducción del término Comadre en sus distintas acepciones se atestigua Amakide. (Iñaki Villoslada)

BIBLIOGRAFÍA
José Manuel Fraile Gil. “Amas de Cría”. Invierno 2000 – Invierno 2001. Sala de Exposiciones de la Fundación Joaquín Díaz. Urueña. Valladolid.

AGRADECIMIENTOS
Rosario Fernández Fontanillo. Enfermera y matrona.
Ione Labaka Arteaga. Enfermera.
Iñaki Villoslada Fernández. Técnico de Euskera de la Unidad de Comunicación del Hospital Universitario Donostia.

AUTORES
Raúl Expósito González
Enfermero. Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital “Santa Bárbara” de Puertollano. Ciudad Real. Experto en Barberos, Ministrantes y Sangradores

Jesús Rubio Pilarte
Enfermero y sociólogo. Profesor de la E. U. de Enfermería de Donostia. EHU/UPV
Miembro no numerario de La RSBAP

Manuel Solórzano Sánchez
Enfermero Servicio de Oftalmología
Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. Osakidetza /SVS
Vocal del País Vasco de la SEEOF. Insignia de Oro de la SEEOF
Miembro de Eusko Ikaskuntza
Miembro de la Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos
Miembro Comité de Redacción de la Revista Ética de los Cuidados
M. Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro no numerario de La RSBAP

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