jueves, 30 de marzo de 2017

EDITH CAVELL (1865 - 1915) Una enfermera en la Primera Guerra Mundial



AUTOR: Tomás Jordán Young
Centro: Facultad de Ciencias de la Salud. Alumno de segundo curso de Grado en Enfermería 2016-2017. Sede Lanzarote. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Es Técnico superior de laboratorio de diagnóstico clínico.
Tutora: María Luz Fika Hernando. Profesora titular. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

FOTO 1 Tomás Jordán Young. Trabajo de Historia de la Enfermería

Resumen
Este trabajo trata de relatar y recuperar la biografía  de la figura de Edith Cavell, enfermera británica que ayudo a cientos de soldados durante la ocupación germánica de Bélgica, durante la Primera Guerra Mundial, circunstancia que nos sirve para enclavarnos en este conflicto bélico y en el contexto histórico y social de la época, para tratar de comprender la situación en la que se mueve la enfermería y concretamente nuestra protagonista.

La gran guerra
La Primera Guerra Mundial se inició a fines de junio de 1914 y duró 52 meses. Finalizando en 1918 y concluyendo con la firma del tratado de Versalles en 1919.
En este trance se vieron involucradas todas las grandes potencias, conjugándose en dos alianzas opuestas: Por un lado, los Aliados, conformados por  la unión de Francia, Reino Unido y Rusia y, por el otro, los Imperios Centrales o Triple Alianza, formados por Alemania, el Imperio Austrohúngaro e Italia (1).

Se registraron 10 millones de muertos y 20 millones de heridos entre los combatientes.

FOTO 2 Batallón de artillería del Ejército francés

Se estima que el costo de la guerra, a los siete principales beligerantes: Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Rusia, Italia, Alemania, Austria-Hungría, ascendió a 180.000 millones de dólares, provocando el conflicto 10 millones de refugiados en toda Europa.

Señalar que la ausencia de datos fiables dificulta los balances de la Primera Guerra Mundial, y las cifras varían según los historiadores. Pero lo que está claro es que la llamada “guerra total” a escala continental fue un conflicto de dimensiones desconocidas hasta entonces.

Si bien la historia refleja que fueron más de 70 los países beligerantes, no debemos engañarnos con este dato ya que la mayoría de los países no eran independientes, estando integrados en seis imperios o potencias coloniales, a saber: Gran Bretaña, Francia, Rusia, Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano. En realidad, sólo una decena de naciones independientes entraron en guerra en el verano del “14” y el resto se sumó al conflicto paulatinamente, como Italia en 1915 o Estados Unidos en 1917, mientras una veintena de países lograron permanecer neutrales, la mayoría en el continente americano. Pero los territorios beligerantes llegaron a sumar 800 millones de habitantes, la mitad de la población mundial de esa época.

Los datos de las víctimas civiles directas o indirectas son muy difíciles de establecer, calculándose en unos 8 - 10 millones de personas. Al final de la guerra, una pandemia mundial, la llamada “gripe española”, causó unos 20 millones de muertos en Europa (2).


FOTO 3 Enfermeras Hijas de la Caridad en el Dispensario Santa Isabel

En todo este proceso bélico, se transformaron las bases ideológicas del mundo contemporáneo, pero también se dio un salto cuanti-cualitativo en el ámbito de la ciencia, en su aplicación a muchas profesiones y oficios y en la consideración de los principios humanos.

“La Enfermería fue una de las profesiones que durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial experimentó una mayor transformación, de tal manera que al finalizar el conflicto la profesión había cambiado radicalmente sus principios y formas de actuar” (3).

Cambios en la práctica enfermera
La presencia de enfermeros en los campos de batalla ha sido una constante desde mucho tiempo atrás y, así, por ejemplo, las flotas de guerra disponían de buques-enfermería para asistir a los heridos que caían en la lucha, al menos desde el siglo XVI. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial trajo la aplicación de los últimos avances científicos a la contienda y un elevado número de nuevos ingenios y armas más letales hicieron su aparición a lo largo de la contienda, como fueron los tanques, las ametralladoras y los gases venenosos de fosfeno y de mostaza, los cuales causaron heridas a unos niveles desconocidos hasta entonces, provocando, además, grandes efectos psicológicos y terribles secuelas, en millones de soldados.

La enfermería no estaba preparada para hacer frente a estos nuevos problemas al comienzo de la guerra, por lo que tuvieron que transformar radicalmente su forma de trabajar para adaptarse a las nuevas circunstancias, contribuyendo con sus cuidados a la mejora de la salud de los soldados, mediante la aplicación de medidas de higiene en las intervenciones sobre las heridas, la aplicación de nuevos medicamentos, como la Solución Dakin (base de ácido bórico diluido e hipoclorito de sodio), a paliar el dolor con clorhídrico de cocaína como anestésico local y cloroformo como sedante y anestésico general en cirugía. Igualmente, la incorporación de las transfusiones sanguíneas representó la aplicación de nuevas técnicas de trabajo que exigía de las enfermeras una mejor preparación (3).

Transformación de las instituciones
El conflicto trajo consigo la movilización de un gran contingente de mujeres, algunas enfermeras para cubrir las necesidades de la contienda, otras voluntarias, trabajando en la retaguardia, en tiendas de campaña o en hospitales de campo, lo que indujo a una planificación más rigurosa, rápida y eficaz.

Sólo en el ejército norteamericano trabajaron 60.000 enfermeras, habiendo recibido una instrucción militar y médica, con especial atención a los cuidados psiquiátricos.

Por su parte, la enfermería británica experimentó grandes cambios en esta época. El Servicio de Enfermería Militar Imperial de la Reina Alexandra, fundado en 1902, contaba al inicio de la Guerra con 300 miembros y al finalizar la contienda eran más de 10.000 las enfermeras que formaban parte del mismo (3).

La Cruz Roja, fundada en Suiza por Henry Dunant en 1863, experimentó cambios sin precedentes durante el período histórico que nos ocupa, sobre todo en lo concerniente al número de trabajadores que se vio incrementado durante el conflicto y a la complejidad de su organización administrativa que se vio afectada por la creación de la Agencia Internacional de Prisioneros de Guerra y la fundación de diversos servicios nacionales conforme los países iban incorporándose a la contienda (3).

Consideración social de las mujeres
Durante este ciclo se vivieron impactantes cambios en el rol desempeñado por la mujer en la sociedad, aumentando el espacio público en el que podían intervenir, sobre todo con el objetivo de reemplazar a los hombres que marchaban al frente. Una vez terminada la guerra, la mujer siguió ocupando una parte importante de esos espacios y se acentuó la lucha por la igualdad de los derechos sociales, el derecho al voto femenino y el desempeño de tareas de responsabilidad (3).

Las enfermeras ganaron en reconocimiento social e iniciaron un largo camino de lucha que les fue permitiendo ocupar un área cada vez mayor entre las profesiones sanitarias; una lucha que sigue en la actualidad.

FOTO 4 La mujer en la Primera Guerra Mundial. Mujer realizando cartuchos de munición. Fuente: http://historiaybiografias.com

Edith Cavell
Edith Cavell (1865 - 1915) fue una enfermera británica que formó parte de la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial. Su historia no habría trascendido, se habría quedado en la larga lista de mujeres que colaboraron durante la contienda a curar enfermos, si no fuera porque Edith Cavell fue ejecutada debido a que el ejército alemán descubrió su doble actividad, es decir, Edith no sólo era enfermera, sino que ayudaba a escapar a las personas de las zonas ocupadas por los alemanes en Bélgica. A pesar de la presión internacional, sobre todo, la de países neutrales, Alemania no dudó en terminar con su vida, convirtiéndose Edith en un mito y un icono para la propaganda aliada (4).

Edith Cavell nació el 4 de diciembre de 1865 en una localidad conocida como Swardestone, condado de Norfolk, hija del reverendo anglicano Frederick Cavell y su mujer Louisa Sophia Cavell, siendo la mayor de cuatro hermanos. Su padre inculcó en ella y en sus hermanos el amor al prójimo y la necesidad de ayudar a los más necesitados, hecho que marcó el carácter de Edith en el desempeño de su labor profesional (4).

FOTO 5 Edith Cavell. http://www.kumc.edu. Edith Cavell, Norwich Castle Museum

En el año 1900, comenzó sus estudios como enfermera en el Hospital de Londres, bajo los preceptos y fundamentos de la ideología enfermera de Florence Nightinghale, habiendo trabajado como institutriz hasta entonces. Quizás su carácter reservado y auto-suficiente contribuyó a que no alcanzara puestos relevantes dentro de su profesión (5).

Sin embargo, en 1907, recibió la oferta de un doctor belga para abrir y supervisar la formación de una Escuela de Enfermería en Bruselas, conocida comúnmente, con el nombre de “Clinique”, siendo su nombre oficial “Instituto Médico de Berkendale”. Las alumnas estaban bajo un régimen de internamiento, donde comían, dormían y realizaban las prácticas con los pacientes.

La enfermería Belga, si la comparamos con la anglosajona, de la época, no estaba muy avanzada ya que ésta última sufrió una gran reforma bajo la ideología de Nightingale y también por la reticencia de que llevasen a cabo los procesos de los cuidados enfermeros personas que no eran monjas, opinión de la que no formaba parte Edith, ya que las consideraba “sucias e ignorantes” (6).

En el contraste cultural de la época y a pesar de no ser bien vista la enfermería como profesión femenina, el buen hacer de Cavell y de sus estudiantes contribuyó a que la escuela fuese un referente para el país, traduciéndose en un incremento de la formación en diversos hospitales belgas.

FOTO 6 Escuela profesional de Enfermeras. Edith Cavell y Antonio Depage en la Escuela de Enfermeras Diplomadas del Instituto Edith Cavell – Marie Depage

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial el 28 de julio de 1914, Cavell y sus enfermeras observaron como las tropas del ejército alemán tomaban el control de la ciudad de Bruselas, convirtiéndose en consigna la obligación de atender a todos los soldados heridos por igual, independientemente del bando al que perteneciesen (7).

El trabajo con los heridos fue triste y doloroso, sobre todo, con la cantidad ingente de soldados alemanes que llegaban al hospital. También atendieron a los soldados franceses denominados “les enfants perdus”, soldados de la alianza que se separaron de sus regimientos encontrándose perdidos en territorio enemigo ocupado. Muchos de ellos murieron a causa de que sus heridas no fueron tratadas, o fueron arrestados. Algunos tuvieron más fortuna y fueron acogidos por la población local y lograron escapar hacia Holanda, “país neutral durante este periodo”, gracias a un intricado sistema de huida y cobijo proporcionado por las casas francas que estaban preparadas para casos de emergencia o bombardeos.

A pesar de los amenazantes castigos, por parte de los soldados invasores, para todas aquellas personas que ayudasen al enemigo, Edith decidió ayudar a todo aquel que lo necesitase (7).

FOTO 7 Tropas alemanas realizando la marcha en Bruselas

Una tarde de ese mismo año, dos soldados británicos aparecieron en la Escuela de Cavell pidiendo ayuda, la cual no dudó en ayudar a sus compatriotas, convirtiéndose pronto la Escuela en el epicentro del sistema de huida integrado en la capital belga.

Edith Cavell acogió paulatinamente varios soldados británicos hasta formar un grupo de 20, los cuales se escondían en una habitación ubicada en el ático del edificio, permitiéndoles dar un paseo, con el fin de mantenerlos entretenidos, individualmente o en parejas, por las tardes con la única condición de que estuviesen de regreso antes de las 21 horas, siempre advirtiéndoles de la vigilancia alemana acuartelada en los edificios colindantes a la escuela.

A pesar de sus indicaciones, la tercera noche dos soldados regresaron más tarde de la hora indicada, emborrachándose el resto a la vez de verse involucrados en varias peleas y retornar entonando la canción “es un largo camino a Tipperary”, copla folclórica irlandesa adoptada por el séptimo batallón de regimiento del ejército británico.

Este suceso fue uno de los detonantes de las sospechas o dudas del ejército alemán sobre la actividad sanitaria llevada a cabo en la Escuela y liderada por Cavell, lo que ocasionó frecuentes controles nocturnos, viéndose obligada, en diversas ocasiones, a sacar a algún soldado de la cama obligándole a saltar por la ventana para refugiarse en un barril, situado en el jardín, cubierto de manzanas.

Hasta ese momento, la Escuela había dado cobijo y ayudado a escapar a unos 200 soldados británicos aproximadamente, gracias al sistema de túneles y casas francas (7). Sin olvidar su consigna, salvó la vida a un gran número de soldados, sobretodo ingleses, franceses y alemanes, estos últimos mayoritariamente.

En agosto de 1915 Edith junto a muchas otras personas fueron arrestadas por ayudar a escapar a los soldados del bando enemigo de los alemanes.

FOTO 8 Tropas alemanas realizando una incursión nocturna en la Escuela de Edith Cavell. Fuente: http://www.bbc.co.uk

Fue retenida en la prisión de St. Gilles hasta el día de su juicio (7), intervención realizada ante un tribunal militar alemán, en el que tanto el interrogatorio como la exposición del caso fue realizado en alemán, salvo lo referente a algunas preguntas en inglés relacionadas con el espionaje. El no comprender el idioma minimizó la posibilidad de alguna defensa.

El tribunal liderado por el general germano Moritz Von Bissing, gobernador de Bélgica durante la invasión alemana, fue el encargado de la orden de detención de Edith Cavell y de asegurarse de que está fuese condenada a muerte, ya que en su opinión, la enfermera tenía conciencia sobre la trama de espionaje y ayuda a las tropas enemigas (8).

FOTO 9 General Von Bissing. Uno de los principales autores de sentenciar a muerte a Cavell. Cartel British Empire Union

La enfermera permaneció en calma durante todo el juicio, mientras que los demás acusados debido a la presión sufrida se derrumbaron anímicamente. Ella no se defendió ante tales acusaciones, únicamente exclamó que se sentía en la obligación de ayudar a las personas que lo necesitaban (8).

Para entender mejor la situación, la intención de Edith era la de socorrer a los soldados británicos para que regresaran, a salvo, al Reino Unido, sin embargo, algunos de ellos al haber estado en contacto directo con las instalaciones enemigas y tener una fuente de información privilegiada sobre la situación del ejército alemán durante la ocupación, retornaban al frente para informar a sus superiores con la intención de favorecer el curso de la batalla en beneficio propio.

De las 35 personas enjuiciadas por el caso, cinco de ellas, incluyendo a Cavell, fueron sentenciadas a muerte ante un pelotón de fusilamiento por traición.

FOTO 10 Dibujo sobre el asesinato y el juicio realizado a Edith Cavell. Celda donde permaneció Edith Cavell hasta su ejecución.

La noticia se expandió tanto en los países neutrales como en los implicados en el conflicto, provocando la reacción de la Embajada española, representada por don Rodrigo Saavedra y Vinent (II marqués de Villalobar) y la de la embajada estadounidense a cargo de don Brand Whitlock, personas que se habían hecho eco de las heroicas hazañas y del buen hacer de Cavell ante una situación tan complicada, motivo por el que ambos se presentaron ante el alto comandante germano Von Bissing para tratar de que se le conmutase la pena de muerte, llegando el embajador estadounidense a advertirle de que la imagen de Alemania se vería más comprometida de lo que ya lo estaba y de que este hecho sería visto como una injusticia ante los ojos de todo el mundo. A pesar de las protestas, los alemanes decidieron continuar con la ejecución (9)

Durante las dos semanas previas a su ejecución, Edith fue encerrada sola en una celda, donde escasearon las visitas.

La noche previa a su ejecución, recibió la visita del reverendo anglicano Stirlin Grahan, el cual recogió uno de sus últimos testimonios: “i realise that Patriotism is not enough, I must have no hatred or bitterness to anyone”. “Me doy cuenta de que el patriotismo no es suficiente, no debo guardar odio o resentimiento a nadie” (7).

También tuvo unas letras para sus compañeras de profesión: “I have told you that devotion will give you real happiness, and the thought that you have done, before God and yourselves, your whole duty and with a good heart will be your greatest support in the hard moments of life and in the face of death”. Os he dicho que la devoción os dará la verdadera felicidad, y el pensamiento de que lo que habéis hecho, ante Dios y vosotras mismas, vuestra tarea al completo y con buen corazón; será vuestro gran apoyo en los momentos duros de la vida y de cara a la muerte” (10).

FOTO 11 Dibujo sobre el fusilamiento de Edith Cavell en la calle Budeghem en Bruselas. Fuente: http://www.bbc.com

El 12 de octubre de 1915, a las siete de la mañana (11), Edith Cavell, a la edad de 49 años, así como el resto de presos sentenciados a muerte fueron ejecutados ante un pelotón de fusilamiento.

Después de su ejecución, el destino de Edith Cavell fue ampliamente publicado en la prensa de múltiples países, especialmente en la prensa británica y estadounidense, la cual mostraba, más aún, las evidencias e injusticias de la brutalidad germana.

A Cavell se la retrato como una figura heroica e inocente que se mantuvo firme en sus convicciones cristianas y en su voluntad de morir por su país.

Fue un intento de propaganda para tratar de captar más jóvenes para la causa y en Estados Unidos fue un punto de inflexión en la opinión de los norteamericanos para posteriormente entrar en la guerra en 1917, junto al bando aliado.

FOTO 12 Asesinato y monumento de Edith Cavell. Inscripción del monumento en memoria de Edith Cavell en Norwich, donde se puede apreciar las palabras que dirigió al reverendo Grahan en su última noche en la prisión de St.Gilles. Fuente: http://www.bbc.co.uk

Incluso, hasta, Sir Arthur Conan Doyle, médico y escritor británico, autor del famoso detective Sherlock Holmes, se hizo eco de este hecho manifestando: “Everybody must feel disgusted at the barbarous actions of the German soldiery in murdering this great and glorious specimen of womanhood”.

Todo el mundo debe sentirse disgustado ante estas acciones tan barbáricas de la infantería alemana al asesinar a tan grande y gloriosa mujer” (8).

En pocos días, la heroica enfermera se convirtió en una mártir a lo largo y ancho del mundo y los alemanes fueron universalmente descritos como “unos monstruos asesinos.” Como resultado de su ejecución, la moral de los aliados fue fortalecida y el reclutamiento se dobló durante las ocho semanas después del anuncio de su muerte.

Al finalizar la guerra en 1919, sus restos se enterraron en la abadía de Westminster en Londres para recibir un funeral de estado. Años más tarde, fueron trasladados a la catedral de Norwich, capital del condado de donde procedía Edith Cavell, para finalmente descansar en paz.

FOTO 13 Ejemplar del periódico Le Plus Grand  en homenaje a Edith Cavell, en el que se resalta barbarie cometida por el ejército alemán

La memoria de Edith Cavell ha sido guardada viva desde aquel oscuro día de 1915. Numerosos libros han sido escritos sobre ella. Fueron erigidas estatuas de Cavell cerca de Galería Nacional de Retratos de Londres y en un concurrido cruce de carreteras en Tombland, en Norwich. Sybil Thorndike encarnó su papel en la película Dawn en 1930 y Anna Neagle interpretó ese mismo papel en La Enfermera Edith Cavell en 1939. Joan Plowright lo hizo en el escenario en otra exitosa obra de teatro en los años 50.

La tumba de esta testaruda, y valiente enfermera descansa junto a los antiguos muros de la Catedral de Norwich. Cada Octubre, el sábado más cercano al aniversario de su muerte, las mujeres miembros de la Real Legión Británica coloca guirnaldas al lado de una simple piedra cruzada.

En memoria de su figura se erigieron diversos monumentos en el mundo, sobre todo en Bruselas, Londres y Norwich.

FOTO 14 Visita de los Reyes de Inglaterra a la tumba de Edith Cavell en la abadía de Westminster. Fuente: https://www.worldwar1postcards.com

En su pueblo natal de Swardeston, en el corazón de su persistente Norfolk, hay un constante chorro de visitantes a la iglesia medieval. “Es tal el interés en Edith Cavell que teníamos que hacer algo por ella, para que permanezca en nuestro recuerdo” comentó el párroco, el Reverendo Philip McFadyen.

Amplias fotografías, folletos, tarjetas postales y recuerdos de Edith Cavell, tazones y peines, están a la venta en las blanqueadas naves de la iglesia. El libro de visitantes contiene nombres de gente de América, Canadá, Sudáfrica y Alemania. Hay una pequeña probabilidad de que el mundo olvide la pequeña mujer de ojos grises cuyo fanático sentido del deber le condujo ante un pelotón de fusilamiento hace 94 años.

Sus últimas palabras antes de su fusilamiento fueron, Padre Gahan dígales a mis seres queridos, “que mi alma parte y me alegro de morir por mi país”.

La enfermera Edith Cavell fue enterrada al lado de la prisión que le tuvo detenida St. Gilles. Después de terminada la guerra, su cuerpo fue llevado a Inglaterra y su funeral se celebró en la Abadía de Wetsminter, posteriormente se trasladó su cuerpo a Norwich.

FOTO 15 Homenaje en el centenario de la muerte de Edith Cavell, Plaza de Trafalgar, 2015. Tumba definitiva de Edith Cavell en Norwich.

En Resumen: Edith Cavell, enfermera británica fue condenada a muerte en un juicio sumarísimo por un tribunal militar alemán, por haber cobijado y salvado de una muerte segura en su hospital a más de doscientos soldados belgas, franceses e ingleses, prisioneros evadidos y pilotos abatidos, y haberles ayudado a huir de la Bélgica ocupada por los alemanes en la Primera Guerra Mundial, y reintegrarse a sus puestos de combate. (12)

Gracias Edith por tu humanidad y sentido del deber de Cuidar

Fotografías
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Foto 13 Ejemplar del periódico Le Plus Grand  en homenaje a Edith Cavell, en el que se resalta barbarie cometida por el ejército alemán. Fuente:

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Referencias bibliográficas
1.- Gonzalez, A.: Primera Guerra Mundial
2.- La Primera Guerra Mundial en cifras. (cited 29 de junio de 2014). http://www.ellitoral.com.ar/es/articulo/316288/La-Primera-Guerra-Mundial-en-cifras
3.- García Martínez, A.; García Martínez, M.: La enfermería en la I Guerra Mundial http://diarioenfermero.es/
4.- Valeros, S.: La enfermera ejecutada, Edith Cavell (1865 - 1915)
5.- Pettinger T. Edith Cavell biography
6.- Nursing and the war. BBC Schools
7.- Souhami D., Burton S. Edith Cavell, By Diana Souhami
8.- Sing, A: New evidence that executed wartime nurse Edith Cavell’s network was spyng. Telegraph.co.uk.2017.
9.- WWI B. British nurse executed in WWI - Oct 12, 1915 - HISTORY.com
10.- Nurse Edith Cavell. 100 years commemoration 1915-2015
11.- Rigby N. Nurse Edith Cavell and the British World War One Propaganda campaign-BBC News

12.- El Sentido del deber “Edith Cavell Louisa”. Publicado el día 16 de mayo de 2009

Manuel Solórzano Sánchez
Graduado en Enfermería. Servicio de Traumatología. Hospital Universitario Donostia de San Sebastián. OSI- Donostialdea. Osakidetza- Servicio Vasco de Salud
Insignia de Oro de la Sociedad Española de Enfermería Oftalmológica 2010. SEEOF
Miembro de Enfermería Avanza
Miembro de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos
Miembro de la Red Iberoamericana de Historia de la Enfermería
Miembro de la Red Cubana de Historia de la Enfermería
Miembro Consultivo de la Asociación Histórico Filosófica del Cuidado y la Enfermería en México AHFICEN, A.C.
Miembro no numerario de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País. (RSBAP)